La portugaluja Belén Naranjo, elegida mejor peluquera de España
La estilista «rockera y punk», que trabaja en el salón Jose Urrutia, de Santutxu, rehúye las modas y asegura que «se lleva todo lo que una quiera»
La portugaluja Belén Naranjo ha vivido este martes por la mañana una dulce resaca tras imponerse anoche en la final de los 'Fígaro', los 'Oscar' de la peluquería española. La estilista, con más de 20 años de experiencia profesional y cuatro trabajando en el salón de Jose Urrutia de Santutxu, presentó al concurso la «mejor colección femenina comercial», lo que le convierte en la estilista más importante de nuestro país. De vuelta a Bilbao, que ha hecho en coche, ha ido compartiendo sensaciones con nuestro periódico.
Habló, por ejemplo, de los cuatro cortes «con distintos colores» que presentó al jurado. Modelos bastante «estructurados y ponibles». Como los definió la propia Naranjo, «imaginativos y muy poco habituales, pero totalmente trasladables a la calle». Algo en ocasiones difícil de encajar, pero asumible para esta peluquera, un verso libre que muestra su lado más pragmático y funcional sin renunciar en absoluto a su espíritu creativo.
Es lo que tiene el negocio y una aspiración que nunca ha abandonado esta profesional de 37 años con «gran sensibilidad con todo lo que nos rodea». En un mundo donde los champúes y las lacas están a la orden del día, Naranjo muestra cada momento su lado más «comprometido» con la ecología. Practica y defiende un estilo «transgresor» con el que busca que sus clientas se proyecten al «exterior» y transmitan «su verdadera personalidad», porque la imagen, se sincera, es «nuestra tarjeta de presentación».
Naranjo nunca engaña. Del mismo modo que «ni por asomo esperaba el triunfo», se siente «bastante rockera y punk», aire que trata de imbuir a sus clientas. Siempre que surja entre ellas la necesaria complicidad. Ofrece «cambios de estilo» a las mujeres que peina cuando cree que necesitan «estímulos y ánimos». La pupila de Jose Urrutia trabaja sin diván, pero con unas tijeras con las que pincela unos cortes que van fluyendo con naturalidad, casi sin querer, para gusto de unas mujeres con las que acaba estableciendo en la mayoría de ocasiones grandes fidelidades. «Estoy siempre pendiente de sus necesidades», confiesa esta estilista que se desvincula en todo momento de vocablos como moda y tendencias. «En el concurso presenté una colección muy personal, con pocas inspiraciones del exterior. Bastante única», juzga.
«Se lleva todo lo que una quiera»
¿Qué se lleva? «Se lleva todo lo que quiera la gente. Yo defiendo todo siempre que coincida con el estilo personal de cada usuaria», esgrime Naranjo, que se considera una mujer «femenina total y feminista». Con el galardón en las manos, al que ya aspiró en 2019, a Belén se le pone «la piel de gallina», pero también es consciente de que el premio le exigirá a partir de ahora «una mayor responsabilidad». La responsabilidad, sobre todo, de seguir, porque «ya no puedo parar».
Si el aspecto es una de las cosas «más importantes» en las vidas de «tantísimas personas, porque vivimos en la sociedad de la imagen», Naranjo mantiene un diálogo con sus clientes antes de ponerlas la mano encima y empezar a trabajar con las tijeras: «Sé cómo me vienen a la peluquería. Me intereso acerca del momento en que están y si quieren cambiar o no. Siempre llegamos a un punto en común», reflexiona. «Yo, en realidad, las ayudo a expresarse libremente y a que entiendan y compartan mi forma de actuación».
