200.000 geles hidroalcohólicos en dos semanas: los planes de una marca de cosmética vasca para ayudar a Sanidad

La empresa alavesa Lascaray S.A. pondrá toda su producción al servicio del Ministerio de Sanidad mientras dure la crisis y, además, donará 7.000 unidades de producto a Osakidetza

Martes, 24 de marzo 2020

Con la llegada del mes de enero, muchos rescataron «los felices años 20» como una expresión para bautizar la década que acabábamos de inaugurar. Hace un siglo, se utilizó para hacer referencia al periodo de locura que trajo consigo el fin de la guerra: una vorágine de fiestas, 'flappers', jazz y charlestón que surgió tras una oscura etapa de miedo y reclusión. Cien años más tarde, y lejos de lo esperado, vivimos la realidad opuesta. Ahora ya no hay fiestas, ni 'flappers', ni jazz, ni charlestón, y somos nosotros los confinados en casa para hacernos fuertes frente a un enemigo común, invisible y silencioso.

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Vitoria ha sido uno de los primeros focos asolados por el coronavirus en España. En cuestión de siete días, la capital alavesa ha cambiado el bullicio de la gente por el eco de una ciudad vacía como la que describía Madeleine Thien en uno de sus libros. Ya no hay movimiento en las calles, ahora ese vaivén se concentra en unos hospitales, por desgracia, desbordados. Por eso, Lascaray S.A., una de las empresas más emblemáticas de la provincia, ha querido aportar su granito de arena para ayudar a un sistema sanitario colapsado y con escasez de materiales básicos con los que realizar su trabajo.

«Ante esta situación de crisis inédita en la historia contemporánea queremos ser partícipes y apoyar en la medida que podamos para solventar esta situación lo antes posible», nos cuenta Félix Lascaray, CEO de la firma. Este joven vitoriano representa la sexta generación de la empresa familiar que ahora ha decidido donar 7.000 unidades de gel hidroalcohólico al personal de Osakidetza. Además, han puesto a disposición del Ministerio de Sanidad del Gobierno de España el total de su capacidad productiva para desarrollar todos los geles hidroalcohólicos que se demanden mientras dure la crisis. «Está previsto que podamos enviar más de 200.000 unidades en las próximas dos semanas», asegura.

Este producto, que durante años ha pasado prácticamente inadvertido entre la población, se ha convertido de la noche a la mañana en un preciado tesoro difícil de conseguir. «Al principio pensábamos que era algo puntual, hasta que vimos que se había convertido en un bien esencial para todos. Tuvimos una rotura total de stock». Lascaray S.A. lleva más de 10 años desarrollando gel hidroalcohólico dentro del catálogo de LEA, su marca de productos de afeitado que, paradojas de la vida, lanzaron en aquellos 'locos años 20' y pronto se convirtieron en el referente español de la cosmética masculina de este último siglo. «No es el producto 'core' de la firma, pero creemos que, a partir de ahora, va a ser un artículo importante dentro de nuestro porfolio», reconoce.

A principios de febrero, cuando el virus campaba a sus anchas en China y lo mirábamos desde España con escepticismo, esta empresa alavesa comenzó a recibir cientos de pedidos procedentes de todas las partes del mundo. «En 10 días conseguimos vender todo lo que se vendió en 2019», apunta Félix Lascaray. Para conseguir hacer frente a esta nueva demanda, la empresa ha tenido que reestructurar toda su capacidad productiva, pero asumen este reto con el fin de aliviar las necesidades de aquellos que ahora lo requieren más que nadie. «Todos debemos ayudar. En nuestro caso, teniendo unas instalaciones preparadas para poder fabricar este tipo de productos en un mayor volumen. Es un honor y una responsabilidad poder hacerlo», resuelve.

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Y es que no hablamos de una empresa cualquiera. Hablamos de una de las industrias más longevas del país y de la más antigua de la provincia de Álava. 1823 fue el inicio de esta fructífera andadura que cuenta con dos siglos de historia a sus espaldas, en los que se han ganado la fidelidad de los mayores y la simpatía de los jóvenes dentro de un mercado cada vez más competitivo. Dos siglos que comenzaron también en unos años dorados y en los que han sabido sobreponerse a guerras y catástrofes, adaptándose a unos cambios marcados por la historia. Ahora, afrontan esta nueva crisis con entereza y con la esperanza de volver lo antes posible a la normalidad de nuestros felices años 20.

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