El vizcaíno paga una media de 320 euros más de lo que querría por alquilar un piso
La brecha entre los precios que piden dueños y arrendatarios se ha incrementado un 26,5% el año pasado a pesar de la crisis económica desatada por la pandemia
Tanto en la compra como en el alquiler de una vivienda el regateo está a la orden del día. El dueño suele pedir un poco de más para no perder con las rebajas que ya tiene previstas y el comprador o inquilino intenta tirar los precios cuanto más abajo mejor para que, en sus concesiones finales, las cuentas les salgan lo más económicas posibles. Un informe elaborado por pisos.com revela que en este tira y afloja entre lo que pide uno y lo que realmente le gustaría pagar al otro la diferencia es nada menos que de 319 euros de media en Bizkaia. Una cifra que, a pesar de la crisis económica desatada por la pandemia, se ha incrementado un 26,5% durante 2020. Esta cuantía es importante porque supone un esfuerzo extra anual para el inquilino de 3.828 euros anuales, 804 euros más que en 2019. El crecimiento de esta brecha, según el portal inmobiliario, responde a los todavía altos precios del alquiler, «a pesar que el inquilino se conforma con menos metros cuadrados».
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El estudio revela que en el territorio el precio medio que se muestra dispuesto a abonar un inquilino por un piso de 80 metros cuadrados ronda los 650 euros al mes. Las ofertas que se encuentran, sin embargo, se disparan a los 969 euros. En Álava, sin embargo, apenas hay una diferencia de un euros (651 es lo que reclaman los arrendatarios), mientras que en Gipuzkoa la brecha se dispara a los 434 euros, ya que la demanda busca pisos de 750 euros de medias, pero el precio de las ofertas disponibles es de 1.184 euros.
A nivel nacional las cifras son menores que en Bizkaia y el País Vasco, que es la tercera comunidad que presenta la mayor brecha entre oferta y demanda (la media del alquiler está en 1.021 euros y lo que quisiera pagar el inquilino ronda los 750, es decir, 271 menos). En Madrid la diferencia es de 454 euros (1.204) y en Barcelona de 301 (951). Y en el conjunto de España tampoco el coronavirus ha impedido que este desequilibrio siga creciendo. Según pisos.com, se situó en 2020 en 191 euros al mes, 18 más que el año anterior. Esta diferencia supone un esfuerzo extra anual para el inquilino de 2.292 euros anuales, 216 más que en 2019.
Teletrabajo y periferia
Según Ferran Font, director de Estudios de pisos.com, el aumento de esta brecha se justifica en que, aunque la tendencia en el alquiler sea a la baja, en un grado que estará condicionado por la propia evolución de las crisis económica y sanitaria que ha generado el Covid-19, «hay ubicaciones donde la presión sigue siendo intensa porque muchos compradores están retrasando su paso hacia la propiedad debido a la incertidumbre que planea sobre el futuro laboral». El experto añade a esta valoración que «la oferta de alquiler residencial se vio favorecida por el trasvase desde el turístico, al que las restricciones de movilidad obligaron a cambiar de público. Además, el auge del teletrabajo ha ido promoviendo el traslado de la demanda de las grandes capitales a sus periferias o a municipios donde es posible obtener más espacio por menos dinero».
Esta situación está generando que, aunque capitales como Bilbao el precio del alquiler acumule un año de continuado descenso (un 3,29% en el último semestre, 1.175 euros al mes), otras localidades del territorio «bien comunicadas» estén subiendo sus rentas. En cualquier caso, Font recuerda que «el fuerte impacto de la pandemia sobre el empleo ha llevado a muchos inquilinos a pactar una congelación o rebaja en las rentas con sus caseros en el mejor de los casos o a incurrir en impago en el peor».
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La oferta y la demanda se igualan en la compra
En el mercado de la compraventa esta brecha prácticamente desaparece en el País Vasco. Según el informe elaborado por pisos.com, el particular está dispuesto a invertir en una vivienda de 90 metros cuadrados hasta 247.500 euros, y la oferta actualmente se sitúa en una cifra un poco superior, pero prácticamente similar, 248.310 euros. En Bizkaia incluso la demanda, 217.000 euros (por un piso de 80 metros) llega a ser superior al precio de venta, 216.240 euros.
Ferran Font apunta que la bajada de precios forzada por las últimas crisis económicas explican esta circunstancia en Euskadi, ya que el año pasado a nivel nacional los vendedores ofrecían un piso tipo por un precio medio de 137.520 euros, mientras que los compradores contaban con un presupuesto de 97.500 euros. Es decir, una diferencia de 40.020 euros, 640 euros más que en 2019. En ese sentido, argumenta que «la nueva normalidad ha permitido que el mercado inmobiliario retome su dinámica, pero la destrucción del empleo y la cautela de la demanda han impedido que se vuelva a cifras precrisis».
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El director de Estudios de pisos.com señala que «los recortes en el precio de la vivienda se están absorbiendo poco a poco, sobre todo, porque existe un colchón de ayudas gubernamentales importante que se ampliará gracias a los fondos europeos. Este apoyo permitirá mitigar males mayores, por eso la distancia que existe en estos momentos entre los precios de mercado y lo que se está dispuesto a pagar por ser propietario apenas ha variado». En cualquier caso, Font avisa de que «la confianza de la demanda, muy dañada por la pandemia, será la que marque el ritmo».
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