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Rosa, vecina de uno de los edificios afectados por el incendio en Viuda de Epalza, denuncia las vibraciones que produce el lanzamiento de artefactos en la vivienda. Juan Lazkano

La «angustia» de vivir bajo los fuegos artificiales: la ropa recogida, las ventanas cerradas y un dron vigilando

Bilbao estrena nuevas medidas de seguridad para reducir el riesgo del concurso, pero los vecinos lo viven con «angustia»

Miércoles, 23 de agosto 2023, 02:04

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Siempre fue el espectáculo más seguido en fiestas. La música se detiene, la ciudad enmudece y más de 100.000 personas miran al cielo desde ... las riberas de la ría, los puentes y los parques. Los fuegos artificiales forman parte del alma de la Aste Nagusia. El primer certamen pirotécnico se celebró en 1981. Los artefactos se lanzaban desde Bailén y más tarde desde Ripa, hasta que se trasladaron al parque Etxebarria en 1988. El concurso ha arrancado este año con nuevas medidas de seguridad después de que el 27 de agosto del año pasado, un incendio obligara a desalojar el recinto festivo durante horas, así como a los vecinos de los bloques 9 y 10 de la calle Viuda de Epalza, tras la exhibición, a la que los peritos de los vecinos atribuyen el suceso. El Ayuntamiento lo achaca a un cortocircuito según un informe del jefe de Operaciones de los Bomberos. Aún así, el Consistorio ha implantado cambios en esta edición para minimizar riesgos.

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