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Los municipios llevan años impulsando «obras verdes» y aplicando las denominadas soluciones basadas en la naturaleza para afrontar diferentes riesgos climáticos: las olas de calor ... cada vez más frecuentes, los incendios o las inundaciones renaturalizando entornos urbanos y restaurando espacios que perdieron su función ecológica. Se trata, básicamente, de practicar un urbanismo respetuoso con la naturaleza y devolver el espacio robado a los cauces y al litoral. Todas estas actuaciones mejoran la resiliencia de los ecosistemas y, por lo tanto, protegen a la población de las inclemencias del tiempo y de los posibles desastres. Pero ahora, la Ley vasca de Transición Energética y Cambio Climático ordena implantar estos remedios ya utilizados por los arquitectos y paisajistas para favorecer la «adaptación» del territorio. Y una veintena de municipios de Bizkaia -desde Bilbao hasta Sopela, Durango o Ea- ya han aplicado ideas verdes en el espacio público.
90 soluciones
de este tipo han sido identificadas por Ihobe en toda Euskadi en 54 municipios. La sociedad pública, dependiente del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno vasco, ha puesto en marcha un visor interactivo que permite explorar 31 de estas intervenciones para replicarlas.
La introducción de vegetación de forma masiva para renaturalizar ciudades sirve para reducir sus emisiones y mejorar la calidad del aire, entre otras acciones. La creación de parques en suelos industriales, juegos de agua, huertos urbanos en azoteas, jardines verticales, patios verdes o suelos permeables también forman parte de la lista de soluciones naturales que se aplican. Bilbao apostó por los corredores verdes, zonas agradables para pasear, descansar del ruido y tomar oxígeno y que sirven como «refugios climáticos». Así, en la primera fase de la creación del corredor verde de María Díaz de Haro se suprimieron dos de los tres carriles y se plantaron más de 50 árboles, arbustos y césped. Se implantaron sistemas de drenaje que permiten la infiltración de agua al terreno y reducir el riesgo de inundación pluvial, además de suelo que favorece el desarrollo de las raíces evitando daños al mobiliario urbano y el pavimento.
Según las conclusiones de un estudio realizado por el Consistorio, la reforma permitió aumentar la capacidad de absorción de CO2 en un 39% por el incremento de la vegetación. Además, logró un descenso térmico de hasta dos grados durante las mañanas de los días más calurosos. En un 13% de la calle la temperatura bajó más de dos grados.
La presencia de ganado también resulta positiva en los entornos urbanos, porque ayuda a mantener los jardines de forma económica emitiendo menos C02 y porque resultan agradables a los vecinos. El Ayuntamiento de Sestao y la sociedad pública Sestao Berri pusieron en marcha un proyecto pionero de pastoreo regenerativo: rehabilitaron una parcela degradada de 14.600 metros cuadrados de superficie sobre una antigua solera de hormigón junto al Alto Horno. Aplicaron compost proveniente de la fracción orgánica de Artigas y la sembraron con plantas y flores. Después, se trasladó a esta zona a un rebaño de 11 ovejas durante 14 días para fertilizarla con sus excrementos y orines. Las ovejas demostraron ser efectivas contra las especies invasoras. Además, se comprobó que «mantener un jardín es mucho más barato con ovejas que con maquinaria».
En Ea, se creó un aparcamiento reversible de más de 5.000 metros cuadrados en los terrenos de la antigua fábrica de Urtubiaga con pavimentos permeables, zanjas drenantes y un sistema de fitodepuración. La creación de patios verdes en las tradicionales explanadas de asfalto de los colegios también puede contribuir a mejorar la calidad de vida de los vecinos. En Orduña se ejecutó una actuación muy completa que hizo también del patio un espacio público para el disfrute en horas no lectivas. Contaba con más de 3.000 metros cuadrados, pero solo el 25% era zona verde y apenas tenía sombra. Ahora la mitad es natural: se plantaron 150 árboles, 350 plantas de especies aromáticas... Por otro lado, se instaló un depósito para aprovechar el agua de lluvia para el riesgo y una pequeña charca de 15 metros cuadrados. En Bermeo, se creó un parque de 1,4 hectáreas en los acantilados de Tonpoi, una zona degradada y sin acceso público ocupada por huertos y chabolas e incluso con pequeños vertederos de residuos y muy vulnerable a deslizamientos por el efecto combinado de fuertes precipitaciones y oleaje.
La recuperación de costas, playas y humedales, «además de contribuir a absorber y almacenar CO2, hacen estos ecosistemas más resilientes ante los embates costeros», destaca Ihobe. Por eso, el Ministerio de Transición Ecológica eliminó las últimas construcciones que seguían en pie en la playa de La Arena desde los años 80 para restaurar la playa a su estado original, después de que hace más de una década se eliminaran los bares y restaurantes situados en primera línea. El Ministerio invirtió 10 millones hace ya 16 años para ampliar la playa de Gorliz, que carecía de arena en pleamar porque la carretera y varios establecimientos de hostelería cercenaban el ecosistema.
El área de playa y dunas se amplió en 62.000 metros cuadrados, dando cancha a especies amenazadas de flora, como la orquídea Epipactis, y de hongos, como el boleto pulverulento. Además, varios municipios, como Bakio, o la propia Diputación de Bizkaia manejan proyectos de reforestación con especies autóctonas, que actúan como sumideros de carbono y reducen el riesgo de erosión y deslizamientos.
La Agencia Vasca del Agua (URA) emplea siempre soluciones basadas en la naturaleza en las actuaciones que realiza en los cauces. Ensancha riberas, aumenta la profundidad de los lechos y elimina pequeñas presas y puentes que sirven de «tapón» al río. Trata siempre de devolverle el espacio que el hormigón le quitó. La obra que realizan en Zalla ya protegió la localidad de la última riada en diciembre. En Bakio se emplearán también soluciones naturales para reducir la afección del río Estepona. Se invertirán 3 millones en su mejora y en la creación de una marisma y un bosque inundable. Se erradicará la flora exótica e invasora y se crearán elevaciones con vegetación de ribera que aportarán sombras naturales.
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