Vecinos colonizan las nuevas calles de Zorrozaurre pese a seguir cerradas
El plan era abrir el puente de San Ignacio y los viales antes del día 5, pero su estreno se ha pospuesto pese a que las obras llevan semanas acabadas
En un mundo tan virtual y rutinario como este es normal que la gente sucumba fácil al impulso de explorar entornos reales y originales en ... cuanto los tiene al alcance de la mano. A veces, y este es el caso, lo hace de un modo algo precipitado. No está del todo bien eso de entrar en la punta norte de Zorrozaurre, de estrenar sus calles flamantes antes de que se abran al público. Pero es lo que están haciendo deportistas y caminantes, curiosos y vecinos.
En su descargo hay que decir que el gerente de la comisión gestora de este macrodesarrollo urbanístico, Juan Carlos Sinde, avanzó hace un par de semanas que era inminente la apertura del puente de San Ignacio y de todos los viales de la zona. Y que, en todo caso, ese momento, esa especie de levantamiento del telón, llegaría antes del 5 de enero. Pues esa fecha cursó ayer. Pero no ha habido apertura.
Resulta extraño porque ya antes del día de Navidad la comisión gestora daba por concluida la obra y únicamente estaba pendiente de que las administraciones, el Ayuntamiento y el Gobierno vasco, fijasen la fecha del acto institucional de inauguración. Se preveía que ocurriría de un modo inminente. Pero los días fueron discurriendo, y nada.
A estas alturas nadie avanza fecha para la entrada en servicio de algo que ya está hecho. Desde la comisión gestora apuntan que aún no han tenido noticias de las instituciones sobre el momento elegido para la inauguración. Preguntado el Ayuntamiento, fuentes municipales se remiten a lo que diga la Junta de Concertación, de la que el propio Ayuntamiento forma parte. Y preguntado el Gobierno vasco, alega que, aunque la urbanización en la zona está terminada, aún quedan algunos «retoques» pendientes de los que se encarga el Ayuntamiento, pero sin aclarar qué retoques son esos.
En estas andan las administraciones mientras los administrados van a su aire. Fuentes de empresas que trabajan en las distintas promociones que se están llevando a cabo en parcelas del lugar señalan que desde hace ya días está entrando en la zona «un montón de gente». Hasta el punto de que lo ven incluso con serena naturalidad.
Pero no está entre esa gente Carlos Garrido, del grupo de senderismo Ibilbideak, de Astrabudua. Ayer por la mañana, esperando encontrarse abierto el puente de San Ignacio, se había acercado para explorar las nuevas calles de la punta norte. «He venido para ver cómo ha quedado la isla. Diseñamos rutas y quizás por aquí podría venir alguna». Pero una valla, la valla de siempre, cortaba el paso. «Yo hasta que no lo abran, no me meto».
Quienes trabajan en la zona llevan días viendo «un montón de gente» por los nuevos viales
Al otro lado, cruzando el puente por la zona restringida en dirección a San Ignacio, avanzaba un joven con un carrito. Cuando llegó a la valla, muy liviana, la desplazó ligeramente y la atravesó. Detrás caminaba José Antonio Egiguren, vecino de Deusto, jubilado. «Sí, me he dado un paseo por las nuevas calles. Muy bien, muy tranquilas, sin coches».
- ¿Sabe que la zona aún está cerrada?
- Entré por el otro extremo, por Ribera de Deusto, en la isla, y allí está abierto. Luego, al llegar aquí, vi que ese chico del carrito venía en esta dirección y le seguí.
Efectivamente, el otro acceso, junto a los edificios Lancor y Consonni, estaba parcialmente expedito, dando continuidad al paseo que llega por la margen derecha de la ría a lo largo de Zorrozaurre. Así que no era difícil que caminantes y corredores sin ningún ánimo infractor entrasen en este nuevo pedazo de Bilbao.
Es lógico que haya interés por conocer una zona que se ha ido desarrollando durante años y que ahora presenta un aspecto que nada tiene que ver con el recuerdo que la mayoría de los bilbaínos guarda en la memoria. Son más de 1.500 metros de calles flamantes, con sus aceras, árboles y bancos por estrenar.
Pero no se trata de un lugar por donde únicamente pasear. La apertura al tráfico del puente de San Ignacio y de las calles dará su segundo acceso a la isla y posibilitará que buena parte de los camiones dejen de transitar por el de Frank Gehry y de molestar a los vecinos por la zona habitada. Todo está listo ya para que eso sea posible.
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