El transporte vizcaíno pierde a 4 de cada 10 viajeros por miedo al covid y las restricciones
Los operadores públicos dejaron de ingresar cerca de 50 millones de euros en 2020 por el desplome de usuarios
El transporte público de Bizkaia cerró en 2020 su año más negro. La crisis del coronavirus ha hecho retroceder la movilidad a niveles de hace ... tres décadas. Lo nunca visto. El año pasado, los habitantes del territorio realizaron 109,16 millones de desplazamientos en metro, tren, autobuses urbanos e interurbanos, tranvía, funicular, Puente Colgante y algunos ascensores, lo que supone un descenso del 38,17% con respecto a 2019. Es decir, los medios colectivos públicos han perdido a 4 de cada 10 usuarios, según el borrador del balance oficial del Consorcio de Transportes de Bizkaia (CTB) al que ha tenido acceso EL CORREO.
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Este retroceso en el número de viajeros se ha dejado sentir con especial preocupación en la cuenta de resultados de los diferentes operadores. La recaudación vía venta de billetes se ha desplomado. El CTB trabaja aún en la liquidación del ejercicio, pero fuentes de esta institución admiten que el agujero generado en las empresas públicas del sector por el virus, entre marzo y diciembre, ronda los 50 millones de euros. Y esta cifra no tiene en cuenta el aumento del gasto realizado para mantener a raya el Covid-19 (limpieza, reorganización del espacio, mamparas...). Porque hay que recordar que, pese a la caída de los pasajeros, los ferrocarriles y los autobuses no han modificado apenas su oferta, con el objetivo fundamental de intentar que los clientes encuentren las mejores condiciones de seguridad posibles.
Este déficit del transporte vizcaíno será cubierto, vía aportaciones extraordinarias directas, por las diferentes administraciones implicadas: desde las locales, para aquellos autobuses urbanos (Bilbao, Etxebarri o Barakaldo); hasta las estatales para Renfe y Feve; pasando por la Diputación y el Gobierno vasco para Bizkaibus y el metro, que lideró el retroceso en la taquilla con 23 millones menos.
EN SU CONTEXTO
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-88% Fue el porcentaje de viajeros mensual que perdió el transporte público de Bizkaia en su momento más crítico, en abril. Se registraron sólo 1,6 millones de desplazamientos frente a los 14 millones del mismo mes del año anterior.
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86 millones es la cantidad de dinero que ingresaron los operadores por la venta de billetes (cifra aún provisional) frente a los 139 de 2019.
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El billete de los turistas El tipo de billete de transporte que sufrió un mayor descenso en 2020 fue el ocasional, un título que se suele asociar al turismo. Cayó un 55%, pese a que comenzó el año, cuando aún no había llegado el virus, anotándose subidas de casi el 14% en su uso (febrero).
Pero, ¿por qué los vizcaínos han dado la espalda a los medios colectivos? Sin duda, la pandemia es la gran responsable. Las restricciones de movilidad han supuesto un mazazo, pero también lo ha sido el bajo perfil que la nueva normalidad impone al ocio, el comercio o las actividades culturales. La mayor parte de los vizcaínos ya no se mueve de su entorno más cercano. Por imperativo legal, por precaución o porque el estado de ánimo general no invita a ello. Además, el teletrabajo y la educación a distancia han ganado terreno. A esto hay que sumar el miedo al contagio, sobre todo en horas punta. Las autoridades insisten en que es seguro viajar en metro, por ejemplo. Se hace un esfuerzo muy notable en poner el mayor número posible de trenes en circulación, se ha dotado de geles a las estaciones, ventilación, limpieza... Pero en los datos se observa una tendencia clara por grupos de edad. El Gizatrans, la tarjeta que usan los mayores, es el título de transporte que ha sufrido un impacto más negativo. El descenso en el número de usuarios aquí ha sido del 45%. En el extremo contrario están los jóvenes, que posiblemente haya sido el colectivo al que el virus le haya cambiado su movilidad en menor medida. El abono Gazte Bio ha caído un 32%, mientras que el Gazte 70 lo ha hecho un 36%. También se ha percibido un trasvase hacia el coche privado por considerarlo un medio de menor riesgo. Los expertos calculan que la deserción en este ámbito ha sido de un 10%.
Por operadores, el tranvía ha sido el que peor ha encajado el golpe. En 2020 se dejó más de la mitad de su clientela (-50,87%) pasando de 3,05 millones a 1,5. El suburbano, el rey de la movilidad en Bizkaia (concentra la mitad de los movimientos), registró una bajada ligeramente superior a la media (-38,8%), mientras que Bilbobus aguantó el chaparrón de forma menos dramática (-35.9%) que Bizkaibus (-39,25%). Renfe, por su parte, perdió un 37,93%.
El funicular resiste
Como dato curioso, el funicular de La Reineta, que une Trapagaran con La Arboleda, registró el resultado que se puede considerar como menos malo. Bajó un 23% pero es que hubo meses de la pandemia donde subió (junio, julio y noviembre), coincidiendo con el auge de los vizcaínos por el turismo local y el monte.
Fuentes del CTB, por su parte, subrayaron la labor realizada por los operadores para intentar minimizar el riesgo de contagio. «Creemos que se percibe que viajar es seguro y que los datos negativos tienen que ver con la situación general de la movilidad». Las mismas fuentes destacaron que, en otras ciudades, el desplome ha sido mucho mayor. En Barcelona, por ejemplo, los transportes se han dejado casi la mitad de sus clientes. «Hemos resistido mejor».
Bilbobus prueba el pago del billete con tarjeta de crédito y por el móvil
El Ayuntamiento de Bilbao ha decidido poner en marcha en el servicio municipal de autobuses una prueba piloto, durante seis meses, de un nuevo sistema de pago. En concreto, la línea 56 de Bilbobus, entre La Peña y Gran Vía, permitirá el pago sin contacto del billete a través de las tarjetas de crédito, bien físicamente o a través de los móviles de los usuarios. Siete vehículos dispondrán de una máquina validadora adicional para facilitar el desembolso de billetes ocasionales con sólo acercar una tarjeta bancaria física o la virtual insertada en las plataformas de pago para smartphones Google Pay y Apple Pay. Se pretende reducir así paulatinamente el pago en metálico de los usuarios que en no dispongan de un bono de transporte o se hayan quedado sin saldo en su Barik.
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