«Disparaba a todo...a los cristales, a los muebles, a las vitrinas, a las televisiones. Ha sido horrible»

Varias de ellas fueron testigo directo del recorrido que hizo el arrestado por el interior del edificio hasta ser reducido por las fuerzas de seguridad. «Cerramos la puerta del aula y nos tumbamos en el suelo. Yo llevo 30 años trabajando aquí y nunca había vivido nada igual, ni de lejos. Menudo miedo», comentaba Ana. Otra de las empleadas, Engi, contaba cómo el estudiante «iba disparando a los cristales, a los muebles, televisiones, a las vitrinas de los pasillos, que quedaron destrozadas, a una furgoneta con el logotipo de la UPV/EHU... pero no a la gente». Algunos de los presentes coincidieron en que el sujeto se topó con trabajadores y estudiantes y les pidió que se alejaran, que no quería hacer daño a ninguna persona y que su intención era «atacar a la Universidad».

Los alumnos que se agolpaban tras el tiroteo frente a la puerta de la facultad, rodeada por un fuerte dispositivo de la Ertzain­tza (helicóptero incluido), relataban los momentos de pánico que habían vivido en el campus. Ander Galarza cursa 2º de Matemáticas. El tiroteo se produjo mientras estaba en clase de Álgebra. «Al principio me han parecido disparos pero he pensado que no podía ser. He creído que era algún golpe extraño. No me he alarmado hasta que ha sonado la sirena contraincendios. Entonces sí me ha parecido que algo grave estaba pasando», recordaba. «Luego ya he visto con el móvil que había fotografías de las cristaleras y de la puerta reventadas y me ha venido a la cabeza la serie 'El juego del calamar'. Ha sido de no creer», decía, impresionado.

Garbiñe Gómez tampoco estaba muy lejos del lugar de los disparos. «Nos hemos refugiado en clase y hemos tratado de no ponernos nerviosos, pero hay quien ha pensado incluso en saltar por la ventana para escapar». A unos 200 metros de los cristales reventados de la facultad se hallaba Maider. Hablaba con su padre por teléfono, casi entre sollozos. «Estoy muy nerviosa, ven a buscarme, por favor», le pedía. «No tengo palabras. Yo creo que no he pasado tanto miedo en mi vida», decía después de colgar. «No puedo contarte más».

«Estábamos en clase y hemos oído los disparos. Han comenzado a sonar las alarmas y se han bloqueado las puertas», comentaba un grupo de alumnos de máster del centro. En algunas clases de Medicina, los profesores pidieron a los estudiantes que se escondieran bajo las mesas.

Alumnos de la facultad de Ciencias Sociales, situada frente a Ciencia y Tecnología, escucharon el tiroteo desde sus aulas. «Parecían petardos, al salir hemos visto que la gente corría asustada», relataban Borja Montero, Xabi Yoldi y Telmo Sanz, estudiantes de Periodismo.

Leire y Nerea, también alumnas de la facultad de Ciencias Sociales, relataban que sus amigas estaban en la parada del autobús, situada junto a la puerta de la facultad atacada, cuando el joven comenzó a disparar a los cristales de la entrada. «El conductor les ha gritado que entraran, que no pasaran la Barik para poder alejarse cuanto antes del lugar».