Dos 'sin techo' acumulan cada uno nueve incumplimientos del estado de alarma en Bilbao

La mayoría de los ciudadanos tomó pronto conciencia de la gravedad de la situación y, a medida que transcurrían los días, fue disminuyendo la presencia humana en las calles. Pero una minoría ha persistido en conductas insolidarias, saltándose el aislamiento social y poniendo en peligro la salud de todos.

En este período, los patrulleros han escuchado infinitas excusas. Desde el hombre que caminaba dos kilómetros porque le gustaba el pan de un obrador determinado, hasta el que cogía el coche para comprar yogures de soja porque en su barrio no había o quienes se desplazaban desde sus municipios hasta Bilbao a por carne halal. Superado el tiempo en que todo el mundo debía estar enterado de que salir de casa innecesariamente era motivo punible, comenzaron a imponerse las multas.

Siete hombres de entre 20 y 48 años lideran el listado de incumplidores en la capital vizcaína. Todos ellos cuentan con antecedentes policiales, lo que indica que no sólo se saltan las restricciones de la emergencia sanitaria, sino también el Código Penal. Los dos más significados son jóvenes 'sin techo' de entre los que fueron expulsados de los polideportivos municipales de Bilbao en los que estaban acogidos por comportamientos agresivos y antisociales. Cada uno de ellos -T.A. y D.D., ambos de origen magrebí- han sido sancionados en nueve ocasiones, la mayoría tras ser interceptados en el barrio de San Francisco. No tienen domicilio en el que confinarse y tampoco dinero para pagar las multas, por lo que la medida coercitiva resulta poco efectiva.

La Ertzaintza advirtió de que la presencia de estos jóvenes en las calles suponía un problema de orden público, y los jueces y fiscales sostienen que la solución no reside en ordenar su ingreso en prisión, sino que deberían estar internados en centros de acogida. El hecho es que siguen descontrolados, con gran riesgo de acabar infectados por el coronavirus y transmitirlo a otras personas. Según ha podido saber este periódico, en las últimas semanas se ha expulsado de las instalaciones deportivas habilitadas como refugios a un total de 50 indigentes, y otros 15 ya han anunciado su intención de abandonar voluntariamente estos albergues improvisados.

La instrucción que han recibido los agentes es que, a partir del tercer incumplimiento de las condiciones del estado de alarma, el individuo sea detenido y trasladado a dependencias policiales, para que sea después el juez quien decida sobre las medidas a adoptar. Pero, en casi todos los casos, el arrestado sale en libertad de las comisarías, ya que, salvo en casos graves, no se les lleva al juzgado y es citado para otro día.

Los otros cinco individuos que más han vulnerado las restricciones a la movilidad no responden a este perfil, sino que se trata de delincuentes habituales que acumulan detenciones por otros delitos. A.A, natural de Marruecos, y A.A., de la misma nacionalidad, han sido sorprendidos siete veces en la calle sin motivo justificado. Un compatriota suyo, Y.K., seis veces; y H.T., de origen argelino, cinco. Las mismas veces ha sido denunciado por violar el estado de alarma O.M., natural de Congo, según los datos a los que ha tenido acceso este periódico.