Sumisa camarera oriental
'Nomi', un robot de 5.000 euros, ya atiende mesas en un chino de Bilbao. De momento es poco más que un entretenimiento para los críos, pero ¿quién sabe?
Suele estar aparcada al lado de la cocina, junto al frigorífico con las naranjas y los helados y los manteles rojos. Se llama 'Nomi', ha ... costado 5.000 euros y desde hace tres meses trabaja a jornada completa en un chino de la calle Fernández del Campo de Bilbao, el Xing Yuan.
Jinying, el propietario del local, enciende la tableta y a 'Nomi' se le encienden los ojos y dos brillantes pupilas blancas brillan en su ovalado rostro cibernético. Luego, coloca sobre su bandeja las comandas recién salidas de la cocina, especialidades de Putian como las patas de pollo con 100 sabores, la cazuela de rabos de cerdo, el salteado de caracol chino o la perca de río al vapor con su sopa.
Desde el dispositivo, Jinying («llámame Marcos») escoge el número 7 y, rauda, veloz y sumisa, la oriental camarera robótica gira desde la cocina hasta el pasillo central, recorre una decena de metros y se sitúa frente a la mesa. Extiende los brazos, pronuncia en español '¡buen provecho!' y aguarda a que los clientes retiren su comida de la bandeja. Al comensal le toca luego apretar un botón negro de la camarera para que la robot regrese por donde ha llegado. «Tiraaaaa...», la jalea un comensal del Xing Yuan.
«Gusta a todos. Pero los niños siempre quieren foto con 'Nomi'. Quieren a 'Nomi' para platos y para verla trabajar», explica Jinying -que tuvo frutería y negocio de alimentación en Palencia- en su precario español. «Hay clientes que nos piden que atienda 'Nomi' cuando hacen la reserva», señala Jinying.
«El robot nos ayuda. Tú estás atendiendo una mesa y, mientras, ella agiliza el servicio porque ayuda a llevar los platos mientras yo tomo nota», apunta la camarera nicaragüense Biansi Castil. Biansi barre a primera hora el suelo del local con la escoba, una tarea para la que 'Nomi' no ha sido programada (aún).
El robot camarera luce al cuello un pañuelo de fiestas de Bilbao, regalo de una clienta que quiso conferir un toque coqueto y localista a 'Nomi'.
De momento está claro que 'Nomi' no deja de ser una anécdota, un juguete animado para críos y clientes que quieren estar entretenidos. Pero ¿quién sabe? Seguro que la robótica (más allá de la ruidosa Thermomix) se acabará haciendo un hueco en la hostelería, un sector donde la atención en sala es uno de los quebraderos de cabeza habituales.
Ensalada de setas de oreja, pescado seco picante, salteado de corazón, lengua y panza de cerdo, carne de lichi, costillas de cerdo con diez olores, salteados de caracol y caracola, sopa de medusas y ostras y cabezas de pescado picante conforman, entre otros platillos, la muy china oferta del Xing Yuan. Dudo que se aburran o se mantengan indiferentes ante lo que aparece en el plato. Pero si es así, ya saben, siempre les quedarán los viajes de 'Nomi', la robot de Bilbao.
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