«Solo hay un pero: la calle está muy sucia y huele bastante mal»
Comerciantes y vecinos arremeten contra el estado de una arteria repleta de contenedores de basura
El cambio de Rodríguez Arias ha trasformado el rostro de comerciantes que se vieron obligados a buscar nuevos emplazamientos para mejorar el rumbo de sus ... negocios. Empresarias como la balmasedana Itziar Puente, dueña junto a su hermana de la firma de moda Anetta, dejaron la cercana Iparraguirre, que atraviesa uno de sus momentos más bajos, para situarse enfrente de Mercadona. Acertaron de pleno. Consiguieron un alquiler más barato y ganaron «unas vistas espectaculares y el trasiego de miles de personas, que siempre representan una oportunidad y la posibilidad de que entre más gente en nuestra tienda», se felicita.
Sin embargo, la semi-peatonalización de este tramo tiene «un pero» muy importante que lastra la actividad, en opinión de muchos comerciantes. Solo el que va desde la Plaza Campuzano hasta Alameda de Recalde alberga casi una treintena de contenedores, a los que hay que sumar los recipientes dispuestos en Telesforo Aranzadi. Todos se alinean en la parte izquierda.
¿Resultado? Los propietarios de numerosos establecimientos se quejan de que la calle «está muy sucia» y de que «huele bastante mal. Es la única pega que encontramos. Parece mentira que con las aceras tan grandes y bonitas que nos han puesto estén casi siempre llenas de basura. Es algo lamentable», censuran.
«Todas las aceras están sucias. Creemos que no pasan las limpiadoras a ninguna hora del día. Debajo de los bancos encuentras restos de alimentos y botellas, toda clase de desperdicios, que dejan muchas de las personas que comen en la calle con productos que compran en los supermercados de la zona», afirman.
Los comerciantes creen que el Consistorio debería de tomar cartas en el asunto de «forma inmediata» para que la situación no se les vaya «más aún de las manos». Les choca que los responsables municipales permitan que «una calle tan céntrica y tan transitada por tantísimos turistas ofrezca el estado que viene ofreciendo. No hay día que pasemos por aquí y no nos avergoncemos de cómo está. ¿Qué imagen estamos trasladando a los viajeros con la calle llena de cacas y orinas de perros?», se preguntan.
Pese al estado actual, los propietarios de los establecimientos afincados en este área realizan autocrítica al ser conscientes de que contribuyen al «deterioro». «Muchos comerciantes sacan a la calle cajas de sus negocios y los dejan en plena vía pública sin meterlos dentro de los contenedores», censuran.
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