«El Imserso nos tiene rabiosos»
Una disputa empresarial ha generado un caos organizativo en el Imserso. Tres parejas de vizcaínos reviven sus ingratas experiencias
Itsaso Álvarez
Miércoles, 11 de mayo 2016, 21:37
Un desacuerdo entre dos grupos empresariales, Mundiplan y Mundosenior, por el reparto de los destinos ha demorado esta temporada la puesta en marcha del programa ... del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso), una entidad pública en cuyo ADN está el interés social. La disputa ha hecho que las mayoristas hayan contado con poco margen de tiempo para lanzar sus programaciones y que los hoteleros no aguantaran la incertidumbre y vendieran parte de las plazas reservadas a otros touroperadores. Como una bola de nieve que crece a medida que rueda pendiente abajo, las consecuencias de aquella tormenta empresarial aún se sienten. Sobre todo Mundiplan, el grupo empresarial que arrebató al Mundosenior el lote de viajes para mayores de Canarias y Baleares, después de 25 años de monopolio, acapara la mayor parte de las críticas.
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Las redes arden y en los últimos tiempos, más que de críticas constructivas, se están llenando de testimonios de jubilados que no dudan en hacerse eco del caos organizativo que reina y que Mundiplan achaca, en algunos casos, al famoso overbooking, el 'coco' de todo viajero.
«Para una vez que salimos...»
Como aquel grupo formado por 50 vascos, riojanos y navarros que el 20 de abril pasado y sintiéndose «engañados», se amotinó en la recepción de unos apartamentos porque tenían contratado «un hotel de 4 estrellas a 150 metros de la playa» en el municipio tinerfeño de Puerto de la Cruz y les condujeron a un bloque de apartamentos «que no debería tener ni dos» y al que se llegaba tras subir unas «cuestas». O como otro grupo de 30 pensionistas de Murcia que se negó a apearse del autobús por el mismo motivo, esta vez en Ibiza, al considerar que les habían estafado. Al fin y al cabo, ellos son las últimas víctimas de la batalla de intereses por el control de estos viajes subvencionados, que no gratis, para los pensionistas.
«Somos gente mayor, ya hemos sufrido bastante en la vida. Para una vez que nos movemos de casa para desconectar un poquito de todo el barullo que tenemos aquí, que nos den la pandereta de esa manera...», lamenta María Begoña Goiri. Esta sopelaztarra y su marido y otras dos parejas vizcaínas más han narrado a EL CORREO su reciente experiencia. El principal motivo de indignación es que para reservar sus viajes están obligados a pagarlos con 45 días de antelación. Y si ellos abonan religiosamente, «¿por qué Mundiplan no cumple? Tienen a todo el mundo rabioso», consideran.
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«Cuando aterrizamos en Loiu de vuelta de Mallorca, las 32 personas que viajamos desde aquí quedamos en formular por separado una reclamación al Imserso y a Mundiplan y en hacerlo público como nos fuera posible», indican María Begoña Goiri y Miguel Ángel Aguilar. En su caso, las quejas se centran en el hotel asignado, ubicado en Palmanova. «Las habitaciones eran oscuras y las bañeras, antiguas (carecían de agarradores, y hay muchas personas con problemas en las rodillas y las caderas). Los colchones estaban dados la vuelta y tenían los muelles salidos. Para dormir, tenías que buscar postura y no moverte en toda la noche. Y a la hora de comer, había tres personas atendiendo a 1.500». Por si todo esto fuera poco, «el hotel estaba lleno de jóvenes extranjeros que se ponían ciegos a alcohol. Hemos visto de todo. Vomitonas, peleas, lanzaban cosas por los balcones... El último día tuvimos que dar un madrugón de aúpa que no estaba previsto y nos trajeron a Bilbao vía Barcelona, cuando lo contratado era un vuelo directo. Tuvimos que correr como locos con las maletas por el aeropuerto de Barcelona, como para que te dé un ataque de nervios y de todo... ¿Se puede hacer esto con gente mayor?», se preguntan.
A los bilbaínos Julián Cañón y Clara Andino les avisaron en abril de que la estancia en Tenerife que habían contratado para el 11 de mayo tendría que desarrollarse en la isla vecina de La Palma, y desde el 17 abril, un mes antes. «Tuvimos que anularlo, en abril teníamos completo por consultas médicas. No comprendemos que después de pagado el viaje permitan estos cambios». Poco después tenían previsto un viaje a El Arenal (Mallorca). «La víspera de partir nos dicen que tenemos que presentarnos dos horas antes de lo previsto en Loiu. «Para estar a las 5.35 horas, tuvimos que coger un taxi porque a esa hora no había autobús. ¿Quién se hace cargo de los 34,76 euros que costó el taxi?». Los sustos no cesaron. Supieron «por otros viajeros» que el vuelo previsto a las cuatro de la tarde en Barcelona saldría finalmente a las diez menos diez de la mañana. «El horario nos favorecía, pero ¿qué habría sucedido si no nos enteramos del cambio? Ya sé que dirán que es nuestra obligación leer las tarjetas de embarque. Igual que era su obligación recogernos en el aeropuerto de Palma de Mallorca, cosa que no hicieron. Nos dirigimos a una guía que estaba esperando a otro grupo y se ofreció a llevarnos a nuestro hotel porque tenía plazas en el autobús».
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A esta pareja, la adversidad le unió a los getxotarras Víctor Sienra y María Luisa Alonso, que se quejan de la «masificación» que se vivía en el hotel de El Arenal. «Para desayunar había que espera colas de diez o quince minutos hasta conseguir llegar a la máquina de café y luego tenías que utilizar un vaso de plástico porque no quedaban tazas», evocan. El matrimonio viajará a Canarias el próximo 30 de mayo «teóricamente». «De momento, ya nos han cambiado el hotel y los vuelos no aparecen registrados en la web del Imserso. Veremos qué pasa».
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