PISA eres tú
Mikel Agirregabiria
Jueves, 29 de diciembre 2016, 01:31
Parafraseando al insigne poeta, podríamos comenzar preguntando «¿Qué es PISA? ¿Y tú me lo preguntas?, PISA... eres tú». Porque el Informe PISA es una autofoto ... que pagamos para que nos retraten como sociedad, pero en este selfie aparece sólo nuestra juventud a los 15 años. En el caso de Euskadi se ha pasado la prueba a 3.612 estudiantes (una muestra de casi el 20% de esta generación).
En síntesis, los resultados no muestran una progresión favorable entre las cinco evaluaciones PISA (2003, 2006, 2009, 2012 y 2015) en ninguna de las competencias medidas (comprensión lectora, matemáticas y ciencias), que ondean en torno a la media de la OCDE, siendo además menores a lo esperado por nuestro estatus socio-sconómico y cultural (ESEC). El informe se realiza desde el año 2000 por encargo de los gobiernos, cada 3 años. No se evalúan materias curriculares, sino las tres áreas troncales de competencias instrumentales, con pruebas independientes del currículum (para comparar entre países).
PISA no analiza los programas escolares nacionales, sino las aptitudes y competencias relevantes para el bienestar personal, social y económico. Para ello no se mide el conocimiento escolar como tal, sino la capacidad discente de poder entender y resolver problemas auténticos. Evalúa lo que el alumnado sabe y es capaz de hacer.
Su finalidad no es sólo describir la situación de la educación escolar en los países de la OCDE, sino promover su mejora. No es ni una evaluación individual del alumnado, ni de los centros educativos (si bien existe para ello un recomendable PISA for Schools, que no se usa en nuestros centros). Es un estudio internacional avalado por un máximo rigor estadístico y pedagógico, con un portentoso marco conceptual de irrefutable validez y sobre la base de unas admirables preguntas formativas presentadas en contextos personales o culturales relevantes. Por todo lo cual, ofrece datos objetivos y comparables de superlativo interés para cualquier sociedad y para sus responsables educativos.
Nuestros resultados oscilan en torno a la media de la OCDE desde 2003, desde que el muestreo significativo permite distinguir a la CAPV. Si bien en Matemáticas y Lectura suelen superar levemente el promedio (no en esta ocasión la compresión lectora), la Ciencia ha estado por debajo (en lo que es concluyente nuestras escasas horas lectivas en esta materia). En PISA 2015 la CAPV se equipara a Suiza en Lectura, a Reino Unido en Matemáticas y a Luxemburgo en Ciencias. Nuestra juventud es un reflejo y avance de nuestra sociedad, y PISA nos confirma que no somos un país destacadamente lector, ni nos distinguimos en la comprensión de metalenguaje matemático y científico.
Nuestra realidad de bilingüismo oficial es algo común para la mitad de países y población de la OCDE, pero la distancia lingüística entre ambos idiomas, la situación de lengua minorizada durante décadas del euskera y la decidida apuesta familiar por su recuperación implican menor comprensión y velocidad lectora de la lengua familiar aunque sea una ventaja posterior para ambos idiomas y otros extranjeros. Cierto que en Navarra la situación sociolingüística es parecida y mejor su resultado en PISA, pero la recuperación del euskera allí es menor, y hay factores diferenciales en su población escolar (menos suburbana), sistema educativo
El sobresalto que ha producido PISA 2015 puede ser positivo. Sería descaminado relativizar o minimizar lo que PISA nos interpela. Por el contrario, debe ser revulsivo catalizador para que la Educación sea un objetivo estratégico de todo el país, que haga aflorar lo mejor de sus fuerzas políticas, patronales, sindicales y sociales.
Hemos de mantener abierto un debate educativo en profundidad, que analice el cúmulo de agentes y factores intervinientes para que PISA 2018 nos presente una tendencia ascendente de mejora. Necesitamos convertirnos en una sociedad más inconformista, anhelante y esforzada en la apuesta personal y colectiva por la educación, recordando a Kant: «Una persona, o un país, no es sino lo que la Educación hace de él».
A la administración educativa le corresponde adoptar una batería de innovaciones como respuesta serena, al tiempo que urgente. No hay espacio en este escrito para sugerir vectores de transformación organizativa del profesorado, centros, currículos, instrucciones, orientaciones que ya se barajan y que serán anunciados.
La solución no provendrá sólo de un ansiado gran acuerdo educativo, donde sería promisoria premisa una inédita Ley Vasca de Educación, nunca publicada. La escala de la innovación requiere focalizar centro a centro, aula a aula, familia a familia, cada alumna o alumno en sí mismos. Apremia convertir a los centros de enseñanza en centros de aprendizaje, trabajar la excelencia pero asegurando la equidad, y viceversa.
La complicidad y corresponsabilidad de toda ciudadanía es lo más decisivo. En particular de cada docente, familiar y alumno. Las competencias -que no contenidos curriculares- que mide PISA se alcanzan en la escuela (1.050 horas anuales como máximo) y, sobre todo, fuera de ella (el resto de las 8.760 horas de un año). La lectura constante (en todo tipo de soportes, incluido papel), el apoyo y acompañamiento familiar, las determinantes actividades complementarias y extraescolares, las de aprendizaje conectado con otros condiscípulos son críticas...
La realidad de los jóvenes es muy diferente a lo que imaginamos. Desde hace tiempo las redes sociales, la industria del entretenimiento y el contexto digital son referentes en su formación tan válidos como hogar o escuela. El éxito de PISA 2018 será mérito y voluntad del alumnado y familias y de toda la comunidad, a la que hay que transmitir que se aleje del derrotismo tanto como del triunfalismo, pero sin olvidar su trascendencia. «La historia humana es, cada vez más, una carrera entre la educación y la catástrofe», apuntó H.G.Wells.
El alumnado nacido en 2003 que, en menos de 18 meses, se enfrente a PISA 2018 debe entender que son nuestros representantes ante el mundo, que su previo y denodado estudio y aplicación en su alfabetización contemporánea (en esos lenguajes humanos y metalenguajes matemático, científico, tecnológico, digital,) son lo que mejor describe nuestro futuro como sociedad. La buena noticia es que somos un país comprometido con nuestra infancia y juventud, y con su educación. ¿Te animas a colaborar, a leer más, a opinar,? Recuerda que tú eres PISA.
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