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PILAR GONZÁLEZ RUIZ | ÁLVARO G. POLAVIEJA
Viernes, 23 de junio 2017, 19:51
Se acabaron los plazos, las esperas y la incertidumbre. El Centro Botín es una realidad. Una realidad que pondrá a Cantabria en el mapa internacional de la vanguardia cultural. Por su contenido y también por su continente. El icónico edificio de Renzo Piano, construido «sobre el escollo, mirando al sur y volando» sobre la bahía, está destinado a convertirse en un referente. Y por ende, en un foco turístico de primer orden.
Por el momento, y antes de que se abrieran sus puertas este esperado 23 de junio, más de 3.000 personas se han hecho con su carnet de 'Amigos' del Centro Botín y otros 80.000 cántabros han adquirido su pase permanente para acceder ilimitadamente a las exposiciones que proyecte la entidad. Una muestra cuantitativa del interés que despierta el proyecto entre la ciudadanía.
Han pasado cinco años desde que comenzaran las obras, siete desde que el arquitecto genovés ganador de un premio Pritzker,Renzo Piano, recibiera el encargo de Emilio Botín. El germen de largas conversaciones que fueron definiendo el sueño del banquero, su idea más personal para una región en las que en su última etapa multiplicó su mecenazgo en proyectos de emprendimiento, conservación del patrimonio, educación o investigación entre otros, pero por encima de todos, estaba este lugar «pensado para la gente».
La figura de Botín empresario, emprendedor pero también padre y abuelo ha sobrevolado de continuo la señalada jornada. Todos sus hijos y nietos, así como otros familiares cercanos, han estado presentes en la inauguración a la que han acudido los Reyes de España, Don Felipe y Doña Letizia.
En torno a la una del mediodía hacían su esperada aparición en medio de su habitual y amplio dispositivo de seguridad. A pie de coche y en protocolaria formación les esperaban el presidente regional, Miguel Ángel Revilla, la alcaldesa de la ciudad, Gema Igual, la presidenta del Parlamento, Dolores Gorostiaga, el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, el delegado del gobierno en Cantabria, Samuel Ruiz y Javier Botín, presidente de la Fundación que lleva el apellido de su familia.
Emilio Botín
Los reyes han descubierto una placa que recordará este viernes como el día en que el Centro Botín echó a andar de forma oficial. A continuación han pasado a un anfiteatro repleto donde se han sucedido las intervenciones institucionales. En todas ellas, el eje en común ha sido Emilio Botín.
Felipe VI destacó la excelencia del lugar, de un edificio y de una idea, la excelencia, dijo «que siempre quiso volcar en este proyecto Emilio Botín, a quien hoy recordamos con especial reconocimiento». El monarca también quiso añadir en su mención la labor «que sigue proyectando» Paloma OShea, «especialmente aquí, en Santander».
El Rey ha calificado la iniciativa de la Fundación Botín como «una apuesta definitiva por la cultura y, especificamente, por el arte, un indudable motor de desarrollo social y de desarrollo personal»
Javier Botín explicó qué es y cuáles son los objetivos del recién estrenado edificio, centrando el en el legado de sus bisabuelos, abuelos y padres, a los cuales ha querido rendir homenaje, pues «nada de esta labor habría sido posible sin su vocación filantrópica». El centro aspira a ser una referencia cotidiana y un lugar de encuentro en el que «vivir la ciudad», ayudando a dinamizar Cantabria «a través del turismo cultural». Javier Botín, que en repetidas ocasiones se refirió a su padre como «el presidente», hizo especial énfasis en su agradecimiento a la gente de Santander por haber demostrado que este lugar «les importa» y sin los cuales «nada tendría sentido».
La voz de Emilio Botín ha llenado la estancia con la proyeccion de un vídeo en el que explicaba los objetivos de esta iniciativa cuando no era más que una idea. El proyecto más social, más global y más local de cuantos había abordado y uno de los que se tomó de manera más personal. Sobre la pantalla fueron pasando imágenes de Altamira, Valdecilla -el nuevo y el viejo hospital-, el valle del Nansa, Liébana, la Fundación Comillas, los cursos en la universidad de Cantabria y la UIMP, el FIS, la sede de Pedruca... un breve resumen visual de las actividades en las que la Fundación Botín ha estado implicada durante las últimas décadas.
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