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Carlos Gil, durante una de sus peregrinaciones al Santuario de Fátima.

Traficar con promesas

El portugués Carlos Gil hace realidad los votos ajenos a cambio de dinero. La Iglesia se desmarca de su negocio: «Quien debe cumplirlos es el que los ha emitido»

Susana Zamora

Jueves, 8 de junio 2017, 01:21

Hace 16 años sintió una llamada de Dios, un «arrebato místico» que no acierta muy bien a explicar, pero que desde entonces le separa de ... su casa y de su familia dos o tres veces al año. Recorre los 128 kilómetros que separan Lisboa de Fátima para cumplir las promesas de otras personas: «Si no la ha podido hacer o si simplemente desea dar las gracias a Nuestra Señora de Fátima, Carlos Gil camina por usted y lleva consigo el pago de su promesa o su agradecimiento». Así se promociona en su web donde pone precio, hasta en 99 idiomas, a su particular ayuda al prójimo: «Peregrinación, 2.500 euros; rezar el rosario, 250 euros; encender una vela, 25 euros; otros servicios, a petición».

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