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Modelo de etiqueta que relaciona las calorías con la actividad física equivalente.
Una hamburguesa: 7 kilómetros corriendo

Una hamburguesa: 7 kilómetros corriendo

Expertos en nutrición proponen que se pueda visualizar en el etiquetado el esfuerzo que conllevaría «neutralizar» las calorías consumidas

María José Tomé

Domingo, 2 de octubre 2016, 01:03

Siete kilómetros corriendo o dos horas y media de bicicleta a ritmo moderado. Esa sería la manera de eliminar las calorías ganadas al comer una 'Big Mac', la hamburguesa más famosa de McDonald's. Tras conocer este pequeño 'detalle', es posible que más de uno renuncie a degustar este icono de la comida rápida o, al menos, se plantee no abusar de sus visitas a los establecimientos de la cadena norteamericana. En cualquier caso, seguro que serían muchos más que si se les proporcionase únicamente el dato exacto de las calorías ingeridas: 550.

Partiendo de la base de que es mucho más fácil concienciar sobre el problema de la obesidad «visibilizando» el esfuerzo que supone un excesivo consumo calórico, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) ha propuesto incorporar en el etiquetado nutricional de los productos alimenticios la 'Actividad Física Equivalente' (AFE). Se trataría de incluir junto a los ingredientes y su aporte nutricional una serie de pictogramas que relacionasen de un simple golpe de vista su contenido calórico con el ejercicio equivalente en gasto energético. «Disponer de esta información mediante un símbolo fácilmente comprensible podría reducir el consumo de alimentos hipercalóricos, así como fomentar el desarrollo de actividad física entre la población general», sostiene el doctor Francisco Botella Romero, del área de Nutrición de la SEEN.

Pero ojo, los expertos advierten de que no se trataría «neutralizar» con ejercicio las calorías sino de «visualizar» el esfuerzo de dicho consumo. Es decir, no vale comer la hamburguesa y, acto seguido, pegarse un carrerón, una estrategia tan fallida y peligrosa como la que siguen las víctimas de la bulimia. «El gasto energético que cada persona lleva a cabo en la relización de un ejercicio concreto (por ejemplo, correr un kilómetro a trote lento) está muy influido por el tamaño y la composición corporal. Es fácil de entender que una persona adulta gaste mucha más energía en correr esa distancia que un niño de 10 años. Si ambos consumen las misma cantidad de un determinado alimento, la actividad física equivalente nunca podría ser la misma», detalla el doctor Francisco Botella.

Nueva reglamentación

No es una propuesta nueva. Otras sociedades médicas y organismos sanitarios públicos se han mostrado también con anterioridad partidarios de esta medida, como una herramienta más para sensibilizar al consumidor sobre la necesidad de alimentarse de forma equilibrada. La SEEN vuelve a reabrir ahora el debate, aprovechando que a partir del proximo 13 de diciembre entra en vigor una nueva regulación europea que obligará a informar en el etiquetado de los productos envasados su contenido nutricional por este orden: valor energético y cantidades de grasas, grasa saturada, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal.

La mayoría de productores ya lo hacen, pero a partir de ahora será de obligado cumplimiento para todos. Se trata de un fleco que quedaba pendiente de la trasposicion a la normativa española del Reglamento europeo sobre etiquetado que entró en vigor en España en diciembre de 2014 y que se materializó en mejoras como un tipo de letra más legible, la identificación de aceites poco saludables como el de coco y palma (camuflados hasta entonces como 'grasas vegetales'), información sobre el país de origen o alérgenos. En dos meses también será obligatorio el etiquetado nutricional, que permite conocer cuáles son los nutrientes y la cantidad diaria recomendada de cara a poder calcular «cuánto se está consumiendo y la cantidad que falta para llegar a la cifra aconsejada», recuerdan los nutricionistas.

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