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Los zapatos que los niños dejaron abandonados en un jardín de infancia de Prípiat.

Viaje a la ciudad muerta

Se cumplen treinta años del desastre de Chernóbil, que vació Prípiat de sus casi 50.000 habitantes. «El silencio allí es atronador», describe un turista español que ha visitado la zona de exclusión

Carlos Benito

Domingo, 24 de abril 2016, 02:25

La ciudad de Prípiat nunca contó con muchas papeletas para atraer al turismo internacional. Fundada en 1970 para albergar a los trabajadores de la cercana ... central nuclear, tenía el discutible encanto de la estética soviética en su vertiente más ambiciosa: el gigantismo con varios carriles de la Avenida Lenin, las líneas austeras de los bloques de apartamentos y la aparatosidad de unos cuantos monumentos alegóricos, cuyo efecto se completaba con una provisión inagotable de carteles y murales de propaganda. En cambio, los residentes estaban encantados, porque Prípiat, una comunidad pujante repleta de jóvenes y niños, era lo más parecido a un paraíso burgués que se podía concebir dentro del rigor socialista: se habían construido viviendas más espaciosas de lo habitual y, además, disponía de lujos como garajes, parterres de rosas, una discoteca o una playa fluvial. Establecerse allí equivalía a subir automáticamente de estatus.

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