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Un hombre busca entre la basura de un contenedor mientras una empleada de un supermercado la tira en el de al lado.
La comida del 'super' no se tira

La comida del 'super' no se tira

Una ley prohíbe a los supermercados franceses desechar alimentos aptos para el consumo mientras en España una campaña busca extender la medida a todos los países de la UE

María José Tomé

Domingo, 28 de febrero 2016, 02:04

«La comida no se tira». Esta máxima que hemos oído repetir en la niñez hasta la saciedad a padres y abuelos marcados por la posguerra ya tiene rango de ley para los supermercados franceses. El Senado del país vecino acaba de aprobar por unanimidad una normativa que desde el próximo 1 de julio prohibirá a los centros comerciales de más de 400 metros cuadrados desechar los alimentos que no vendan cuando todavía son aptos para el consumo, bajo pena de 75.000 euros de multa o dos años de prisión para sus responsables. En lugar de mandarlos al vertedero o la trituradora deberán donar los productos próximos a caducar o que por cuestiones estéticas no sean apropiados para la comercialización a los bancos de alimentos u otras organizaciones benéficas.

Con esta medida, Francia se convierte en el primer país del mundo en adoptar una medida pionera que pretende poner coto al salvaje desperdicio de alimentos que se produce diariamente en el mundo y en concreto en los centros comerciales, en ocasiones por una mala planificación en la rotación de los productos en los lineales. De los aproximadamente 1.300 millones de toneladas que cada año se desechan en el planeta, un 11% procede de las superficies comerciales.

La aprobación de la ley, que ha contado con el firme respaldo de la ministra de Ecología, Ségolène Royal, es fruto de una campaña popular liderada por Arash Derambarsh, un concejal del partido Divers Droite de Courbevoie. Alarmado por el cada vez mayor número de vecinos y personas sin hogar que veía rebuscar en los contenedores a la hora en que los supermercados tiraban la basura, el edil decidió lanzar una petición a través de Change.org que fue apoyada con su firma por 175.000 personas. Se presentó como iniciativa popular en abril ante el Elíseo como una enmienda a la Ley de Transición Energética. Salió adelante.

El guante lanzado por Derambarsh en el país vecino ha sido recogido en España por Manuel Bruscas, consultor social y un implicado activista contra el desperdicio de alimentos. Bruscas ha lanzado una iniciativa similar en la misma plataforma de peticiones con el propósito de extender la medida aprobada por Francia a todos los países de la UE; ya lleva 759.118 adhesiones del millón que se ha fijado. Con el utópico objetivo en mente de alcanzar el 'desperdicio cero', su promotor recuerda que en Europa más de 80 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza. «Y mientras mucha gente tiene enormes dificultades para alimentar a sus familias y hacer frente a la crisis, resulta que los supermercados desechan toneladas de comida a diario, cada uno más de 40 kilos de comida por noche». «Al igual que Arash -añade- pensamos que es el momento de dar un paso al frente y pedir una legislación europea que detenga el despilfarro de comida».

Aunque en nuestro país son muchos los supermercados que colaboran con los bancos de alimentos y otras organizaciones benéficas, no hay ninguna ley que les obligue a donar los productos no aptos para la venta pero sí para el consumo; la realidad es que no todo el excedente se aprovecha. En una encuesta realizada el año pasado por la asociación de consumidores Facua, dieciocho de las veintiocho cadenas de alimentación consultadas sobre cómo gestionaban sus excedentes de alimentos no quisieron informar sobre sus políticas de donación de productos aptos para el consumo. «Creemos que esta poca transparencia esconde una falta de voluntad o de inversión por parte de sus responsables, que prefieren mandar estos alimentos directamente a las plantas trituradoras y de tratamiento de residuos en lugar de donarlos», apuntan desde Facua.

Y a pesar que dos millones de sus ciudadanos saben lo que es irse a la cama sin cenar o tener que recurrir a ONGs para llenar la despensa, España es el sexto país europeo que más comida desperdicia, con 8 millones de toneladas anuales, tras Alemania, Holanda, Francia, Polonia e Italia. La Comisión Europea calcula que en los Estados miembros se malgastan anualmente 100 millones de toneladas de alimentos susceptibles de ser consumidos y, si no se corrige la tendencia, se espera que lleguen a 126 toneladas en 2020. «Si cientos de miles de europeos pedimos a la Comisión Europea que incluya la obligación de que los supermercados donen la comida que no venden, no van a poder ignorarnos», confía Manuel Bruscas.

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