«Ecología y empleo van de la mano»
Martínez cree que la transición energética hacia las renovables podría generar 100.000 puestos de trabajo en Euskadi
José Mari Reviriego
Jueves, 31 de diciembre 2015, 02:30
Equo, el partido ecologista fundado por Juan López de Uralde en 2011, ha logrado tres escaños en las elecciones generales integrado en las candidaturas de ... Podemos, todo un hito para el movimiento verde. Dos de los tres diputados son vascos: el propio Uralde, que concurrió como cabeza de cartel por Álava, y la vizcaína Rosa Martínez, 'número dos' de la lista por ese territorio. Martínez, de 40 años, es licenciada en Ciencias Políticas y hasta ahora era responsable de proyectos educativos en la Sociedad de Ciencias Aranzadi, relacionados con la memoria histórica, el patrimonio arqueológico y la sostenibilidad. La nueva electa, nacida en León y residente en Bilbao desde hace doce años, subraya que «ecología y empleo van de la mano», convencida de que la transición energética hacia las renovables y la mejora de la eficiencia energética de los edificios «crearían más de 100.000 puestos de trabajo en Euskadi».
¿Cómo llegó a Equo, el partido ecologista fundado en 2011 por Juan López de Uralde? ¿En qué asociaciones o movimientos militaba hasta ese momento?
En junio de 2011 leo en la prensa el manifiesto fundacional de Equo que articula el discurso en torno a tres ejes: regeneración democrática, derechos sociales y sostenibilidad. Recuerdo que pensé: 'Por fin alguien que se preocupa por todo lo que importa'. Lo que leía me cuadraba con la manera en la que yo creía que la política debía desarrollarse. El hecho de que fuera un partido nuevo, aún por construir, libre de estructuras e inercias, me animó a participar en la primera asamblea de Equo en Bizkaia. Yo nunca había militado en ningún partido, colectivo o asociación. Me llegó el momento de involucrarme políticamente y encontré el espacio donde hacerlo.
¿Por qué hasta ahora el ecologismo ha estado tan fragmentado en el conjunto de España y en Euskadi en particular? De hecho, Equo ha entrado en el Congreso integrado en la candidatura de Podemos, después de que Uralde lo intentara sin éxito en las listas de Madrid en las generales de 2011.
Equo es el primer partido verde de ámbito estatal. Nace de la convergencia de la gran mayoría de partidos verdes existentes en España en ese momento. Es un proyecto colectivo al que se suman personas del movimiento ecologista como López de Uralde y personas con trayectoria política que apuestan por una nueva forma de hacer política como Inés Sabanés (procedente de IU, es hoy la concejala de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid). El objetivo de Equo es consolidar el espacio político verde en España, tal y como existe en otros países de nuestro entorno, para trabajar desde las instituciones por una política que tenga en cuenta los límites del planeta.
El movimiento ecologista ha logrado un hito en estas elecciones generales al situar a tres 'diputados verdes' en el Congreso, dos de ellos vascos. ¿Qué supone y cuáles serán sus principales reivindicaciones?
Nuestro objetivo es introducir el cambio de modelo productivo como tercer pilar del cambio. Junto con la reforma de nuestro marco político para una mayor democracia y los mecanismos necesarios para asegurar los derechos de las personas, es imprescindible abordar un sistema productivo obsoleto que no solo no crea empleo, sino que es dependiente y derrochador de energía, explotador de recursos y personas, que no tiene en cuenta el cambio climático y no ofrece ninguna garantía de futuro. En este sentido el gran reto es abordar la transición energética y apostar por unas políticas activas de empleo en torno a sectores de futuro y sostenibles.
¿Teme que la política pura y dura, dominada hoy por la cuestión territorial, termine solapando las demandas sobre el medio ambiente?
Estamos en un momento en el que la política se come la acción política, y mientras hablamos de cómo nos organizamos territorialmente dejamos pasar cuestiones claves para el presente y el futuro de nuestra sociedad, no solo medioambientales (el cambio climático o el modelo energético), sino también sociales (recortes, pobreza, violencia machista) e incluso políticas (la corrupción). Es obvio que el modelo territorial necesita una revisión y a la vista están las tensiones que se generan en nuestro sistema político, pero no debe tratarse como algo aparte, sino como un elemento más del cambio de sistema que necesitamos.
En el actual panorama postelectoral, ¿cree que se tendrán que repetir las elecciones en España?
Por ahora, y a falta de que empiecen las rondas de negociaciones para formar gobierno, solo hay especulaciones. Sin embargo, a día de hoy la llave la tiene el PSOE y todo parece indicar que a Pedro Sánchez su partido solo le va a dejar elegir entre dos malas opciones para España: que gobierne el PP o que haya nuevas elecciones.
Usted ha ido como 'número dos' por Bizkaia. ¿A qué atribuye el espectacular resultado de Podemos en Euskadi, primera fuerza en votos, por delante del PNV?
Creo que ha sido la conjunción de varios factores. Por un lado hemos hecho una muy buena campaña en Euskadi, basada en lo local, con mucha presencia en pueblos y ciudades, mostrando conocimiento y propuestas concretas para las diferentes realidades y problemas de la sociedad vasca. Ahí es donde Equo ha aportado más, en el discurso de cambio de modelo, ofreciendo alternativas económicas y apostando por la transición energética y la reindustrialización sostenible. Evidentemente, la campaña estatal con un gran candidato a la presidencia del Gobierno (Pablo Iglesias) ha sumado también. Euskadi también ha demostrado tener ganas de cambio y creo que han encontrado en Podemos a quien mejor representaba ese cambio necesario en Madrid, defendiendo el derecho a decidir y los derechos sociales.
¿Son votos morados o votos prestados hasta las elecciones autonómicas vascas?
Es evidente que en Euskadi hay un voto dual importante, pero Podemos ya partía con un suelo electoral de más de 148.000 votos en las forales que no solo ha mantenido, sino que casi ha duplicado. Es difícil prever cuánto de este voto volverá a su origen en las autonómicas y cuánto se quedará en Podemos. Pero está claro que Podemos ha llegado para quedarse en la política vasca y que de aquí a las autonómicas se puede construir una fuerza capaz de ganar las elecciones y traer el cambio a Euskadi.
El medio ambiente ha tenido una escasa proyección en la campaña electoral, pese a que los partidos incluían amplias propuestas en sus programas. A día de hoy, ¿cuáles son las principales reivindicaciones del ecologismo y los mayores peligros que sufre nuestro entorno?
El principal reto al que nos enfrentamos la humanidad es sin duda el cambio climático. Adaptar nuestras economías y nuestro modo de vida a la acción climática debería ser una prioridad absoluta si queremos asegurar la calidad de vida y los derechos de las personas. Esto supone en primer lugar la transición del modelo energético, abandonando el petróleo y el carbón y apostando por el sol y el viento, pero también apostar por la eficiencia y el ahorro energético y la democratización de la energía. En segundo lugar, supone cambiar el modelo productivo y de consumo; esto es apoyar sectores que consuman menos energía y menos materias primas, y que además contribuyan a mejorar la calidad del medio ambiente (empleos verdes). Por último, hay que desarrollar una nueva legislación que recupere la protección ambiental que el PP ha destrozado con leyes como la de costas, suelo, parques naturales. Han puesto los intereses económicos de unos pocos por encima de los recursos naturales de todos.
El rechazo a Garoña y el fracking son banderas que defienden casi todos los partidos vascos. ¿Es una pose o hay una verdadera conciencia ecológica en Euskadi?
Creo que en Euskadi hay mayor sensibilidad ecologista que en otras partes del España. La prueba está en la alta movilización de la ciudadanía en cuestiones como el fracking, el TAV o la propia Garoña. Salvo para el PP nacional, todos los partidos vascos se oponen a su reapertura, pero no todos apuestan por el cierre de las nucleares, lo que es contradictorio. Forzar a partidos que apostaron inicialmente por el fracking a revisar sus posturas al respecto es un éxito de la presión ciudadana, no de un cambio de la política energética de dichos partidos. Ojalá que esos posicionamientos respondieran a una visión estratégica de un nuevo modelo energético y no a un posicionamiento concreto en Euskadi para no perder votos.
Las urbanizaciones en la costa, el monocultivo de eucaliptos y pinos insignis y radiatas en parajes de bosques autóctonos y la contaminación de los ríos tras décadas de fuerte actividad industrial constituyen algunos efectos de una mala gestión medioambiental en el País Vasco. ¿Hay margen para corregir estos desastres?
Hay margen para actuar y además crear empleo. Uno de los nichos de empleo verde es la gestión de recursos naturales y recuperación de entornos destrozados por la actividad humana. El ejemplo de los bosques encaja perfectamente en algo que se puede hacer para mejorar la calidad de nuestro medio ambiente y crear empleo. Respecto a la especulación inmobiliaria es más difícil poner remedio al destrozo que ha sufrido nuestra costa, y lo más triste es que hay poca o ninguna voluntad de ponerle freno. Tenemos el caso del biotopo de Uribe Kosta, una figura de protección medioambiental que se lleva reclamando años desde colectivos ecologistas y vecinales pero que ni el Gobierno vasco ni la Diputación quieren darle salida, ya que supondría acabar con la posibilidad de nuevas construcciones en la zona protegida. Por lo tanto hay margen para corregir, lo que falta es voluntad política
A su juicio, ¿cuáles son los principales problemas que sufre Euskadi? ¿Es posible conciliar un potente desarrollo económico, muy necesario en la actualidad para crear puestos de trabajo y reactivar la producción, con el cuidado de nuestro entorno?
Desarrollo y medio ambiente deben ir de la mano. Es la única ecuación que crea riqueza, no solo economica sino también social, y que puede asegurar un medio y largo plazo de bienestar. Una apuesta decidida por el cambio de modelo crearía miles de puesto de trabajo en Euskadi. Solo con la transición energética hacia las renovables y la mejora de la eficiencia energética de los edificios crearían más de 100.000 puestos de trabajo en Euskadi. Si añadimos una apuesta por la movilidad sostenible, una gestión de residuos responsable, la agroecología y otros sectores ligados a una plan de reindustrialización sostenible sumaríamos miles de empleos más. Ecología y empleo van de la mano, esto es un hecho.
¿Qué opina de las conclusiones sobre la cumbre del cambio climático?
El acuerdo es más de lo que se esperaba, pero mucho menos de lo que era necesario. Es casi un milagro que se haya alcanzado un acuerdo entre más de 190 países y es positivo que el objetivo sea mantener la subida de la temperatura por debajo de 1,5ºC. Sin embargo, el gran fallo es que no se dota de los procesos ni de los mecanismos necesarios para hacer cumplir los objetivos. La acción climática queda en manos de la voluntad de los gobiernos nacionales de tomarse en serio o no lo acordado. Podemos verlo como una oportunidad perdida (de nuevo) para actuar contra el cambio climático, pero también podemos verlo como un punto de partida con el que avanzar hacia la justicia climática. Y ahí, la ciudadanía, los partidos partidos políticos y los movimientos ecologistas tenemos que hacer valer nuestra capacidad de presión para hacer cumplir lo acordado.
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