Ségolène Royal, la semana pasada, en el festival de música de La Rochelle.

La reina madre de las mujeres de Hollande

La 'vicepresidenta' Ségolène Royal, la Hillary francesa, ha vuelto a formar con el padre de sus cuatro hijos una pareja política a la que comparan con los Clinton

FERNANDO ITURRIBARRÍA

Martes, 28 de julio 2015, 00:56

Es la vicepresidenta. Un título simbólico a la medida del personaje. De nuevo al lado del hombre de su vida, del padre de sus cuatro hijos. La reina madre del Elíseo. Ségolène Royal ha vuelto con François Hollande. Un matrimonio de conveniencias políticas reúne a una pareja separada que nunca pasó por el altar ni el juzgado. Lo que el desamor rompió, el poder lo recompone. París bien vale una reconciliación familiar. A costa de los sarcasmos comparativos con los Clinton. A la primerísima dama en la biografía holandesa ya le llaman Hillary en palacio. Para hilaridad general en una casa más rosada que blanca. La corte de Hollande se entretiene con sus medias naranjas.

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Palais Royal. Palacio real. La recepción a los reyes de España consagró en junio la entronización de Ségolène. Posó majestuosa a la vera del presidente junto a Felipe VI y doña Letizia. Una pareja de hecho política y un matrimonio real. La imagen icónica de la república más monárquica. La casa Royal de Hollande. La presidencia francesa justificó por motivos protocolarios el equívoco retrato a las puertas del Elíseo. El jefe del Gobierno, Manuel Valls, y el ministro de Exteriores, Laurent Fabius, número dos del Gabinete, no estaban disponibles por razones de agenda. El jefe del Estado recurrió a su ex, tercera del escalafón gubernamental, para recibir a los Reyes en su visita de Estado a Francia. Realismo mágico.

Un acontecimiento íntimo ha permitido el juego de tronos. La repudiación por Hollande de Valérie Trierweiler, la mujer que había desplazado de su corazón a la madre de sus hijos. Su ruptura sentimental con la periodista celosa levantó el veto femenino a la eterna rival. El mismo día en que la reportera de 'Paris Match' publicó su vengativo libro "Gracias por este momento" el presidente y Royal cenaron a solas en un restaurante de París para hacer frente común y armonizar sus reacciones. La violencia del ataque de la efímera primera dama solidificó su maltrecha relación.

En abril Ségolène lució radiante al lado de Hollande en la botadura de la fragata 'L'Hermine', réplica del barco a bordo del cual el marqués de La Fayette zarpó a apoyar a las huestes independentistas del general Washington. Ante 40.000 almas apiñadas en los muelles de La Rochelle la reina madre regresaba redimida al escenario de un crimen de lesa majestad. En las elecciones legislativas de junio de 2012 Trierweiler había apoyado a su rival disidente en esa circunscripción con un tuit devastador.

El episodio paradójicamente sirvió para acercar a una pareja rota formalmente en 2007 tras 29 años de vida común. Aquella funesta fecha el presidente telefoneó a la mujer que le había puesto las maletas en la calle para disculparse y reconfortarla. Días más tarde, en julio, franqueó de nuevo el domicilio de Royal en Boulogne-Billancourt, a dos pasos de Roland Garros, para festejar el cumpleaños de sus dos hijas, Clémence y Flora. La familia volvía a estar unida.

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ÉLITES FRANCESAS

  • Ségolène Royal (Dakar, 1953) conoció a François Hollande en 1978 en las aulas de la Escuela Nacional de Administración, vivero de las élites francesas. De su unión libre nacieron cuatro hijos Thomas (1984), abogado; Clémence (1986), médica; Julien (1987), cineasta; Flora (1992), estudiante de Psicología. Royal anunció oficialmente su separación la noche del 17 de junio de 2007, segunda vuelta de las elecciones consecutivas a su derrota en las presidenciales ante el conservador Nicolas Sarkozy. Desde el 2 de abril de 2014 es número 3 del Gobierno Valls.

A la derecha de Valls

Cada miércoles Ségolène se sienta en el Consejo de Ministros a la derecha de Valls, casi enfrente de su ex. En caso de ausencia de Fabius por sus frecuentes desplazamientos al extranjero es ella quien ocupa la plaza a la diestra del padre de la nación y de sus retoños. "Es al presidente de la República a quien veo. Tengo un enorme respeto por las instituciones y quienes las encarnan. Distingo la dimensión privada y la responsabilidad pública", ha explicado a los lectores del diario 'Le Parisien', intrigados por esa curiosa cohabitación con vistas al poder.

La complicidad y la connivencia entre el presidente y su ministra de Ecología saltan a la vista. Es más evidente aún en los viajes oficiales que han realizado juntos a Filipinas o el Caribe. En la isla de Martinica, donde la hija de militar pasó su juventud, el baño de multitudes salpicó de vítores a "Ségolène, Ségolène", incluido algún "madame Hollande". "¡Ah! Eso no", replicó risueña la mujer que hace 34 años inició su carrera política en el Elíseo al alimón con Hollande como consejeros de Jacques Attali, el brazo derecho de François Mitterrand. Hoy la pareja almuerza a menudo los domingos con sus hijos en el palacio presidencial liberado ya del fantasma de Trierweiler.

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La insumergible pasionaria de la transición energética y la biodiversidad es, a los 61 años, una pieza maestra del dispositivo presidencial. Su capacidad de empatía con el sufrimiento del pueblo quedó de manifiesto en enero cuando representó a Hollande en el entierro en Jerusalén de la víctimas judías del ataque yihadista a un supermercado de París. Además, aprecia a Julie Gayet, la actual dueña del corazón de Hollande. Ironías de la historia coronaria, los tortolitos se conocieron gracias a ella en las presidenciales de 2007. El director de teatro Bernard Murat, viejo amigo de los Hollande-Royal, presentó a la actriz a la entonces candidata al Elíseo que le abrió un hueco en el comité de apoyo a su campaña. Royal como la vida misma.

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