«La salud mental debería empezar a trabajarse desde la educación infantil»
La experta en terapia dialéctica conductual reflexiona sobre cómo impulsar estrategias de salud mental en los centros educativos
Arantza Fernández es especialista en Terapia Dialéctica Conductual y dirige la sección de Psiquiatría infanto-juvenil en el hospital de Basurto. Ha elaborado, en colaboración ... con centros educativos, el proyecto 'resiliencia y currículum socioemocional en Bizkaia', con el objetivo de promocionar la salud mental.
- ¿Cuál es la situación de la salud mental entre los jóvenes?
- Antes de la pandemia la ansiedad, los problemas de conducta y la depresión ya aumentaban entre los menores de edad. Desde el confinamiento, cuando nos colocamos en una situación de estrés e incertidumbre, hay un repunte tremendo de todos los síntomas depresivos. Los adolescentes pasan momentos de crisis muy complejos que los profesionales de la salud mental no habíamos visto nunca.
- ¿Qué papel juega la escuela en la promoción de la estabilidad emocional?
- Todo. En las escuela se vive y se educa. Debemos aunar fuerzas entre los que tenemos formación en salud mental y el profesorado. Nosotros debemos ayudar a los docentes, ellos formarse y después transmitírselo al alumnado. Como la salud mental es un derecho de los jóvenes, debe impartirse en un centro escolar.
- Entonces, ¿qué técnicas se pueden utilizar para promocionar la salud mental entre la juventud?
- Los currículums socioemocionales. Son enseñanzas que impulsan el autoconocimiento, que implica que cada uno se dé cuenta de quién es y qué le ocurre en cada momento. Eso es muy difícil de hacer con 13 años. La autogestión también es clave, consiste en saber desarrollar las emociones de cada uno. Después, es necesario trabajar la empatía y la gestión social para saber situarse en el mundo.
- Vayamos a lo tangible, ¿cómo se trasmite esto en las aulas?
- Hay que empezar con una formación en la que se enseña qué son los estados de la mente. Qué es una mente emocional y una racional. Aspiramos a que los jóvenes puedan identificar cuándo están en un estado sensible y, en ese momento, intenten conectar con la razón. También es fundamental aprender a prestar atención a los juicios que hacemos. Trabajar el malestar a través de la relajación es otra de las claves de la formación. Otro de los factores importantes es enseñar al alumnado que no todo es posible en esta vida.
- ¿Cómo se trabaja la frustración?
- Si estoy frustrada y eso me lleva hacia una conducta impulsiva, debo darme cuenta de que tengo que parar. Después respirar, observar y centrarme en mi respiración. En ese momento debería percatarme de que me están dominando los impulsos e ir conectando lógicas y datos.
«Facilitan comportamientos impulsivos y apartan al adolescente de las relaciones reales»
- El currículum cada vez es más transversal, ¿cómo se trabaja la inteligencia emocional en clase de Matemáticas o Historia?
- La ley ha cambiado de forma adecuada, ahora la LOMLOE recoge la inteligencia emocional. Nosotros planteamos que se enseñe como materia durante una hora semanal, pero que se lleve a la experiencia de cada momento lectivo. Por ejemplo, si en clase de Matemáticas tengo dificultad para entender un concepto y me entran ganas de cerrar el libro y no hacer más, el profesor deberá explicarme qué técnica seguir. Tal vez tenga que darme cuenta de que debo cambiar la mentalidad o respirar de otra manera. En ese momento el profesorado se convierte en el entrenador que debe saber cómo cambiar el estado emocional de los alumnos.
- ¿Cuáles son los resultados de esta colaboración con los centros educativos?
- Las investigaciones demuestran que esta intervención mejora la capacidad de gestionar emociones, disminuyen los problemas en las aulas y crea personas más proactivas. También mejora el rendimiento escolar. Esos avances solo se consiguen con el profesorado implicado.
- ¿Cómo se podría mejorar el sistema educativo actual?
- Aunando fuerzas con los profesionales médicos. Aunque el momento de maduración más importante llegue con la adolescencia, la salud mental debe empezar a trabajarse desde la educación infantil .
- ¿Cómo han trabajado este proceso con las familias?
- Han sido los primeros interesados. Hacíamos formaciones de dos horas por las tardes y estaban llenas. Querían conocer las técnicas que sus hijos aprendían en clase y llevaban a casa.
- ¿El punto de partida varía en función de factores como la edad, el género o la clase social?
- Debemos impartir la enseñanza general a todo el alumnado, pero tiene que estar adaptado a sus características. Por ejemplo, en una FP básica el nivel de crisis personal es mayor que en un alumnado de Bachillerato al que le ha ido bien durante toda su trayectoria escolar. Iremos enseñando de ese modo y a veces habrá que trabajar en grupos más pequeños o a nivel individual. Hay que dar más ayuda a aquellos que lo necesitan, pero siempre dentro del centro escolar.
«Implica que cada uno se dé cuenta de quién es y de qué le ocurre en cada momento»
La pandemia
- La pandemia ha acelerado la instauración de nuevas tecnologías. ¿Cómo ha afectado?
- El problema está siendo la rapidez. Son impulsivas y transmiten mensajes erróneos. No permiten una capacidad de reflexión. Esto facilita los comportamientos impulsivos y apartan al adolescente de la relación interpersonal real. En cambio, necesitan relación directa con sus iguales. Están desprotegidos ante la inmediatez adictiva.
- La pandemia también supuso un aumento de los casos de anorexia.
- Hay múltiples factores, desde marzo de 2020 aumentó exponencialmente. Es una patología de la dificultad de reproducción de las emociones y de la ansiedad. Afecta más a mujeres que a hombres porque necesitan más una relación interpersonal directa. Con la pandemia perdieron ese periodo de maduración. Tampoco nos olvidemos de que vivimos en una sociedad anoréxica en la que nos pasamos toda la pandemia diciendo 'haz ejercicio, vas a engordar' en vez de 'conéctate'. Seguimos en una pandemia colateral de anorexia.
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