«Si retiramos a los manteros somos unos racistas y si no, unos vagos»
Los policías agredidos por viandantes cuando identificaban a un vendedor ambulante lamentan la «falta de respeto y de civismo»
Una decena de ciudadanos supuestamente sensibles a la difícil situación que sufren los vendedores ambulantes ilegales se enfrentaron el miércoles, poco antes de las nueve ... de la noche, a dos policías municipales que identificaban a un mantero en plena Gran Vía, frente a El Corte Inglés. Una mujer propinó a uno de los agentes una patada en la cabeza que lo envió al hospital. Los momentos finales del suceso fueron captados en un vídeo que circuló ayer por las redes sociales, que dio mucho que hablar, y del que se valió el sindicato policial Esan para denunciar el «aumento de la violencia y faltas de respeto que cada vez sufren más agentes de la autoridad».
A. es uno de los dos uniformados que padecieron ese ataque. Su compañero, según fuentes municipales, sufrió un traumatismo craneoencefálico y aunque fue dado de alta a las pocas horas se le prescribió reposo. ¿Qué fue lo que ocurrió? Aquí va su relato.
«Estábamos en una vigilancia para prevenir hurtos y situaciones de venta ilegal. Pasamos diez veces por la Gran Vía con el coche. Antes, hace tiempo, cuando los manteros veían el coche, se iban. Ahora ya ni reaccionan». Había quince individuos vendiendo en la calle. «Cuando paramos el vehículo se marcharon ocho, y cuando nos bajamos se fueron el resto, menos dos». Avanzaron los agentes hacia el que tenían más próximo, que había recogido la mercancía y «se había quedado de pie con el macuto; no se movía». Sintieron los policías como que una pretensión tal de impunidad rozaba el desafío. Al llegar junto a él «le dijimos que teníamos que identificarle y que le íbamos a requisar el paquete». El compañero de A. agarró el bulto y en ese momento el vendedor ilegal «tiró de él con una mano al tiempo que con la otra le pegó un puñetazo en el pecho».
Ahí empezó un forcejeo entre los tres. «Estaba en actitud desafiante, empezó a pegar codazos, y sentía que la gente estaba de su parte». Era fácil sentirlo porque un buen número de viandantes «empezó a llamarnos hijos de puta, a decir que esa gente solo estaba trabajando, que lo dejásemos en paz. Una decena de personas se nos echó encima, nos agarraba los brazos para que soltásemos al vendedor. Al final nos caímos al suelo intentando inmovilizarle». Durante el episodio llegó la patada de la mujer, más violencia, y finalmente el mantero salió huyendo en medio de la refriega, aunque posteriormente se le identificó. En ese instante llegaron refuerzos y fue la agresora quien terminó detenida. «Ahora está libre a la espera de juicio».
«No saqué la extensible ni estando rodeado por quince personas por la repercusión que pueda tener»
Mafias y redes sociales
«Me gustaría mucho haber tenido una 'bodycam'», una de esas cámaras corporales que dan una visión subjetiva de lo que rodea a un agente. «La falta de respeto y de civismo es alucinante». Se sienten bastante desamparados los policías porque siendo ilegal ese tipo de venta ambulante a menudo la sociedad no parece tener muy claro cómo han de actuar. «Si retiramos a los manteros, somos unos racistas, y si los dejamos, unos vagos que no nos enteramos de nada». Parte de la ciudadanía es empática con los vendedores ilegales y su drama humano, y otra parte con los comerciantes locales que se ganan la vida sin mafias de por medio.
Se aprecia en el vídeo, y llama la atención, que en ningún momento los agentes hacen uso, ni siquiera esgrimen, sus protecciones reglamentarias. Ni estando asediados por una masa increpante. «No saqué la extensible ni estando rodeado por quince personas por miedo a la repercusión que pueda tener». Se refiere a que las redes sociales siempre están disponibles para surtir de razones a quien las busque, en cualquier sentido que sea.
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