El local de Pescaderías Vascas acogerá un bar de ostras y caviar
La apertura de un nuevo El Puertito, que funcionará también como coctelería y champanería, está prevista para el próximo noviembre
Recuerda con sorna Inaz Fernández, el único hostelero español dedicado a la venta exclusiva de ostras en sus bares, que sus colegas de Indautxu organizaron «una pelotilla» en 2013, cuando abrió su primer establecimiento en García Rivero. Admite que nadie daba un duro por él, y que la mayoría creyó que cerraría en un pispás, aunque luego llegaron los establecimientos de la calle Ledesma en 2015, de cuya gestión se ha desvinculado, y, sobre todo, El Puertito de Madrid, donde arrasa, registrando llenos diarios hasta convertirlo «en el bar de moda».
El empresario bilbaíno no para. Su fórmula se ha consolidado de tal manera -es también propietario del Perita, uno de los bares de mayor éxito del Ensanche, y el Antxoa Taberna de la Plaza Nueva- que en los próximos meses echará a andar un nuevo local. Se llamará también El Puertito. Abrirá sus puertas en la calle Astarloa, junto al Basque, uno de los clásicos de la coctelería de la capital vizcaína. La apertura está prevista para noviembre. El Ayuntamiento de Bilbao ha facilitado el proyecto con la autorización de una licencia que ha permitido el cambio de uso de este establecimiento, que representará «un escalón» superior.
No por despachar «mejores ostras», sino por ofrecer una mayor variedad de moluscos, procedentes de países como Holanda, Irlanda, Francia, Portugal, Galicia... «Cuando empecé con este proyecto no existía nada parecido, ni siquiera en Francia», subraya. «Algunas nos las mandan directamente a diario y hay otras las recogemos en un punto de Francia», detalla.
El cuarto 'puertito' servirá, asimismo, caviar, igual que en Madrid, y funcionará a medio camino entre una coctelería, «con una carta básica», y una 'champanería' en una de las zonas de mayor ebullición de la villa. También tiene previsto realizar degustaciones y catas de ostras, al estilo de las que desarrolla en la sucursal madrileña de Martínez Campos.
Aunque dependerá finalmente de los responsables municipales, Inaz planteará al Consistorio la instalación de una terraza «bonita». Busca con la habilitación de un velador aprovechar el tirón, cada vez mayor, de los turistas. Trabajará con un horario mayoritariamente diurno, ya que, en principio, está previsto que cierre, como muy tarde, sobre la medianoche. «No me interesa para nada la noche», concreta. Una de las bazas de este local, propiedad de un importante empresario vizcaíno de estaciones de servicio, es su emplazamiento. Tomará el relevo de Pescaderías Vascas, el histórico negocio de Astarloa que, con 112 años de historia, bajó la persiana el 31 de diciembre del año pasado.
Fernández cuenta que el inmueble despertó un enorme interés en el sector, pero que se adelantó a la competencia. «Llevaba buscando locales desde hace tiempo, pero la cosa estaba complicada. Investigué un poquillo y me dijeron que este tenía muchas novias. Astarloa me gusta más que Ledesma porque es una calle de mucho paso», argumenta. El jueves de la semana pasada cerró el contrato de alquiler, que se prolongará durante los próximos 20 años.
Herencia paterna
De hecho, las obras han arrancado ya con el derribo integral del interior del inmueble. Del diseño se encargará la firma de interiorismo Verno, cuyo diseñador, Fernando Enales, ha decorado muchos de los restaurantes y bares bilbaínos más importantes abiertos en los últimos tiempos. No obstante, la intención de Fernández es dejar su sello en la decoración. Ya lo hizo en el de Indautxu.
El empresario bilbaíno tiene siempre en mente la figura de su padre, un ingeniero industrial que le daba a probar ostras de niño. «El me aficionó. Soy un apasionado de los bivalvos, así que las ostras que sirvo me tienen que gustar a mí antes que nada», esgrime. Con la apuesta de Astarloa, confía en repetir el éxito y en seguir recibiendo clientes «de todo el mundo», con la venta de unidades cuyos precios oscilan entre los 1,90 y los 5,20 euros de las ostras holandesas. «Me llega gente de todos los lugares, desde Australia a Groenlandia», se felicita.