Prohíben el uso de dinero en metálico en los autobuses de Euskadi para evitar contagios

El transporte público de Euskadi aplicó este viernes una nueva vuelta de tuerca a las medidas destinadas a contener la expansión del coronavirus. El grupo de trabajo creado por el Gobierno vasco para estudiar la situación de emergencia que se vive en esta pieza clave para la movilidad de la sociedad apostó por ahondar en las políticas que ya se venían desarrollando desde hace unos días (limpieza exhaustiva de los vehículos y trenes con desinfectante, reparto de geles entre los empleados y traslado de información a los clientes), pero también decretó la adopción de nuevas restricciones. La más llamativa hace referencia a la prohibición de pagar en metálico los billetes siempre que haya de por medio un cobrador o trabajador. Un cambio importante que se adoptó de inmediato tanto en Bilbobus como en Bizkaibus.

Con monedas ya sólo se podrá abonar el título de transporte en las máquinas expendedoras, por ejemplo en el metro. En el resto de transacciones sólo será válida una tarjeta de crédito o el uso de una Barik, en Bizkaia, o la txartela equivalente en cada territorio. De esta forma, se limita el contacto con los conductores de autobús y otros profesionales del sector. Esta nueva normativa transitoria engloba también, en la medida de lo posible, a los taxis, a los que se recomienda que prioricen los pagos bancarios.

Otra de las decisiones adoptadas por el foro auspiciado por el Ejecutivo autonómico tiene que ver con la reorganización de las rutas y líneas de transporte público. La idea es optimizar los recursos disponibles. Hay autobuses universitarios que se han quedado sin viajeros. Estos vehículos y conductores serán reasignados a enlaces con más densidad de pasajeros, en un intento de reducir las aglomeraciones y, por lo tanto, las probabilidades de contagio. Bizkaibus, por ejemplo, reducirá de manera notable desde el lunes el servicio a la UPV.

En esta línea, los autobuses sólo abrirán sus puertas traseras o intermedias, nunca las delanteras. Y, además, las primeras filas de asientos tendrán que ser deshabilitadas para que los profesionales estén lo más alejados posible de los clientes. El objetivo es ganar ese metro de distancia que los epidemiólogos consideran vital para poner freno a la propagación del Covid-19.

Ese margen de seguridad ya se venía aplicando en Metro Bilbao desde la tarde del jueves. La empresa púlica pidió a todos sus empleados que la sigan a rajatabla. Además, el suburbano obligará a las trabajadoras embarazadas y al personal con una salud «especialmente sensible» a permanecer en las garitas de las estaciones. No podrán salir bajo ningún concepto. El resto de los supervisores se ausentarán de este espacio que está protegido con un cristal «el mínimo tiempo indispensable» para prestar la ayuda necesaria a los clientes.