«El principal problema de los menores en el mundo sigue siendo la pobreza»

- 196 países han ratificado la Convención de los Derechos del Niño. Solo falta uno.

- Falta Estados Unidos.

- ¿Por qué?

- La pregunta habría que hacérsela a ellos. EE UU tiene la paradoja de que no ratificaron la Convención pero sí los protocolos adicionales, los referidos a conflictos armados y a la utilización de niños en pornografía y trata y prostitución. A raíz de las movilización de los niños de 'Fridays For Future', hicimos un comunicado saludando esas movilizaciones, en el que además invitábamos a los Estados Unidos a ratificar el tratado.

- ¿En su 30 aniversario?

- Sí. Y, de ese modo, que se convierta en el primer instrumento de derechos humanos universal. En estos 30 años ha pasado de todo. Ha habido avances muy marcados en términos de cambios legislativos, pero en términos prácticos también ha habido retrocesos.

- Hay países que apoyan el acuerdo pero en los que se dan situaciones horribles: niños soldado, esclavitud... ¿Cómo se puede pasar de una firma bienintencionada a una mejora real?

- Nuestro papel es ayudar a los Estados a que mejoren en la aplicación de la Convención. Hay problemas duros que todavía se mantienen. Si tengo que resumirlo todo de forma gruesa, diría que el principal sigue siendo la pobreza. Los niños continúan siendo el sector de la población más pobre, y el que más sufre la represión y la criminalización.

- ¿De qué modo?

- Los países en los que han mejorado los indicadores económicos todavía tienen grandes problemas de pobreza concentrada en la población menor de 18 años. España es uno de los casos. Esto lo digo para que se vea que estas cuestiones no solo se dan en países africanos. El Comité le ha dicho al Estado español que la pobreza es uno de los temas que tiene que atender rápidamente. En comparación con el resto de la Unión Europea, aquí los niños están muy atrás.

- ¿Y la criminalización?

- Hay como un movimiento pendular entre pobreza y las políticas criminalizadoras. En muchos países de América Latina y de Asia se están dando políticas de mano dura con los menores desfavorecidos, de bajar la edad de imputabilidad, de aumento de penas. En España la criminalización se da con los menores inmigrantes.

- Desde 2013 ustedes pueden recibir directamente quejas individuales y denuncias de menores. ¿Les llegan muchas de España?

- España lleva la delantera en presentación de quejas. Desde 2013 recibimos 300 peticiones. Hemos registrado 99 casos y un poco más de la mitad son contra España. La mayoría de los que tenemos, muchos ya resueltos, se refieren a detenciones de niños migrantes en las fronteras y el proceso de determinación de su edad. Cuando un menor migrante es detenido y asegura que es menor, el Estado español duda de esa información y se inicia un proceso de determinación, basado en un test desarrollado en 1954 a partir de estudios sobre la población caucásica. Pero la morfología de las personas del continente africano es diferente. Le hemos dicho a España que tiene que revisar este método, que todas las actuaciones se tienen que basar en la presunción de minoría de edad y que se le proporcione a la persona un representante legal durante todo el procedimiento.

- ¿Qué impresión se llevó del encuentro con Iñigo Urkullu?

- Fue una reunión muy buena. Entre otras cosas, el lehendakari me habló del Pacto social por la inmigración que propuso. Me parece una buena señal frente a algunas reacciones que he visto, de corte xenófobo, contra menores migrantes que se han dado en España.