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La huelga indefinida del profesorado del colegio Jesús María ha cumplido ya seis semanas sin que haya visos de que el conflicto se vaya a ... solucionar a corto plazo. Los docentes iniciaron el paro el pasado 18 de marzo a modo de protesta contra los recortes de plantilla que tendrán lugar como consecuencia de la fusión con Jesuitinas a partir del próximo curso. El nuevo proyecto educativo conllevará el despido de 40 empleados, entre ambos centros.
En este contexto, las familias no ocultan su «preocupación» e incluso «indignación». Falta apenas un mes para Selectividad y los alumnos «han perdido mucha materia y el ritmo de trabajo», lamenta una madre. «Toda esta situación ha afectado a su estado anímico. Habrá muchos que igual no entran en la carrera que quieren por unas décimas», afirma.
El pasado 8 de abril, la semana anterior a las vacaciones de Semana Santa, el Gobierno vasco modificó los servicios mínimos obligatorios. Los alumnos de 2º de Bachillerato reciben desde entonces sólo las asignaturas troncales: Euskera, Lengua Castellana, Historia de España o Historia de la Filosofía, Inglés y una asignatura de modalidad.
Con todo, «no es suficiente», opina el padre de un estudiante de este curso. «No están impartiendo las asignaturas optativas, que es lo que determina si entras o no en algunas carreras». «Entendemos a los profesores, pero a estas alturas el marco de confianza con ellos está muy tocado», confiesa. «Los alumnos lo van a tener muy complicado en Selectividad, que ya de por sí les genera mucho estrés, porque no irán preparados al 100%», considera Miguel Ángel Alonso, vicepresidente del Ampa. Muchas familias han optado por contratar profesores particulares o ir a academias.
Más allá del alumnado de último curso, Alonso se muestra preocupado por el resto de estudiantes. Los servicios mínimos garantizan que los menores están cuidados, pero no se avanza materia. Varias familias relatan a este periódico que sus hijos van al colegio «a tomar el sol, ver Netflix, jugar con el móvil, pintarse las uñas, plancharse el pelo, jugar a cartas... La situación es caótica». «Entendemos a todas las partes, pero vemos que los alumnos son los más perjudicados. Creo que el derecho a la educación está por encima del derecho a la huelga», afirma Alonso. No entendemos que el Gobierno vasco no haya intervenido», abunda. «Esta situación se va a repetir con otros colegios. ¿Cada vez que uno se cierre va a haber una huelga? Educación debería plantearse qué va a hacer en estas situaciones», zanja otro progenitor.
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