«Vamos a reclamar al Estado que devuelva la multa que nos impusieron»
El expresidente del Parlamento cree que no es comparable su caso y el de los dirigentes catalanes como Mas, Homs y Forcadell
Olatz Barriuso
Sábado, 17 de junio 2017, 00:36
Asegura Juan María Atutxa no sentir nostalgia de la primera línea política, unos años «entretenidos», bromea. Objetivo prioritario de ETA en sus tiempos de consejero de Interior, vivió después una etapa convulsa como presidente del Parlamento, que acabó con su inhabilitación por negarse a disolver el grupo de Sozialista Abertzaleak. Ahora, Estrasburgo ha condenado a España por vulnerar su derecho a la defensa.
- ¿Está convencido de que a usted, a Gorka Knörr y a Kontxi Bilbao les condenaron por motivos políticos?
- A nosotros nos pilló en medio. El Parlamento vasco es pequeño pero de cuerpo entero. Se merece el mismo respeto. Determinadas personas del mundo de la Justicia no han entendido todavía eso. Francisco Hernando (expresidente del Supremo) pidió la disolución del grupo sin leerse nuestro reglamento, que tiene rango de ley. El auto era incumplible. Me dije: yo esto no lo puedo hacer porque voy a pisotear mi propia ley y desacreditar la dignidad de esta institución.
- Habló de tropelías y corrillos para precipitar una sentencia desfavorable. ¿Podría ser más explícito?
- Tropelías terribles, sí. Tengo constancia pero no tengo pruebas. Sí sé de los movimientos de manipulación que se ejercían desde algunas personas del Tribunal Superior.
- ¿Y sigue creyendo en el Estado de Derecho?
- Yo sí. Y sigo creyendo en la Justicia, pero no en todos los que tienen la responsabilidad de ponerla en práctica. En algunos no creo ni de coña. Entre otras cosas, porque hay magistrados, en el Supremo y aquí, que son de diez. Creo en la Justicia, pero no en la Justicia manipulada.
- ¿La situación es la misma hoy?
- Las personas siguen. El ponente del Constitucional, en nuestro caso, (Enrique López), sigue ahí.
- No contó qué le contestó el ex fiscal general del Estado Jesús Cardenal cuando le abordó para reprocharle su «inmoralidad».
- Fue a la salida de misa. Le dije 'por culpa suya estuve tres días sentado en el banquillo y he sido injustamente condenado. Pero esto todavía no ha acabado. Ya hablará Estrasburgo'. Él me dijo que tenía la conciencia tranquila. Y yo le dije: 'pues allá con su conciencia' y me fui.
- Estrasburgo no entra al fondo de la cuestión. Se limita a constatar que se vulneró su derecho a la defensa. Sin embargo, lo han celebrado como una victoria.
- Es que para qué va a entrar al fondo. El argumento potente de nuestro recurso iba por ahí. La sentencia dice que no ha habido un juicio justo y no se nos ha respetado el derecho a ser oídos. La condena a España es rotunda. ¿Para qué es necesario entrar en más consideraciones?
- El fallo no dilucida si ustedes actuaron conforme a Derecho o incurrieron en desobediencia.
- Eso ha dicho el ministro de Justicia y me parece terrible. Parece que quiere quitarle fuerza a lo elemental, que no tuvimos derecho a defendernos. El euro por daños morales es porque nosotros lo pedimos. No íbamos en busca de dinero.
«Siento desazón por tanta brutalidad estéril»
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- ¿Mira con envidia la relativa placidez política de hoy?
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- Siempre tuve claro que la política es de ida y vuelta. ¿Envidia? No. Desazón por la esterilidad de tanta brutalidad y tanto sufrimiento.
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- ¿Cómo vivió el desarme de ETA?
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- No me emocionó, fue la entrega de unos despojos. Los altos el fuego me ilusionaban, pero las ilusiones se iban truncando. Necesitaremos tiempo para poder miranos a la cara unos a otros sin lanzarnos dardos.
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- ¿Le pareció una rendición?
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- Es la primera vez que he visto festejar un fracaso.
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- ¿Depende la situación de los presos de ellos mismos?
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- Es un tema enormemente complicado. Pero no es novedoso. A mí me escribió Soares Gamboa desde Santo Domingo. Le advertí que podía ayudarle a volver, pero que no se iba a ir a tomar vinos a Logroño, sino a saldar su deuda en prisión. Lo mismo hacen ahora estos. Van un poco atrasados. Y Urkullu les dice algo parecido 'Hagan autocrítica, no van a ir a la calle, pero sí a Zaballa o a Basauri'.
- Además de la multa...
- La multa la vamos a reclamar aquí. La sentencia ha quedado anulada y por tanto esa cantidad (pagó 18.000 euros y Knörr y Bilbao 12.000 cada uno) nos corresponde. Si no, sería robar, y el que roba va al infierno.
- Iba a preguntarle qué coste personal ha tenido en su vida.
- Lo he llevado bastante bien. Nunca he hecho nada en contra de mi conciencia. En 2008, cuando nos condenó el Supremo, Begoña, mi mujer, salió como siempre a despedirme a la puerta. Le dije: 'Tienes un marido que es un condenado'. Me contestó: 'Que sea por esta causa es un orgullo'.
- La sentencia ha tenido especial eco en Cataluña. ¿Le molestó que los soberanistas catalanes se apropiasen de ella para justificarse?
- Alegrarse de la sentencia es algo que tiene que hacer toda la sociedad. Estos días me felicita a todas horas gente que no conozco de nada. Si en Cataluña se han alegrado, miel sobre hojuelas. A partir de ahí, bastante he tenido con lo mío para estar mirando con lupa a Cataluña.
- Pero, ¿ve algún paralelismo entre su caso y el de los dirigentes catalanes investigados por alentar un referéndum de independencia?
- Lo que allá está aconteciendo y lo que nosotros hemos padecido tiene algunos puntos similares, pero muchas otras cosas no tienen nada que ver. Para que se pareciera a nuestro proceso, tendría que haber primero absolución. Cogemos la sentencia de Estrasburgo, y donde salen los nombres de Atutxa, Knörr y Bilbao ponemos los de Mas, Homs y Forcadell. Pues no. En esto el corta y pega no vale. Estrasburgo mira con minuciosidad y profundidad las cosas. ¿Qué dirá sobre Cataluña? No tengo ni puñetera idea.
- Dijo el Govern que el fallo les daba más argumentos. ¿A usted le gusta ese camino?
- A mí me gusta el camino que marca la sociedad. No hay que volverse loco. El papel que está desarrollando nuestro querido lehendakari Urkullu es fantástico. Por muchas críticas al pacto con el PP, unas lonchas más para el salchichón que nos hemos traído. Pero no para Sabin Etxea, para la sociedad. El salchichón entero no nos lo darán en la vida, pero loncha a loncha ya casi el salchichón es mayor aquí que allí. Si en Cataluña hay una movilización que les impulsa a eso, respeto absoluto. Nosotros, a lo nuestro. Como le dije a un fraile de Aranzazu, soy creyente e independentista pero para ninguna de las dos cosas tengo prisa.
- ¿Le sorprende que el independentismo catalán no haya extraído ninguna lección de Ibarretxe?
- Insisto, respeto. Ha dicho Arzalluz que le parece admirable, pero que no se va a poder desarrollar.
- ¿Cree que no habrá referéndum?
- Creo que no.
- ¿Ve en cambio recorrido a la reforma del Estatuto de Gernika impulsada en el Parlamento?
- El Estatuto ha sido un instrumento fabuloso. Bien es cierto que ha sido incumplido y siempre ha habido que dejar pelos en la gatera para lograr las transferencias, y eso sigue ocurriendo. Pero hay que actualizarlo. Entonces no estábamos en Europa. Ahora queremos estar en Europa, siempre hemos abogado por Europa y los discursos de Aguirre o Landaburu en ese sentido son de rabiosa actulidad. Hay que buscar consensos, trabajar en ello.