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Martín Alonso.

«El día después del referéndum estaremos justo como estábamos la víspera»

Acaba de publicar el tercer volumen de 'El catalanismo, del éxito al éxtasis', y afirma que «la mejor vía» para aliviar el conflicto es «una reforma constitucional»

Silvia Cantera

Viernes, 16 de junio 2017, 02:04

Para apaciguar la tensión que ha producido el proceso soberanista en Cataluña, el periodista Martín Alonso llama «a la tranquilidad». El autor de la trilogía ' ... El catalanismo, del éxito al éxtasis', cuyo último ensayo acaba de publicarse, sostiene que se está desatendiendo la agenda social porque el Gobierno de Carles Puigdemont ha centrado sus energías en el soberanismo.

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¿Habrá referéndum?

Las voces autorizadas coinciden en señalar que no. La salida que se propone como alternativa sería la celebración de unas nuevas elecciones. Pero lo que más riesgos genera es el tiempo que queda hasta el 1 de octubre; la tensión social va a aumentar mucho. En cualquier caso, el referéndum es un dilema entre la ilegalidad reconocida y la frustración.

¿Alguna de las partes cederá para conseguir una consulta pactada?

Entrar en esos supuestos es complicado. La única solución es que haya un acuerdo para una reforma de la Constitución. El Gobierno ha dicho que ésta sería una solución. No se puede llevar a cabo un referéndum unilateral sin una reforma constitucional que, además, incorpore la cuestión territorial.

¿Qué hace falta para eso?

Eliminar la sensación de urgencia. Los procesos sociales y políticos hay que hacerlos con calma. Hace falta que se genere un clima de acercamiento, que es indispensable, pero para eso hace falta querer dialogar. Necesitamos un enfoque tranquilo, prudencial, sin ultimátums, sin dilemas, porque eso solo nos puede llevar al precipicio.

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¿De quién es la culpa de que se haya enquistado tanto la relación entre Cataluña y el Gobierno central?

Yo no iría tanto a buscar culpables, sino a cómo atemperar la situación para que busquemos una salida, porque puede producirse algo realmente costoso y traumático.

«Cierta hostilidad»

La sociedad está muy dividida.

Cataluña ha votado más veces que el resto de comunidades autónomas en los últimos seis años. Se sabe que hay dos mitades. ¿Qué hacemos con una consulta cuando tenemos dos mitades? El día después del referéndum estaremos justamente como estábamos la víspera.

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¿La corrupción en Cataluña ha influido en el impulso del soberanismo?

Hay una relación. No olvidemos, por ejemplo, que el poder de Pujol se asienta sobre una tremenda falsedad. Nunca fue favorable a la independencia, al menos en público, hasta que empezaron a entreverse los papeles con las cuentas de su familia en Andorra y el legado de su padre.

¿Cómo pueden recuperar las relaciones ambos gobiernos?

Son posiciones antagónicas y de cierta hostilidad. No podemos permitir que haya trincheras. Tendríamos que hacer un esfuerzo porque el tren puede descarrilar.

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Si no hay consulta, ¿en qué lugar quedarán los independentistas?

No se realizará porque es ilegal. Pero quedarán todas las frustraciones y será una prioridad encauzar la situación. Un poco de serenidad nos viene muy bien.

¿Lo que está ocurriendo en Cataluña influye a Euskadi?

Con los procesos sociales ocurre como con los 'best sellers': cuando han ocurrido todos los predecimos, pero no antes. Lo que tenemos de manera inmediata es el acuerdo sobre el Concierto y el Cupo. El PNV no ha apoyado las iniciativas del soberanismo catalán más allá de algunos gestos simbólicos. Está en el lado moderado del péndulo tras las intensidades del tiempo de Ibarretxe, pero la curva de intensidad de los nacionalismos varía mucho en función de la oportunidad política. Eso sí, hay gente que ha calificado el proceso catalán como una 'batasunización' porque sí que ha habido un contagio de los sectores más independentistas. Hay una amistad cercana entre David Fernández, de la CUP, y Arnaldo Otegi.

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¿Se están desatendiendo los temas sociales por el desafío soberanista?

Completamente. Cuando el 15-M fue desalojado de Plaza Cataluña, Carod Rovira (ERC) dijo, con perdón: 'Estos españoles que se vayan a mear a España'. Es decir, consideraba que una protesta social no iba en la dirección de sus prioridades. La agenda social y la identitaria se llevan mal.

¿Ha habido intereses detrás?

Es un claro caso de influencia. No interesa que aparezca el tema de la privatización de la Sanidad, ni casos de corrupción. Cataluña es un caso de nacionalismo de ricos porque es uno de los territorios donde las condiciones de vida son más favorables.

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Si se produce el referéndum, ¿habrá una gran movilización?

Hay un manifiesto cansancio porque realmente son años de sprint, y esto dificulta las posibilidades de adivinar el resultado.

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