Política, diálogo y acuerdos
La esencia de la actividad política en democracia consiste en la confrontación de ideas, proyectos, también de intereses a través del diálogo y del acuerdo, acudiendo a la movilización si se considera necesaria
Xabier Gurrutxaga
Viernes, 5 de mayo 2017, 03:09
El ideal de la política es trabajar o luchar para que lo necesario se convierta en realidad. En la actividad política en muchas ocasiones el ... problema reside en definir qué se entiende por necesario en cada momento. La mayoría de las veces lo necesario viene definido por lo que se conoce como el interés general. Junto a ello está el problema que con frecuencia en la lucha política la agenda que integra lo necesario no resulta posible, total o parcialmente, su consecución. De ahí que para algunos o para muchos la política consista en el arte solo de lo posible.
A la vista de la experiencia histórica parece claro que la virtualidad de una política que persiga el interés general pasa por llevar adelante una estrategia que tenga en cuenta tanto lo necesario como lo posible, descartando dilemas rupturistas estériles. Por eso en política tan importante como la relación de exigencias necesarias es fijar objetivos posibles.
La esencia de la actividad política en democracia consiste en la confrontación de ideas, proyectos, también de intereses a través del diálogo y del acuerdo, acudiendo a la movilización si se considera necesaria. En sociedades abiertas la política pierde todo su sentido si no se entiende como un ejercicio responsable de diálogo y acuerdo. La movilización que descarte la negociación o la oposición parlamentaria que quiera articularse como proyecto excluyendo toda posibilidad de entendimiento con el poder, sea el que sea, lo que pretende no es tanto dar solución a los problemas cuanto constituirse como contrapoder.
Política en democracia significa reconocer la representación y la legitimidad de los adversarios. Aceptarlos como agentes con legitimación para dialogar y acordar con ellos no solo para confrontar y discrepar. Esta es una regla de oro para el funcionamiento democrático que solo debería ser cuestionada si realmente se acredita que un agente político democrático ha perdido tal condición y con ello ha perdido también la legitimación para ser un interlocutor reconocido para el diálogo.
Con motivo de los debates y los acuerdos habidos sobre los Presupuestos Generales se ha alegado por algunas formaciones la prohibición ética de realizar acuerdos con el Gobierno del PP dada la vinculación de este partido con la corrupción. Es decir, se le niega a esta formación legitimación para ser parte de los diálogos democráticos. De ahí que algunos propongan la moción de censura y otros justifiquen la enmienda a la totalidad o la imposibilidad de hacer acuerdos. Tanto el PSOE como Podemos están en la obligación de aclarar a la ciudadanía si lo suyo es solo un argumento para el debate o estamos ante una posición de exclusión del PP y de su Gobierno del diálogo democrático. Porque si es solo un argumento para el debate no se puede reprochar a las formaciones que han acordado con el PP que exista una prohibición ética.
EH Bildu, que también ha recurrido al tema de la corrupción como un hecho impeditivo para pactar con el PP, deberá aclarar su posición si plantea tal exigencia al Gobierno de Navarra para que se retire de las negociaciones del cupo foral con el Gobierno de Rajoy. En su fuero interno los partidos que respaldan al Gobierno de Uxue Barkos se han alegrado del acuerdo logrado por el Gobierno vasco y el PNV en materia de Cupo, pues es obvio que este acuerdo les servirá como referencia para allanar su negociación.
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