Plentzia se blinda para evitar más altercados y pide al metro que recorte sus servicios
El Consistorio prepara a contrarreloj fuertes controles y un refuerzo policial para atajar los incidentes en sus 'no fiestas'
Los municipios de Bizkaia han luchado siempre por tener el servicio de metro con el mayor número de trenes disponibles y con el mejor horario ... posible para sus ciudadanos, sobre todo en las noches de los fines de semana y en fiestas patronales. Hasta ayer. En una decisión inédita, el Ayuntamiento de Plentzia solicitó al suburbano todo lo contrario: que limite su oferta entre hoy y el próximo domingo. Que elimine servicios, sobre todo el viernes y el sábado, cuando habrá circulaciones hasta las dos y media de la madrugada. El metro mantendrá el servicio normal en esta época del año, que no incluye los extras de las fiestas porque este año no se celebran.
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Se trata de un intento desesperado del Consistorio por poner orden en una villa que vive estos días las 'no fiestas' de los 'sanantolines' y que ha sufrido durante todo el verano el azote del botellón, los robos, las peleas, intimidaciones a sus vecinos e, incluso, una violación grupal a una menor de 17 años que investiga la Ertzaintza. La propia Policía autonómica tuvo que cargar en la noche del martes en el Casco Viejo al haber una multitud que se negaba a dispersarse, según aseguró el Departamento de Seguridad. Hubo tres detenidos y los agentes llegaron a disparar balas de espuma 'foam' contra los congregados. Algunos de ellos lanzaron botellas y sillas.
«No tenemos por ahora ninguna petición oficial sobre la mesa»
En cierta forma, Plentzia y el cercano pinar de Gorliz se han convertido en el epicentro del descontrol festivo de la pandemia en Bizkaia desde el final del toque de queda, allá por mediados de mayo. Los residentes están hartos porque se acercan «cientos de jóvenes de todo el territorio, y no todos con buenas intenciones».
¿Por qué este poder de atracción? En parte por el metro y su magnífico servicio (en 17 minutos, el pasajero está en Algorta y en 40 se puede alcanzar el centro de Bilbao y Barakaldo). Muchos llegan en el último convoy, sin posibilidad de regreso hasta la mañana siguiente. La alcaldesa, Elixabete Uribarri, cree que la conexión ferroviaria es una de las claves: «Plentzia está bien comunicada. Esta accesibilidad tan buena y favorable para otras circunstancias se convierte en un hándicap para ciertas conductas incívicas», afirma. Y por este motivo, una de las medidas que quiere activar la Administración local es cortar la principal vía de aproximación. Aunque aún no lo ha conseguido. Fuentes oficiales de Metro Bilbao apuntaron ayer que su parrilla de trenes permanece intacta y que no han recibido «ninguna petición oficial» para recortar frecuencias.
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«Muchos de los que provocan incidentes vienen de fuera porque aquí no están vigilados»
En un primer momento, según ha podido saber EL CORREO, la intención institucional era la de cerrar Plentzia a cal y canto, aplicando un confinamiento perimetral. La idea se barajó y se consultó con el Gobierno vasco. Se quería plantear un dispositivo similar al que tendrá Lekeitio (también inmersa en sus 'no fiestas').
Sin embargo, el plan quedó aparcado por varios motivos. Por una parte, porque los recursos municipales son escasos (sólo hay cuatro agentes en la guardia urbana) y, por otro lado, porque había dudas del encaje legal de un escenario tan drástico, en el que se prohíbe la movilidad y el acceso a todas aquellas personas que no tengan residencia o justifiquen un interés legítimo. Además, la situación epidémica en Lekeitio y Plentzia es bien distinta. Lekeitio cuenta con una incidencia desbocada: supera los 1.000 puntos, mientras que la de Plentzia es tres veces inferior (363). Adoptar una medida así es difícilmente justificable desde un punto de vista sanitario, sobre todo ante un juez.
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Plentzia solo tiene 4 policías municipales. El Consistorio se planteó un cierre total, pero no hay efectivos ni encaje legal
'Día de cócteles'
Por todo ello, la alcaldesa ha optado por pedir a metro una reducción de la oferta y por otras dos medidas policiales. La primera: la guardia urbana comenzará a trabajar de noche (hasta ahora solo patrullaba de día) y establecerá controles en las carreteras de acceso. Por otro lado, la Ertzaintza vigilará sobre todo la llegada de foráneos en metro. La idea es poner coto a esos jóvenes que desembarcan en la villa cargados de bolsas con bebidas alcohólicas.
El Ayuntamiento mueve ficha en la víspera del conocido como día de cócteles, una jornada que tendrá lugar hoy y en la que se bebe desde las dos de la tarde. Las cuadrillas recorren los bares del pueblo trasegando un brebaje que suele tener helado de vainilla, ginebra, vermú... «En cada sitio se hace de una manera y, al mezclar, con dos ya llevas un buen pelotazo», cuenta un vecino.
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«Estamos preocupados porque hay un efecto llamada y total impunidad»
«No vamos bien como sociedad»
La alcaldesa de Plentzia, Elixabete Uribarri, se mostró ayer muy preocupada por lo ocurrido en el municipio el martes, cuando numerosos jóvenes se enfrentaron a la Ertzaintza, que trataba de dispersarlos porque estaban bebiendo en la calle sin respetar las medidas contra el covid. Hay tres detenidos y numerosos daños en la localidad, sobre todo en la zona del puerto, el casco urbano y las playas. Hay mucha «suciedad» y mobiliario urbano afectado, declaró a 'Radio Euskadi'.
Uribarri sostuvo que lo ocurrido anoche no tiene una explicación clara, pero cree que «no se trata de un problema policial, sino de educación». Según su opinión, no se trata de poner más agentes en las calles, sino de que los chavales aprendan a respetar las normas. Por ello, quiso recordar que aunque hoy es el día grande, «no hay 'sanantolines'». Es un claro llamamiento al recogimiento de la población y una advertencia a quien tenga intención de celebrarlo sin respetar la normativa vigente.
Uribarri recordó que los vecinos de la localidad costera ya han mostrado «su hartazgo» ante esta situación, que se lleva repitiendo meses y que ha tenido como epicentro en muchas ocasiones el pinar. «Queda claro que parte de la sociedad no se ha enterado todavía de que seguimos en pandemia». En línea con lo que dijo el lehendakari, sostuvo que «hay más violencia y debemos pararnos y reflexionar. No vamos bien como sociedad».
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