Los pisos de Zorrozaurre se anclarán a la roca a 18 metros de profundidad bajo la ría

Según confirma, el Ayuntamiento de Bilbao firmó el acta de inicio de obras el pasado viernes, aunque el movimiento en la parcela se aprecia desde hace unas semanas. «Dada la cercanía del agua de la ría (menos de un centenar de metros), esta fase inicial es muy complicada; debemos asegurar bien la estructura que garantizará la estabilidad de las construcciones y que no se vean afectadas por eventuales inundaciones», explica Enrique Abad, Responsable Técnico y de Edificación.

El problema es el nivel freático, ese punto del subsuelo cercano a ríos o al mar donde la tierra se inunda de agua debido a las filtraciones. «En esta zona el límite está a 1,47 metros sobre el nivel medio del cauce, y nosotros estamos ahora a 2,40», precisa Roberto Huidobro, jefe de obra.

De cara a las viviendas no habrá problema, porque la urbanización ha elevado todo el terreno entre 3,5 y 8 metros «para cumplir con la huella de inundabilidad a 500 años». Pero los edificios tendrán dos plantas subterráneas de garajes, que en su parte más baja quedarán varios metros por debajo de la ría. «Para evitar el mínimo riesgo construiremos una especie de piscina gigante impermeable, dentro de la cual se desarrollará toda la obra -cuenta Abad-. Será como un barco de 315 metros de eslora, pero anclado al fondo». Un suelo que no es de roca pura hasta «18 metros más abajo», donde precisamente tendrán que perforar para colocar «326 pilotes precisos para aguantar toda la estructura».

Las labores se centran en la actualidad en habilitar las paredes de ese gran vaso. Para perfilarlas se están colocando casi 300 tablestacas, «piezas de acero de 16 metros de longitud y 1,19 de ancho». Cuando esté cerrado el perímetro, se podrá seguir excavando con tranquilidad «en seco». «Realmente, solo tenemos que descender unos cuatro metros para dejar espacio a una de las dos plantas sótano, porque ahora ya estamos otros tantos por debajo de la altura a la que quedarán los portales y la urbanización definitiva de la isla», detalla Abad. En cualquier caso, el movimiento de tierras previsto es importante: unas 39.000 toneladas.

Luego se construirá una «losa de subpresión», una gruesa plancha de hormigón capaz de soportar la fuerza del agua. Y encima se habilitará «un forjado sanitario (un segundo suelo con bóvedas por debajo) para dar más seguridad y evitar también las humedades». A partir de entonces, la construcción de los edificios «será absolutamente normal, como en cualquier otra promoción».

Revuelta remarca que las viviendas deberán estar construidas en 36 meses (abril de 2024). «Antes de que se pueda entrar a vivir, a ese plazo habrá que sumar la tramitación de la legalización de las instalaciones y el certificado de VPO que debe autorizar el Gobierno vasco» puntualiza. El coste total de la construcción ascenderá a 18,5 millones de euros.

Los edificios serán «sostenibles», con la calificación energética 'A'. Para la calefacción y el agua caliente sanitaria no habrá calderas, sino que se recurrirá a la aerotermia, «evitando la combustión y, por lo tanto, las emisiones de CO2 a la atmósfera». La energía eléctrica que precisa este sistema se obtendrá de paneles solares fotovoltáicos.

Respecto a los plazos del resto de promociones que Jaureguizar desarrollará en la isla, Revuelta adelanta que «esperamos comenzar la construcción de 233 viviendas de protección oficial de precio tasado a finales de este año o comienzos del próximo». También levantarán otras 313 viviendas libres, «que se iniciarán en el transcurso de 2022».