Los pilotos exigen cambiar los comederos de buitres para sacarlos de sus rutas de vuelo
Consideran «alarmante» que se hayan avistado 400 rapaces sobre el aeropuerto de Loiu durante el último año
helena Rodríguez
Sábado, 4 de agosto 2018, 01:00
Cuatrocientos buitres han sido avistados por los pilotos aéreos en las inmediaciones del aeropuerto de Loiu en el último año, un número que consideran lo suficientemente elevado y «alarmante» como para adoptar medidas, especialmente después de que dos de estas aves se hayan estrellado contra sendas aeronaves en solo tres meses. La proliferación ha sido constatada también por biólogos y ornitólogos, que la justifican en el hecho de que ahora es época de desarrollo y, por tanto, hay más buitres y crías en el aire, las propias corrientes térmicas de la zona y la existencia en los alrededores de carroña ganadera que sirve de alimento a las colonias. Los pilotos hablan de un peligro «real» y ven conveniente gestionar los comederos para alejar a estos grandes pájaros de los pasillos aéreos.
En tres meses, dos buitres leonados se han estrellado contra otros tantos aviones que maniobraban cerca del aeropuerto vizcaíno. El primero, el pasado 6 de mayo, fue casi una anécdota porque hasta ese momento, y «durante un montón de años, solo se habían producido tres colisiones con grandes aves», confirman desde el Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial. El segundo, el 29 de julio, hizo saltar todas las alarmas. Demasiado próximo en el tiempo y, también, más problemático: dejó sin una turbina al aparato a 600 metros de altitud y debió volver rápidamente a Loiu.
Los comandantes califican la situación de «alarmante» y los ayuntamientos del Txorierri, situado en el corredor aéreo, han exigido que se tomen las medidas para garantizar la seguridad de la población y de los pasajeros. El asunto incluso ha llegado al Senado de la mano de EH Bildu. Un documento oficial del Ministerio de Fomento enviado al senador Jon Iñarritu confirma que entre el 3 de mayo de 2017 y el 11 de mayo de este año, los comandantes contabilizaron más de 400 carroñeras en la zona.
Para el colegio, «la alarma es real por la reiteración y por la proximidad en el tiempo» de los dos incidentes. «Bilbao siempre ha tenido problemas con los buitres porque hay muchas colonias, pero nunca había pasado esto. Quizá no se debería haber cerrado el vertedero de Igorre y haber hecho un análisis previo de las consecuencias. Es posible que haya que gestionar de otra forma los comederos para intentar cambiar sus rutas de vuelo, pero el peligro es real y las instituciones tienen que hacer algo», exige Ricardo Huercio, portavoz de los comandantes.
Quienes trabajan en entornos aeroportuarios y expertos en aves como Álvaro Camiña, que ha asesorado al aeropuerto de Bilbao, coinciden en señalar que los choques entre pájaros y aviones son relativamente frecuentes. Según la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, en 2016 se reportaron en España 2.257 colisiones, es decir, 64 por cada 100.000 operaciones.
Sin embargo, todo indica que el número y la presencia de los buitres ha aumentado. A diferencia de otros pájaros, éstos pueden medir más de 2,5 metros de ala a ala y pesar 7 kilos, envergadura suficiente como para dañar el motor de una aeronave en pleno despegue en caso de ser succionado. En Euskadi funciona el censo de 2009, aunque las instituciones elaboran en este momento un nuevo registro. Según el último, 65 colonias con 808 parejas reproductoras se reparten por todo el territorio vasco. En total, unos 2.400 ejemplares.
Dado que se trata de aves que realizan desplazamientos diarios de hasta 60 kilómetros en línea recta, a esta población hay que sumar las de las comunidades limítrofes. Cantabria cuenta con 45 núcleos de nidación con 467 parejas. La más cercana, en Sonabia. En Gipuzkoa se concentran en Peñas de Aia y en Álava, en Ayala y Valdegovia.
Animales en el monte
De ese modo, más de 5.000 buitres, contando los nuevos pollos, pueden sobrevolar el entorno de Loiu. Es evidente que no todos los ejemplares cruzan sobre 'La Paloma', pero su presencia ha crecido. Camiña sabe que los ejemplares que frecuentan ese espacio aéreo van o vienen de la zona de Mungia y Gernika, donde «los residentes nos ha confirmado que consiguen alimento»: allí hay explotaciones ganaderas y pastoreo, por lo que no es raro que algún animal muera en el monte y las carroñeras se aprovechen de sus restos. En ese camino se cruzan con los aviones.
La proximidad de los vertederos de Artigas y Jata también explicaría el aumento de avistamientos, aunque «no suelen ir allí porque están en zonas de difícil acceso». A donde sí van es al de Gardelegi, en Álava. En Carranza hay un comedero, habilitado cuando la crisis de las vacas locas obligó a retirar los animales muertos.
Álvaro Camiña desmiente que los «buitres amplíen el territorio porque falte comida». «Cuando crían y las necesidades de alimento del polluelo son mayores, la zona de búsqueda se amplía, llegando a lugares donde normalmente no aparecen». Precisamente, en el ciclo vital de las aves podría encontrarse otra razón del incremento de avistamientos. Entre enero y abril las crías están en el nido, pero en junio comienzan a abandonarlo y la cifra de ejemplares en el aire se multiplica.
El hecho de que las pistas del aeropuerto concentren el calor y se generen corrientes de aire cálido ascencente también supone una atracción para estos expertos planeadores. Camiña afirma que la terminal vizcaína es pionera en el seguimiento de estas aves. A su juicio, «la alarma está injustificada» y «excede la responsabilidad de Aena». «Sólo en el caso de que dos aves impacten con los dos motores a la vez, hay un riesgo real», opina.