Padres marroquíes dejan a sus hijos en Bilbao para beneficiarse de la acogida de menores
Ertzaintza y Policía Nacional denuncian un fenómeno al alza. Han llegado a detener por abandono de un niño de 11 años a una pareja que volvía a Marruecos
El perfil de los menores extranjeros no acompañados, conocidos como menas por las siglas, ha ido cambiando en los últimos años en Bizkaia. De chavales ... procedentes de suburbios o pueblos remotos de Marruecos y Argelia, hijos de pastores o agricultores sin recursos, se ha ido pasando a un origen mucho más variado. «Vienen de Casablanca, Tinghir y de otros municipios. Algunos proceden de familias de clase media, cuyos padres son políticos o abogados», revelan a este periódico fuentes de la Diputación, la institución responsable de la tutela. Tanto los servicios sociales como los distintos cuerpos policiales han detectado un nuevo fenómeno en los últimos meses que va en aumento. Padres marroquíes traen por sus medios a sus hijos menores, en algunos casos incluso con visado en avión, y les dejan en Bilbao para que ingresen en centros de ayuda y puedan beneficiarse así de la red de acogida foral.
Publicidad
Un portavoz de la comunidad marroquí en Bizkaia así lo confirma. «Conozco unos cuantos casos. Me consta. Aunque sigue siendo una minoría. La mayoría se encuentran en situación de calle», afirma. Los progenitores «quieren ofrecerles una mejor educación, asistencia sanitaria... Miran por el futuro de sus hijos. Son gente con una situación económica cómoda a la que le conceden un visado con sus hijos. No a cualquiera se lo dan. Uno de los requisitos es presentar ingresos, estar trabajando», explica.
Noticia relacionada
Cada vez más gambianos con pasaporte oficial, aunque falso
Fuentes forales relatan que los chicos vienen «aleccionados». No muestran el pasaporte o visado hasta pasados 90 días por miedo a que les descubran y al cabo de ese tiempo, a veces de repente, aparece el CNIE (DNI marroquí). Se han dado casos de familias que aprovechan las vacaciones para viajar a Bilbao y enseñarle al menor la ciudad. Durante su estancia, le indican dónde está la comisaría, generalmente la de la Ertzaintza en Zabalburu, en la que se tienen que presentar. «¡Menor!, ¡policía!», es la fórmula más sencilla que utilizan. En otros casos, muestran un papel que alguien les ha escrito: «Soy menor no acompañado. Necesito ayuda», relatan agentes que han tenido que atender a alguno de estos chavales en su paso por dependencias policiales. O se acercan a la primera patrulla de la Ertzaintza o de la Policía Municipal a la que ven por el centro de la ciudad o en las cercanías de la Intermodal, cuando paran en un semáforo.
Cuentan que vienen de Almería en autobús –aunque resulta fácil comprobar que en la localidad andaluza no han sido reseñados– o que han cruzado el Estrecho en patera –«aunque sabemos que es mentira»–. Les han advertido que no revelen la verdad, aunque a algunos se les escapa a veces. No dejan de ser niños. Desde la sede policial, tras unas mínimas gestiones iniciales, son trasladados a alguno de los centros de acogida distribuidos por el territorio, entre ellos los de Amorebieta y el Vivero, recién reabierto y considerado un servicio de urgencia para los mayores de 16 años.
Publicidad
En lo que va de 2025 han llegado a Bizkaia más de 400 chavales, en su mayoría de origen magrebí, aunque también hay muchos subsaharianos, y cada vez más chicas. En total, la red foral de acogida atiende en la actualidad a casi 600 menores, 25 de ellos féminas, según fuentes internas. El tercer trimestre del año, en el que estamos, suele ser uno de los que congrega más llegadas.
En los servicios sociales sospechan que detrás puede haber «mafias de trata de personas», que cuentan con «intermediarios» tanto en origen, donde se ha «normalizado», como en destino, que dan instrucciones a las familias sobre los pasos que deben seguir para que sus hijos sean acogidos por la red foral. «Se trasladan todos aquí y siempre hay alguien, algún familiar, que les ayuda a ir a la Policía o al centro de menores».
Publicidad
A la Diputación le preocupa esta nueva práctica abusiva. «Es como un Erasmus gratuito», comparan las mismas fuentes. Cada vez se observan también más «grupos de hermanos, mellizos, gemelos...». Suelen ser familias numerosas, que tienen cuatro o cinco hijos. Primero llega el mayor y después los pequeños. «Los mayores hacen de anfitriones».
El más pequeño que han acogido tenía solo 11 años. Los responsables del área de Infancia decidieron incluirle en la red de protección el pasado mayo, en lugar de llevarle a un centro de acogimiento. Entonces, un hermano de 15 años que estaba en Bizkaia desde seis meses antes preguntó si podía ser adoptado. Le contestaron que sí y, ante esa posibilidad, al de pocos días apareció su madre para recuperarlo. Alegó que el de 11 años se le había perdido en un centro comercial. Al presentarse la progenitora, le entregaron a los dos menores.
Publicidad
«Oro molido»
Un ejemplo de este fenómeno se registró el pasado 23 de julio. La Ertzaintza detuvo ese día a una pareja marroquí, de apellido S., por los delitos de sustracción y abandono de menor. Habían traído a su hijo pequeño a Bilbao y éste había ingresado en un centro de acogida. Trabajadores forales alertaron a la Ertzaintza de que contaban con pruebas, fotografías colgadas en redes sociales, movimientos de la barik..., que indicaban que el menor no se encontraba en situación de desamparo, sino que tenía contacto con sus padres y que estos se encontraban en Bilbao.
La Policía autonómica localizó a los progenitores en un piso turístico del barrio de Basarrate, en Bolueta, junto con el chaval. El chico terminó confesando y dijo que en realidad era mayor de edad. Los dos adultos fueron arrestados. La tutela se encontraba ya en manos de la Diputación vizcaína. Al día siguiente, se celebró una vista en un juzgado de Bilbao y el juez les permitió regresar a Marruecos hasta que se celebre el juicio. Este antecedente quedará registrado, por si tuvieran intención de enviar a algún otro hijo menor.
Publicidad
Fuentes oficiales de la Policía Nacional, con competencias en extranjería, también confirman que han abierto diligencias en dos casos de padres de chicos marroquíes a los que habían traído a Bilbao para que fueran acogidos en algún centro, uno de ellos estos últimos días y el otro hace un mes, y añaden que han detectado algunos más. «Cuando la familia se encuentra aquí, dejan de ser menores no acompañados y no se les puede declarar en desamparo», advierten. No es fácil destaparles porque para cuando se descubre el engaño, los padres han regresado a su país de origen.
Entre los aspectos positivos de este nuevo perfil de menas destaca que no son problemáticos. «Vienen con una formación y tienen referencias familiares», coincide el representante de la comunidad marroquí. «Ahora tenemos un grupo muy bueno de chavales con cierto poder adquisitivo. Oro molido para nosotros. Nos dan mucha estabilidad. No sólo no dan problemas, sino que nos ayudan», se alegra un educador de un centro de menas, que ha sufrido en otro tiempo amenazas y agresiones por chavales con graves problemas de conducta.
Noticia Patrocinada
Pero, también llegan con expectativas demasiado elevadas. «Creen que vienen a un campamento de verano y se quejan de la comida y de la ropa. Les compramos prendas básicas, del Primark. Si quieren marcas, tienen que comprárselo con su paga (entre seis y quince euros semanales, según la edad, 30 en navidades y 50 en su cumpleaños)». Respecto a su futuro, muy pocos van a la universidad. Suelen entrar en FP porque su objetivo es «currar y buscarse la vida». Consultados por este periódico, portavoces de Acción Social de la Diputación afirman que la institución «cumple con su compromiso de atender a los menores que llegan sin referentes familiares» y que cuando detectan alguna «irregularidad», se lo trasladan a la Fiscalía y a la Ertzaintza.
Chicos con ortodoncia, Iphone y zapatillas de marca de 100 euros
Muestra de que algunos menores han crecido en familias con recursos es que se han dado al menos dos casos de chicos y chicas que traían ortodoncia en los dientes. Uno de los jóvenes pidió que se le revisara el aparato dental por parte de Osakidetza y ante la negativa, solicitó regresar a su país de manera temporal para poder acudir a una cita con el dentista, lo que le fue también denegado, según señalan fuentes internas. Entre los nuevos menas que recalan en Bizkaia, algunos vienen con un teléfono móvil Iphone en el bolsillo y zapatillas Adidas, «que cuestan 100 euros». Ellas lucen piercings y oro.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión