Ovejas a un tiro de piedra de la Torre Iberdrola
El bilbaíno Jesús Mari Azcarategui regenta la finca de 25 hectáreas que sube monte arriba de la 'Uni' de Deusto a Artxanda
Detrás de la Universidad de Deusto hay un barrio fantasmagórico, Ugasko, y desde la vía del tren hasta arriba en Artxanda, donde hay un antiguo ... molino que hasta hace 40 años estaba acondicionado como vivienda y donde el viento sopla tan fuerte que arranca las raíces de las plantas pequeñas, hay 25 hectáreas de terreno flanqueado por un muro en ambos laterales que luce repleto de arbustos, robles y plátanos -los árboles altos de tronco recto y copa tupida de la foto-. Hay una campa verde donde todo el día da el sol y en la que desde la capital vizcaína se ve pacer en la hierba a sus anchas a un rebaño de 90 ovejas 'latxa' custodiadas por dos mastines.
Los perros no hacen daño al ganado, pero sí repelen a los zorros que vienen a comerse a los corderos recién nacidos. Con el rebaño también hay algunos burros y, esta semana, media docena de pottokas jóvenes, aunque hasta hace diez días había una veintena de caballos más. Los animales de pasto están a un tiro de piedra de la Torre Iberdrola y a diez minutos en coche desde el centro de Bilbao. La hierba es su sustento y su ignorado cometido es mantener esta pradera limpia de maleza, un lugar a cuyo cargo se encuentra desde hace varias décadas Jesús Mari Azcarategui Menchaca, y antes que él, su padre, que fue un tratante de ganado de reputación.
«¡Es el paraíso!»
Jesús Mari, andarín y montañero, complexión delgada, pelo blanco y tez tostada, empleado administrativo ya jubilado que compaginó durante años su profesión con la de baserritarra, acude cada día a atender la ladera, comprobar que los animales están bien -«porque a veces las ovejas las encuentras enredadas en las zarzas»-, a trabajar en la huerta que montó durante el confinamiento para su propio provecho y dar de comer a las gallinas y a los conejos que está criando para disfrute de su nieta, de catorce meses. Antes la huerta la tenía en la zona baja, un terreno más fructífero por su situación más resguardada, pero con peor acceso. «Tengo la semilla original del tomate de Deusto», comenta con orgullo al tiempo que blande con clase su vara de avellano, un acople más de su persona, para que las ovejas no se dispersen. «He plantado rosales y el olor que darán va a ser una maravilla. A este lugar yo le llamo el paraíso». Y grita al viento: «¡¡¡El paraíso!!!». «Un día el viento le pegó con fuerza a la puerta que tengo de entrada, me dio y me rompí una costilla», comenta de paso.
Echa la vista atrás. «Yo soy nacido aquí, en Camino de Ugasko, en Deusto. Mis aitites maternos tenían la casería Aresti, propiedad de la familia Menchaca, donde vivían. Se dice casería cuando es más grande que el caserío. Fue expropiada en los 40 para hacer las casas sindicales de San Ignacio. Allí estaban las mejores huertas de Deusto. Nosotros tuvimos otras dos expropiaciones más. La línea férrea de Bilbao a Plentzia nos cortó las campas de San Ignacio y la carretera de Enekuri, otro tanto». Desde Arangoiti hasta aquí «éramos doce caseríos. El mío se llamaba 'El Manzanal', aunque mis amigos le llamaban 'La Ponderosa', porque era increíble. Teníamos las cuadras llenas de vacas de leche, ovejas y cerdos. Además, un caballo para el carro, dos burros para subir la basura a las campas, que antes era todo manual, nada de Rotavator... Y otras dos cuadras en Leioa y en Amorebieta», añade.
«Mi padre iba a todas las ferias de Torrelavega y solía traer el camión cargado de vacas de leche para luego venderlas en las ferias de Basurto y Zorroza. Me llamaba al teléfono del caserío para que fuera al puente de Deusto para ayudarle a subir el ganado. Por parte de padre, mi aitite era del caserío 'Baquijano' de Iurreta y la abuela, del 'Leitoki' de Dima», detalla. «Todos eran ganaderos, de ahí me viene la chispa. Esta finca la cogió mi padre en los años 60. Entonces era como San Mamés, una superficie verde», asegura.
Azcarategui conservó un buen número de reses y cabras hasta hace nueve años. «Pero me tuve que hacer cargo del mantenimiento y la administración de la Residencia Internacional de Estudiantes Ugasko y no tenía horario. Igual a la noche se me ponía una vaca de parto y no podía atenderla. Así que no tuve más remedio que ceder los pastos, que alguien viniera y metiera reses para conservar la zona». Las ovejas que se ven desde el Guggenheim son del pastor al que Jesús Mari entregó la finca. «Cuando la recibió era todo pradera, mientras que ahora la zarza y la argoma se están comiendo las campas. Lo que hay que hacer cada año es desbrozar lo que deja el ganado sin comer para mantener la finca limpia y producir más y mejor pasto».
«Arreglos a pedazos»
Jesús Mari señala cómo crece la zarza en el suelo. «Va cogiendo la tierra y haciendo círculos. Es resistente y difícil de someter. Así que voy a quitar las ovejas y voy a meter vacas de carne. Tengo apalabrada la finca con un ganadero y me ha dicho que lo primero que va a hacer va a ser desbrozar. Se trata de mantener las fincas verdes de cara a Bilbao, eso es lo bonito. Me gusta verlo bien. Antes había caminos. Hace años, los jesuitas venían aquí a rezar, en unos banquitos. He conocido a todos los padres famosos de la Universidad. Bernaola, Aranzadi...».
Azcarategui se muestra algo escéptico con las novedades anunciadas para revitalizar Artxanda. «Yo lo he conocido de crío y era una maravilla. Íbamos a bailar a la pista de patinaje. Había dos o tres restaurantes buenos. En la actualidad se ha degradado mucho, cosa que no entiendo pues es un mirador precioso que se ha dejado abandonar. Ahora hacen arreglos a pedazos. Se tiraron dos años con el mirador. Aquí mismo han hecho otro mirador y para mucha gente para contemplar Bilbao. Pero otros paran con litronas que luego echan tras el muro y me toca recoger a mí». También ha rescatado muchos perros abandonados después del confinamiento. «Aquí se vuelven salvajes y atacan a las ovejas».
al detalle
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117 explotaciones ganaderas hay en Bilbao, según datos del Área Sostenibilidad y Medio Natural de la Diputación.
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Por tipo de animales. Son 84 cabezas de bovino, 313 de ovino, 148 cabras, 152 caballos, 30 asnos y 3 mulos.
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