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El afectado murió de rabia en Cruces en diciembre de 2019. El Correo

Osakidetza alega que el fallecido por rabia se fue de la consulta cuando se estudiaba su caso

Responsabiliza al hospital de Tánger, donde acudió esa persona primero tras ser mordida por un gato, de no prestar al afectado «una atención eficaz»

Jueves, 12 de diciembre 2024, 00:17

Osakidetza responsabilizó ayer en sede judicial de la muerte por rabia de una persona en Cruces en 2019 tanto al hospital de Tánger donde el ... fallecido recibió la primera atención, como al propio difunto por abandonar el centro de salud al que acudió a su llegada a Bizkaia. El varón fue mordido el 31 de agosto por un gato callejero en Marruecos, país en el que es endémica esta enfermedad. Al día siguiente acudió al hospital Mohamed V, donde le curaron la herida y le dieron «unas pastillas». También le dijeron, según relató al juez un amigo del fallecido, que acudiese con «urgencia» a ver a su médico habitual y «le dieron un documento» para que se lo mostrase, al regresar el afectado a España al día siguiente.

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El 9 de septiembre A.E.M.H. acudió a su ambulatorio en Sestao. El doctor examinó la herida «cicatrizada» y comprobó que estaba sin síntomas. En el informe médico leído ayer durante la vista se recoge que Osakidetza consideró que aquel ataque no implicaba un riesgo de que el paciente se hubiese infectado de rabia, al no haberlo considerado los médicos que trataron al paciente en primera instancia en Tánger. El propio facultativo dijo ayer que aquello le «sorprendió». También afirmó que el afectado no le facilitó informe médico alguno sobre la atención recibida en Marruecos.

Con estos antecedentes el facultativo optó por iniciar el procedimiento habitual cuando una persona sufre la mordedura de un animal. Le pautó antibiótico y examinó su cartilla de vacunación. Quería comprobar si había recibido los sueros antitetánico y antirrábico, al ser esta una enfermedad presente en Tánger. Llamó a la enfermera responsable de la vacunación en el centro para realizar unas comprobaciones y, mientras esta llegaba, pidió al afectado que aguardase en la sala de espera. Pero cuando la sanitaria apareció se había marchado, según relató ayer el facultativo ante el juez.

El doctor dijo que «la idea era mantener una consulta telemática con el servicio de medicina interna», con mayor conocimiento de la rabia, enfermedad que se trata a nivel hospitalario. Pero no llegaron a poner en marcha el proceso «porque nos quedamos bloqueados» al irse el paciente.

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No hubo llamada telefónica

La abogada que representa a la familia preguntó al doctor «por qué no llamó por teléfono» a su paciente durante los días siguientes, dado que en Osakidetza tenían sus datos, para comprobar si estaba infectado de tétanos o rabia. El galeno contestó que esperaba verle en los días siguientes, ya que le indicó que regresase al acabar el antibiótico. Pero no volvió a estar más con él. El afectado falleció el 13 de diciembre en Cruces, tras acudir dos veces en noviembre a urgencias de este hospital.

El perito de Osakidetza aseguró ante el juez que «es evidente que en el hospital de Tánger no se le dio una atención eficaz» al afectado, les «faltó un informe clínico» y, además en Osakidetza se consideró que «la probabilidad de que (el paciente) estuviese contagiado de rabia era muy baja». La familia del fallecido, por su parte, considera que hubo negligencia médica por parte de los profesionales del Servicio de Salud y piden algo más de 400.000 euros de indemnización.

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