213 niños saharauis disfrutan de Euskadi
Los menores, que aterrizaron ayer en Loiu, pasarán el verano con familias de acogida, lejos de las duras condiciones del desierto
Las sonrisas y los abrazos marcaron la jornada de ayer en el aeropuerto de Loiu. 213 niños saharauis llegaron a Bilbao para reencontrarse -y en ... muchos casos conocer- a sus familias de acogida vascas. La llegada estaba prevista el 30 de junio, pero debido a «problemas con los pasaportes» no han podido aterrizar hasta ayer. Los menores por fin disfrutan de Euskadi, donde permanecerán hasta el 27 de agosto. La Representación del Frente Polisario en España anunció a principios de mes la cancelación de todos los vuelos a España de los niños saharauis, incluidos en el programa 'Vacaciones en paz 2025'.
Gracias a esta iniciativa, varios miles de menores refugiados del Sáhara Occidental pasan cada verano con familias españolas, lejos de las duras condiciones del desierto. El motivo de dicha cancelación, según indicaron, es que «aún no se había resuelto el problema con la emisión de los pasaportes colectivos pendientes». Esta circunstancia ha afectado a todas las comunidades autónomas, incluida Euskadi.
César Villamor, miembro de la asociación ATFAL de Getxo, ha acogido por tercer año consecutivo a uno de los niños que llegó ayer. Se llama Bachir y tiene 10 años. «Queremos concienciar a las familias de lo que pasa en el Sáhara. Se trata de que los niños tengan revisiones médicas y que se lo pasen bien». Durante la estancia, los menores realizan todo tipo de actividades: van a la piscina, a la playa, hacen excursiones, conocen a otros niños...
Cariño y agradecimiento
Una de las partes más bonitas, según indica César, es el vínculo que se crea con ellos. «Tenemos hijos mayores, y con esta experiencia volvemos a revivir tiempos anteriores. También conocemos a otras familias de acogida. Es enriquecedor», asegura. A los niños les espera un verano de lo más movido. Este domingo se juntarán en Tolosa con familias de acogida de otros puntos. También harán una excursión al acuario de San Sebastián y organizarán una comida en las fiestas de Algorta. ¡Y también han dejado un hueco para hacer surf!
Simbarek Moh, integrador social, trabaja como monitor y traductor en el programa 'Vacaciones de paz', y asegura que la experiencia es «emocionante». «Hay mucho cariño y agradecimiento», relata. Familias y niños son conscientes de que la estancia tiene fin, lo saben desde el principio, pero las despedidas siguen siendo duras. «Siempre caen muchas lágrimas, pero también son de alegría. Nos separan muchos aspectos culturales y religiosos pero se crea una relación especial por encima de todo eso». El viaje tiene fecha del vuelta, el 27 de agosto, pero el recuerdo permanecerá con ellos toda la vida. «Esta experiencia saca el lado más humano de las personas», celebra Simbarek.
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