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«Sois unos sinvergüenzas». Un grupo de pasajeros de un tren de Renfe de la línea de Cercanías C-3 se armó de valor en ... la noche del pasado viernes y decidió actuar contra cuatro grafiteros que habían detenido el tren en el que viajaban para bombardearlo con pintura. Sucedió en la estación de Ollargan (Arrigorriaga). Los ciudadanos, uno de ellos con un paraguas en la mano como única defensa, consiguieron molestar lo suficiente a los encapuchados, que decidieron abandonar el andén sin haber acabado del todo su acción delictiva.
Los grafiteros, que mostraron agresividad y nerviosismo en todo momento, terminaron por agredir a varios miembros del grupo de pasajeros que les había obstaculizado. Sucedió sobre las once de la noche. Dos de ellos resultaron heridos, con diversas contusiones, y tuvieron que ser trasladados al hospital de Basurto para curar alguna brecha y hacerse un chequeo, según informó ayer Renfe. La compañía anunció, además, que denunciará los daños ocasionados en los vagones y colaborará con la Ertzaintza mediante la entrega de las imágenes de las cámaras de seguridad que pueda haber en sus servidores para tratar de identificar a los autores.
El vandalismo y los grafitis son cuestiones muy serias en el núcleo de Cercanías de Bilbao. De hecho, en los últimos años, Renfe ha invertido una cantidad de dinero importante para mejorar la videovigilancia. Incluso está utilizando drones para tratar de frenar este fenómeno, aunque solo pueden volar de día. En 2022, por ejemplo, causaron daños por valor de 650.000 euros en los convoyes que la compañía pública opera en Bizkaia y Gipuzkoa, tras registrarse 210 ataques, el doble que hacía una década. Y, aunque la situación no es buena en ninguna de las tres líneas de Bizkaia (Margen Izquierda, Zona Minera y Basauri-Llodio-Orduña), la ruta hacia Álava es la más conflictiva.
Lo sucedido en Ollargan es fruto del hartazgo de los usuarios, que también piden una mayor presencia de vigilantes de seguridad para intentar abortar este tipo de actos incívicos y que son susceptibles de ser castigados con cárcel, al ser considerados un ilícito penal de daños. El forcejeo entre los ciudadanos anónimos y los grafiteros quedó registrado en un vídeo que está teniendo gran repercusión. Aunque las imágenes no recogen el momento preciso de la agresión final, sí se percibe cómo los viajeros se encaran con los delincuentes y les recriminan su actitud, en parte porque les parece «una acción de sinvergüenzas», pero también porque están impidiendo la circulación del convoy. En la escena se palpa la tensión.
«El tren no arrancaba y no sabíamos qué pasaba. La unidad estuvo detenida casi media hora», contó ayer un testigo a EL CORREO. Al parecer, durante el largo rato que dura el altercado, no se presentó ningún vigilante ni empleado. «Algunos usuarios se dieron cuenta del ataque y se acercaron para recriminar a los vándalos desde el andén», apuntó la misma fuente. Con la unidad parada, mientras tres ensuciaban las ventanillas y el metal, otro se encargaba de intimidar a los ciudadanos que se habían acercado para censurar su acción.
El bombardeo de los grafiteros siguió en medio del cruce de insultos y gritos. «Esto lo pagamos los demás», llegó a decirle uno de los pasajeros. «Yo también pago», le respondió el sujeto que estaba más nervioso. «¿Tú también pagas? Tú lo que eres es un sinvergüenza», zanjó el usuario. La tensión continuó y los clientes de Renfe no se amedrentaron y siguieron con su presión. Poco a poco avanzaron por el andén y finalmente lograron alejar a los encapuchados.
Fue poco después cuando se produjeron las agresiones, que no quedaron grabadas en el teléfono móvil que había filmado la secuencia anterior. Cuando el guarda de seguridad llegó a Ollargan se topó con «al menos diez personas en las vías» y con dos heridos. La compañía solicitó la presencia de la Ertzaintza y de los servicios sanitarios, que evacuaron a los afectados al hospital de Basurto donde uno de ellos recibió «puntos en la cabeza y la ceja», contó un allegado que, eso sí, recalcó que su intención «no es estigmatizar al colectivo de los grafiteros». «Quienes participaron en los incidentes del viernes poco o nada tienen que ver con quienes hacen grafitis. Eran gente con la cara tapada sin principios ni valores».
Los hechos han causado indignación en Arrigorriaga, el municipio al que pertenece el barrio de Ollargan. El Ayuntamiento mostró ayer su rechazo por lo ocurrido y su apoyo a los vecinos afectados. «Este tipo de acciones son totalmente inaceptables e intolerables y no tienen cabida ni en Arrigorriaga ni en ningún otro sitio. Todo nuestro apoyo y solidaridad a las personas agredidas».
También un allegado de los golpeados mostró su enfado, con un mensaje en el que, advirtió, no quería «estigmatizar» al colectivo de los grafiteros, pero sí condenar los hechos. «Quienes participaron en los incidentes poco o nada tienen que ver con quienes hacen grafitis. Eran gente con la cara tapada sin principios ni valores», censuró.
Hay que recordar que los jueces pueden dictar penas de cárcel contra las personas que realicen este tipo de actos. Varias sentencias del Tribunal Supremo concluyen que ya no se trata de una falta sino que puede llegar a constituir un delito de daños, porque los vagones han de ser lijados y pierden capas. «No se trata de un simple deslucido».
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