Ainhoa Cantalapiedra, de pasear por Galdakao a hacerse las Américas
Presenta su nuevo trabajo tras más de veinte años de trayectoria y una inolvidable victoria en Operación Triunfo
Corría el invierno de 2003 cuando el jurado de Operación Triunfo anunciaba la ganadora de la segunda edición del programa: Ainhoa Cantalapiedra. La artista galdakoztarra se proclamaba vencedora del concurso, mientras Bizkaia vibraba al conocer la noticia. En especial, su municipio natal, que se volcó en las celebraciones. Los vecinos vivieron en primera persona los nervios y la ilusión de ver cómo la niña que paseaba por Galdakao y disfrutaba de las fiestas junto a su cuadrilla se convertía en un referente de la música a nivel nacional: «Me habría encantado ser omnipresente en aquel momento. Poder estar viviendo la final, pero también en el frontón con mi gente. Según me contaron aquello tuvo que ser una locura», admite la cantante, que fue reconocida como Vizcaína del año y recibió la medalla de honor de Galdakao.
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Pero, ¿qué ha sido de Ainhoa Cantalapiedra 20 años después de aquel momento? Lo cierto es que la artista encontró un buen filón en México, donde puso voz a sintonías de telenovelas y se convirtió en un rostro conocido en el país americano. De eso hace ya «siete años». «Me fui cuando tenía 35 y tras terminar una relación complicada y larga. Tenía muchos fans de Latinoamérica que me escribían y decían que fuera a probar allí. Y así lo hice, me sentía liberada y sin ataduras», rememora.
Durante años, vivió a caballo entre las capitales de México y España. «Estaba allí seis meses y aquí otros seis. Pero tengo el corazón un poco partido, como diría Alejandro Sanz», bromea. «Cuando estaba aquí pensaba en México y viceversa. Son mundos muy parecidos y a la vez muy diferentes». Siempre que su agenda se lo permite regresa a Galdakao, donde los planes del día a día y los reencuentros con familiares y amigos se suceden: «Lo mejor de las buenas relaciones es que aunque pase tiempo, parece que te has visto ayer», asegura.
«Búscate un buen abogado»
Aquí, en Galdakao, no pierde oportunidad «de pasear con mi hermana hasta Usansolo, o irme al monte siempre que puedo. Es algo que echo en falta en Madrid», cuenta. No son pocos los que en sus salidas la reconocen y le piden una foto. «Sigo viviendo la experiencia O.T. diariamente, y me da pena no llegar a entender la magnitud de todo el cariño que recibí del País Vasco. Alucino con que aún hoy me pare la gente por la calle», confiesa.
Cantalapiedra está inmersa ahora en su nuevo trabajo 'Arrastrando un cadáver', su quinto album. Un título desconcertante, que la artista explica que nace de la importancia de «dejar de estar atados a una costumbre que a veces pesa más que el amor y luchar por vivir, no por sobrevivir. Este disco es un canto a la confianza», argumenta. Y también un acercamiento al bolero. El single del disco que lleva el mismo título «alcanzó la primera semana el número 16 de Itunes, es un logro para mí porque trabajo sin discográficas, y todo es más complicado». Rompió con la productora vinculada a Operación Triunfo cuando terminó el contrato. «Desde entonces me lo pago todo yo, y he recurrido al 'crowdfunding' para recaudar fondos y poder seguir sacando adelante mis trabajos».
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– ¿Si tuviera que aconsejar a las nuevas generaciones que entran en el mundillo, que les diría?
– Pues todo lo que me hubiera gustado que me dijeran a mí y no lo hicieron. Que sean ellos mismos, y luchen por la autenticidad; que se rodeen de buena gente, de un buen manager y, sobre todo, de un buen abogado musical para evitar timos o que se aprovechen en los contratos.
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