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Alumnas del instituto de Etxebarri introducen platos en la maquina expendedora de recuperación de alimentos E.C.

4.000 raciones de comida salvadas en Etxebarri

La iniciativa organizada por la Fundación Residuo Cero, en la que participan los alumnos y el Ayuntamiento de la localidad, calcula haber recuperado alimentos por valor de 22.740 euros desde 2022

Iñigo Agiriano

Etxebarri

Lunes, 25 de noviembre 2024, 12:49

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En 2021 la Fundación Residuo Cero se impuso en el V Concurso de Pymes e Ideas Innovadoras de Etxebarri con su proyecto 'Rexcatering' para la recuperación de excedentes y el consumo eficiente de alimentos. Así surgió una iniciativa que ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de la localidad, y sobretodo con la inestimable participación de los alumnos del instituto. Hoy, tres años después, calculan haber recuperado una cifra cercana a las 4.000 raciones de comida, que se traduce en unos 22.740 euros. Ya se han expandido por otros municipios en Euskadi.

Los estudios realizados en los comedores escolares de Etxebarri descubrieron que entre el 7 y el 10% de la comida en buen estado terminaba en la basura. Rexcatering surgió como una respuesta a este problema, frente al que planteaba un plan de acción tan sencillo como efectivo. Los monitores debían encargarse de termosellar los envases para después pasarlos por una abatidora de temperatura, un proceso que disminuye la aparición de bacterias. Tras ese paso entraban en juego los alumnos, encargados de etiquetar los productos y de llevarlos hasta la maquina expendedora, que se ubicó en la casa de cultura de la localidad.

Durante estos años este proceso se ha realizado en la hora del patio, pero tan solo los estudiantes de bachillerato están autorizados a salir del centro durante el horario lectivo. De ahí que se buscara una fórmula para que los alumnos más jóvenes pudieran participar. Gracias a la colaboración de la AMPA y de la fundación Harribide, centrada en el trabajo con la juventud, el colegio Kukullaga se ha sumado al proyecto y los chicos y chicas transportan la comida acompañados de adultos responsables.

Rexcatering surgió desde la asociación de voluntarios de Galdakao GBGE. Su proyecto Nevera Solidaria fue el primer impulso para realizar algo de este tipo. Ainhoa Crespo, una de las figuras clave de la Fundación Residuo Cero destaca la diferencia entre ambos iniciativas. «Rexcatering está más profesionalizado que la Nevera Solidaria. Si una fue la precursora, la otra es la hermana mayor que fue a la universidad», bromea.

El programa cuenta ya con 16 máquinas de este tipo instaladas a lo largo y ancho de Euskadi y ahora trabaja por expandirse a otros lugares. Proximamente su labor llegará a las provincias catalanas de Lleida y Barcelona. «No se trata únicamente de colegios», explica Ainhoa, «también colaboran con nosotros residencias de mayores y nuestro objetivo es llegar a los hospitales, que generan una gran cantidad de excedente cada día».

Cambio de conciencia

A pesar de las grandes cifras que Rexcatering presenta tres años después de su puesta en marcha, Ainhoa no se centra en eso. «Lo más curioso es que año tras año, los centros escolares insertan menos comida en las maquinas porque acaban reduciendo su desperdicio. Este es uno de nuestros objetivos fundamentales, no solo, recuperar lo que se va a tirar, sino intentar que lo que se va a tirar sea lo mínimo posible». Ainhoa pone el ejemplo del colegio Iraurgi de Azpeitia, que ha disminuido en un 15% el desperdicio desde la puesta en marcha del proyecto.

Sobre los factores que hay detrás de esta reducción, explica que se deben a una mezcla de varias cosas. «El proyecto está asociado a una aplicación que nos va dando estadísticas constantes, de lo que está pasando en nuestras cocinas, y también en nuestras máquina de vending. Así podemos ver, por ejemplo, que en un comedor cuando sirven lentejas sobran de media quince raciones. Por tanto la próxima vez que haya esa comida se puede reducir poco a poco la cantidad ofrecida, generando un excedente menor».

Por otro lado es fundamental la participación activa del colegio. «No solo ayudan en el etiquetado y en el transporte sino que además lo trabajan en clase». De esta forma el propio alumnado comienza a adquirir una conciencia sobre lo que supone el desperdicio de comida y cambia sus hábitos.

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