Cinco minutos por Félix y Simón

Tal día como hoy, hace ochenta años, las calles de lo que entonces era Ugao- Miraballes, un pueblo rural como muchos otros del entorno, sufrieron la devastación y la barbarie de la guerra. El bombardeo sirvió de experimento, al igual que en muchos municipios, del lanzamiento de decenas de bombas sobre la población civil, algo que después se repetiría en la Segunda Guerra Mundial.

A las once y media de la mañana, ni un minuto antes ni uno después, los aviones italianos se cebaron con la localidad. Las sirenas y el repique de las campanas de la iglesia advirtieron a los residentes de lo que se avecinaba y los que pudieron se dirigieron apresuradamente hacia el refugio de Astibi. Todos menos Félix Urrutikoetxea, un agricultor de la villa, y Simón Agirre, trabajador de la Diputación que cuidaba los caminos. A ninguno de ellos les dio tiempo a resguardarse, así que, ante las prisas, decidieron introducirse en una alcantarilla.

Creyeron que era la mejor opción, pero sorprendentemente su improvisada elección se convirtió en su ruina. El fatídico destino provocó que una de las bombas cayera en el agujero haciéndoles volar por los aires. Un burro atado en un poste cercano, de hecho, sobrevivió. Félix, sin embargo, falleció en el acto, mientras que a Simón le trasladaron al hospital en estado muy grave y nunca volvió a su hogar.

Con un sentido homenaje a estos dos vecinos, la asociación Cinturón de Hierro de Miraballes-Burdin Hesia Ugaon arrancó ayer por la mañana la que será la sexta semana histórica del colectivo, que concluirá el domingo con una visita guiada a los búnkers de la localidad en un acto que incluirá una trinchera viviente en la que 27 personas se vestirán con atuendos de la época. «Hoy nos acordamos de nuestros dos vecinos que perdieron la vida, pero también del resto de personas que sufrieron bombardeos en 37 localidades vizcaínas», señaló ayer Iñaki García Uribe, representante del colectivo.

Aintzane Ezenarro

El reconocimiento a Urrutikoetxea y Agirre comenzó exactamente a la misma hora a la que el obús impactó contra su escondite. Y, en esta ocasión, por tratarse del 80 aniversario, además del alcalde de la localidad, Ekaitz Mentxaka, también estuvieron presentes los mandatarios de Arakaldo, Jabi Asurmendi; Arrankudiaga, Itziar Duoandikoetxea; y Zeberio, Karlos Idirin. Asimismo, asistió al homenaje Aintzane Ezenarro, directora del Instituto de la Memoria, Gogora. García Uribe entregó dos rosas, una blanca y otra roja, a los familiares de las dos víctimas, que se mostraron emocionados en una cita que duró poco más de cinco minutos.