El Museo de Bellas Artes recibe un boceto de Anselmo Guinea de la vidriera de la Diputación
Donado por Iñaki Urricelqui, el dibujo apareció en el mercado anticuario de Barcelona, ciudad donde estaba el taller que elaboró el enorme vitral
La creación de la vidriera monumental que ilumina la gran escalera del Palacio de la Diputación de Bizkaia fue un proceso complicado. El artista que ... la creó, Anselmo Guinea, tuvo que ceñirse a las instrucciones estrictas de una comisión a la que le costó un tiempo ponerse de acuerdo consigo misma. Un testimonio valioso de este episodio de la historia del arte en Bizkaia acaba de ser donado al Museo de Bellas Artes de Bilbao. Se trata de un boceto del vitral dibujado por el propio Guinea que fue entregado este lunes por Iñaki Urricelqui, en un acto celebrado en el mismo palacio, edificio que cumplirá 125 años el jueves 31 de julio, día de San Ignacio.
El acto de entrega contó con la presencia de la diputada general y presidenta de turno del patronato del museo, Elixabete Etxanobe, y del director del mismo, Miguel Zugaza. Etxanobe recibió el dibujo original de manos del donante frente a la monumental vidriera modernista. El boceto, realizado en acuarela, lápiz y tinta sobre cartulina (12,5 por 17,8 cm), formó parte del proceso creativo de Guinea para la vidriera, encargada y realizada entre 1897 y 1900. Es muy probable que sea uno de los primeros esbozos donde ya se definían los elementos finales de la composición. Posiblemente Guinea lo dibujó para que sirviera de referencia a Antoni Rigalt, el vidriero de Barcelona encargado de la realización final de la obra.
Esto daría sentido a que el boceto apareciese en el comercio anticuario de Barcelona, donde fue encontrado y adquirido por Urricelqui. Según explicó, el dibujo estaba en una carpetilla, entre varios papeles no relacionados con él. No tiene ninguna anotación al dorso, ni iba acompañado por ninguna documentación que lo identificara. Pero Urricelqui, historiador del arte que ha desarrollado su carrera profesional en la gestión de museos, conocía bien la obra de Guinea desde su paso por el Museo de Bellas Artes bilbaíno, donde «realicé mis prácticas, en su departamento de documentación y catalogación». Cuando encontró este boceto «en un mercado de Barcelona, fue un dichoso hallazgo casual. No dudé en adquirirlo porque sabía que tenía delante algo ciertamente singular». A ello contribuyó «mucho que la obra final, la vidriera, fuera la portada de un libro de cabecera, 'Ideologías artísticas en el País Vasco de 1900', de Javier González de Durana».
«Durante un tiempo he sido propietario accidental de un bien cultural que, en mi opinión, pertenece al pueblo de Bizkaia y de Bilbao», añadió Urricelqui. «Es parte de su patrimonio cultural, un testimonio de su capacidad creativa a través de uno de sus más insignes artistas y parte de un proyecto decorativo felizmente culminado y que hoy podemos disfrutar».Tras la entrega, Mikel Lertxundi, técnico del Departamento de Archivo y Documentación del museo, ofreció una conferencia en el salón de actos del Palacio, en la que explicó el programa decorativo del edificio, con especial énfasis en la vidriera, una alegoría de Bizkaia, su pasado y su futuro, unidos por la laboriosidad del país, en la que se representan sus oficios tradicionales, el comercio la industria, las artes, el saber y la religiosidad. Su concepción fue supervisada por una comisión integrada por políticos y los historiadores Jaime Labayru y Carmelo de Echegaray. Lertxundi destacó que a pesar de las restricciones que supusieron las detalladísimas instrucciones que recibió, Guinea logró incorporar elementos innovadores. Su diseño modernista fue un raro guiño a la estética contemporánea en un proyecto dominado por propuestas más conservadoras.
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