La Lotería Nacional de hoy sábado: comprobar resultados del 6 de diciembre
Karpov, en los salones de la Sociedad Bilbaína. e. c.

La mesa de Karpov

Bilbaínos con diptongo ·

jon uriarte

Lunes, 24 de mayo 2021, 00:57

Es cuadrada. La sostienen unas patas de madera cargadas de secretos. No es por tanto la mesa artúrica. No hace falta. Se basta y se ... sobra así para cobijar a reyes y reinas. Y, a veces, a líneas dibujadas por el hombre para dejar su huella. La primera vez que la vi juraría que me desafió a una partida. Juego al ajedrez poco y mal. Nivel niño torpe. Así que decliné la oferta y opté por conocer su biografía. Es apasionante. Tanto como Anatoli Karpov. La leyenda de las partidas sobre baldosas en blanco y negro. Un campo de batalla tan elegante como implacable. Muerte o tablas. Jamás hay tregua. Ese es el mundo que le trajo a Bilbao.

Publicidad

Cuando en 2007 Karpov pisó la flamante Sociedad Bilbaína para una cita que incluía partidas simultáneas, no solo era un gran maestro del ajedrez. Sino mucho más. Se cumplían 20 años del día en que nos pusimos ante la pantalla para ver su enfrentamiento con otro genio. No había, ni de lejos, la oferta televisiva actual. Pero 13 millones de espectadores vieron la partida entre Karpov y Kasparov. Dos décadas después, cuando llegó a la Bilbaína, habían muerto muchos reyes. Y aún así los ojos del niño nacido en Zlatoúst guardaban el halo inquietante de la extinta Unión Soviética. Como si adivinara los pensamientos.

Que se lo pregunten a José Luis Cazorla, jefe de la secretaría y uno de los jueces en la cita. Fueran los nervios o la llamada de la naturaleza, uno de los jugadores pidió ir al baño y comunicó al juez la ficha que había movido con el fin de informar a Karpov. No hizo falta. El maestro llegó, vio y movió. Recordaba a la perfección la disposición de las fichas en todos los tableros. El resultado, sin mucho esfuerzo ni sudor, fue de 2 tablas y 18 victorias por jaque mate.

Tuvo tiempo para disfrutar de la gastronomía, de las cosas de nuestra villa y de un salón de ajedrez considerado de los más antiguos en activo. Le agradó saber que el cubano José Raúl Capablanca, al que admiraba y que fue campeón mundial de ajedrez de 1921 a 1927, también había jugado en la Bilbaína. Como el también ruso Alexander Alekhine. Le debió gustar la experiencia, porque regresó el 16 de diciembre de 2018.

Publicidad

¿Quizá una clave oculta?

Hubo más visitas antes y después a otros lugares. Pero, por algún extraño motivo, esa mesa firmada me tiene atrapado. Como si la rúbrica fuera una clave oculta. Quién sabe. En 2007 la llamada Segunda Guerra Fría era solo un eco que apenas sobrevivía en las películas de Bond. Pero algo tiene ese tablero.

Puede que se deba a que Karpov nunca jugó, al menos en su momento más triunfal, partidas sin pincelada de misterio. Por eso imaginábamos espías en las filas del fondo, tras los cortinones, con uno de esos minúsculos pinganillos que llevan los agentes secretos. O puede que fuera más sencillo. La simple exhibición de una mente prodigiosa. Envidio a quienes almorzaron con él. Trascendió lo justo y tuvo sus momentos con la prensa.

Publicidad

Ante ella aseguró que Bilbao era perfecta para acoger los campeonatos más ilustres y mundiales de ajedrez. Y que no entendía cómo no era una asignatura obligada en ikastolas y colegios. Pero seguro que hubo otras conversaciones. Me gustaría pensar que pudo desvelar su vida hasta ese 1966 en que, con 15 años, se convirtió en el maestro nacional más joven de la URSS. O si Bobby Fischer le contó alguna vez la verdad de la renuncia a defender su título ante él. Puede que hasta deslizara alguna confidencia sobre sus partidas frente a Kasparov.

Pero algo me dice que es hombre discreto. Y directo. Como su juego. Clásico y organizado. Sin la agresividad de otros. Valorando cada pieza. Jugando con todas. Incluido el rey al que protege sin arriesgar, pero al que también hace trabajar. Como él. Sigue activo. Ayer cumplió 70 años. No sería raro que le volvamos a ver por estos lares. Quizá quiera añadir otro mensaje secreto a su vieja firma. De momento, nosotros hacemos la apertura.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad