«Merezco que reconozcan cómo el amianto perjudicó a toda una generación»
Los trámites para activar el fondo de compensación a las víctimas de este mineral comenzarán esta próxima semana
El amianto se empleó de forma masiva en el sector industrial a partir de los años 50. Y la primera sentencia que se dictó por ... contaminación derivada del manejo de este mineral se dictó a finales de los setenta. Sin embargo, España no lo prohibió hasta hace dos décadas, lo que ha dejado a miles de personas con cáncer de pulmón, pleura o asbestosis (una enfermedad pulmonar) provocados por el contacto con esta sustancia.
La creación de un fondo de compensación para las víctimas del amianto es una reclamación histórica de este colectivo. Según estimaciones del INE, entre 2007 y 2017 más de 41.000 personas fallecieron por enfermedades derivadas de la exposición a esta sustancia. El problema radica en que los síntomas de estas dolencias tardan entre 20 y 40 años en aparecer, cuando las empresas responsables de la contaminación ya han desaparecido, por lo que para los afectados es imposible exigir responsabilidades a nadie.
Ante esta situación, las cortes generales aprobaron el pasado junio la creación de un fondo de compensación de 25 millones para quienes hayan sufrido perjuicios en su estado de salud debido a la presencia de amianto «en su ámbito laboral, doméstico o ambiental». Se trata del primer proyecto de ley aprobado en el Congreso y Senado a propuesta del Parlamento vasco.
La nueva legislación preveía que la puesta en marcha del fondo del compensación debía realizarse, como mucho, en el plazo de tres meses desde la publicación de la ley en el Boletín Oficial del Estado. Aunque no se han cumplido los plazos -la ley fue publicada en el BOE el 9 de octubre-, esta próxima semana el Ministerio de Sanidad impulsará por fin su desarrollo legislativo.
Jon García, portavoz de la Asociación de Víctimas del Amianto en Euskadi (ASVISIAME), avisa de que la aplicación «dependerá de la letra pequeña del reglamento». De hecho, el texto legislativo no aclara la cuantía que se transferirá a las víctimas ni su periodicidad.
Respecto a las personas que se beneficiarán, la ley especifica que serán aquellos que han obtenido el reconocimiento de una enfermedad laboral ocasionada por el amianto. También estarán incluidos quienes demuestren sufrir una dolencia causada principalmente por la exposición a este mineral y los herederos legales de un fallecido por estos motivos. Tres vizcaínas que esperan acceder a esos fondos narran el sufrimiento padecido durante décadas.
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Josefa Domínguez Víctima por contaminación ambiental
«Soy la primera vizcaína diagnosticada de amianto ambiental»
Josefa Domínguez tiene placas pleurales bilaterales y las vías respiratorias dañadas. «Al principio pensaba que era asma, pero poco a poco ha ido a peor», cuenta. Según explica, es la primera persona con una enfermedad reconocida por amianto medioambiental en Bizkaia. «Quedé en shock», asegura todavía asustada.
Nació en Galdakao, en una zona rodeada de fábricas que trabajan con amianto. «La contaminación ambiental se puede contraer a 500 metros a la redonda y la fábrica más lejana de mi casa estaba a 200», afirma. Domínguez explica que «si una persona tiene una papeleta para tener cáncer», ella tiene 100. Aún así, es positiva. «No me queda otra. A esta enfermedad se suma mi epilepsia, la osteoporosis, la artrosis y mi depresión. Prefiero no pensar en el futuro», asegura con firmeza.
«¿Por qué a mi? Yo no lo he buscado, es algo que me ha venido sin buscarlo», afirma. Domínguez está segura de no ser la única persona de Bizkaia contaminada por el ambiente: «En la zona en la que he vivido la mayoría de gente que ha fallecido ha sido de cáncer. En mi portal hay más de cinco persona con uno. No puede ser una casualidad», dice.
Respecto al fondo de compensación, tiene claro que va a luchar e «ir a por todo». Más allá de la importancia de recibir una remuneración económica, destaca la necesidad de recibir un reconocimiento institucional.
La sintomatología por exposición al amianto no aparece hasta 30 o 40 años después
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Josune Rodríguez Hija de víctima
«Nunca llegué a pensar que los dolores de mi madre estaban ligados al trabajo»
La madre de Josune Rodríguez falleció hace 14 años. Su hija aún recuerda cómo se quejaba de un dolor en los pulmones. «En casa no le dimos demasiada importancia y cuando quisimos hacerlo ya era tarde», explica. «Mi madre falleció por un mesoteloma pleural 20 días antes de nacer mi hija. Cuando fuimos al hospital nos dijeron que ya era tarde», cuenta Rodríguez, que exige poder beneficiarse del fondo «como compensación al sufrimiento de todos estos años».
Rodríguez recuerda que el diagnóstico a su madre se lo realizaron en Navidad y murió en agosto. «Nadie está preparado para esto», dice. «En ningún momento llegué a pensar que los dolores de mi madre estaban relacionados con el trabajo», confiesa. «La mayoría de nuestros de vecinos de Santutxu de aquellos años ha muerto por cáncer, no puede ser una casualidad», añade.
Entre 2007 y 2017 más de 40.000 personas murieron por causas relacionadas con el amianto
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Purificación Lara Viuda de víctima
«No podemos reclamar a nadie, las empresas que contaminan están disueltas»
Purificación Lara, 'Puri', vive «con rabia en el cuerpo» desde hace 17 años, cuando falleció su marido. «Tenía muchos dolores en el cuerpo. Cuando se jubiló se hizo un chequeo. En cuanto le vio el médico con un maximilioma en la pleura le dejó claro que no había nada que hacer», recuerda.
Falleció cuatro años después. «Jose María -su marido- trabajó en La Naval con acero inoxidable y también como soldador. Sin embargo, como estas empresas están ya disueltas no hemos podido reclamar el dinero a nadie», cuenta Puri con un visible enfado. «Es inexplicable, los síntomas le aparecieron de un día para otro», explica. «Mi marido estuvo cuatro años con quimio y se asfixiaba constantemente», añade, mientras recuerda cómo se conocieron mientras él hacía la mili en Granada: «Vine a Santurtzi hace 55 años por él».
Puri no ha trabajado nunca y vive con una pensión de viudedad. «A estas alturas, solo pido que las instituciones reconozcan cómo el amianto ha perjudicado a una generación entera», sentencia.
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