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Un operario, equipado con un equipo completo de protección, desinfecta la superficie del pabellón del pescado en Mercabilbao cuando ya ha concluido la venta. borja agudo

El mercado en el que la pulcritud no tiene precio

La llegada del Covid-19 llevó a Mercabilbao a adaptar sus protocolos de limpieza en unas instalaciones en las que la actividad es continua

Martes, 8 de diciembre 2020, 00:37

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El pabellón es gigantesco, pero solo dos operarios lo ocupan en este momento. Uno conduce un pequeño vehículo eléctrico, mientras el otro lleva una lanza ... pulverizadora conectada al depósito del mismo. Están desinfectando la nave. Ambos visten equipos de protección completos, con buzos blancos, gafas y máscaras, por lo que se parecen más a unos extras de una película de ciencia ficción al estilo de 'La amenaza de Andrómeda' que a lo que realmente son: dos trabajadores del equipo que todos los días somete a las instalaciones de Mercabilbao a una limpieza a fondo. Tan a fondo, que este lugar, que hace unas horas era un hervidero en el que se compraban y vendían kilos y kilos de pescado, luce como una nave industrial sin estrenar.

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El mercado en el que la pulcritud no tiene precio