Los médicos prefieren evitar el hospital «si resulta posible» al final de la vida
Critican el servicio vasco de atención a domicilio, «que está a años luz del de comunidades vecinas, como Navarra»
La mayoría de los médicos preferiría morir en su casa «si es posible» porque son conscientes de que los hospitales no siempre reúnen las ... condiciones necesarias para hacerlo con dignidad, incluso sin sufrimiento. Al final, sin embargo, fallecen como el resto de los mortales, donde bien pueden, que es con frecuencia en la habitación de un centro sanitario.
El País Vasco tiene reconocido por ley el derecho de todo ciudadano a morir en una habitación de hospital individual, pero la legislación, para curarse en salud, introduce el matiz de ««siempre que sea posible». Como consecuencia, en temporadas de gripe o picos de ingresos hospitalarios, pacientes y familiares de enfermos con complicaciones puntuales se ven obligados a compartir su intimidad con un moribundo y sus allegados.
No es la única razón por la que Osakidetza no está bien preparada para atender la muerte, según el vicepresidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos, el vitoriano Alberto Meléndez. «Hay que adecuar los hospitales y mejorar los servicios de atención a domicilio para que cada ciudadano elija libremente dónde quiere fallecer», defiende. «Estoy orgullos de trabajar en Osakidetza, pero el sistema vasco de Cuidados Paliativos está a años luz del que se presta en comunidades vecinas, como Navarra, y de otras como Extremadura y Cataluña», valora el experto.
Voluntades anticipadas
Buena parte del conflicto que plantea la atención al final de la vida se resolvería si se expresase en un documento de Voluntades Anticipadas los tratamientos y cuidados que se desean y se rechazarían el llegar a ese momento crucial de la vida. Más de 6.000 vascos ya lo han hecho, tal como explica el intensivista Iñaki Saralegui, responsable del servicio, dependiente del Departamento de Salud. Según los testimonios recibidos, los jóvenes suelen pedir morir en casa; los enfermos crónicos, más preocupados por la evolución de su enfermedad, eligen el hospital; y las personas mayores, cualquier alternativa que les evite ser «una carga para la familia».
La actual epidemia de enfermedades crónicas provocada por el envejecimiento de la población permitiría organizar mejor los cuidados terminales en casa, por que, según los expertos, es más fácil afrontar eventos previsibles que otros más repentinos, como un infarto. «Cuando la medicina no puede hacer más, el objetivo tiene que ser aliviar el sufrimiento. Cuando puede garantizarse la aplicación de determinadas medidas paliativas en el domicilio, el hospital deja de ser el lugar adecuado para atender la muerte», considera la médico Esther Samper, experta en Medicina Regenerativa y en Comunicación en Salud.
En los últimos veinte o treinta años, la sociedad ha sacado la muerte de los hogares de tal modo que mucha gente no entiende ya, según explica el geriatra Iñaki Artaza, que si se dan las condiciones, el mejor sitio para fallecer es el entorno de uno mismo. «Creen que corriendo al hospital igual le salvan la vida y le están privando del último momento junto a los suyos», argumenta el director de la red de residencias del grupo Igurco.
«La muerte en casa es más plácida y más humana», concluye Jacinto Bátiz, director del Instituto Cuidar Mejor, del hospital San Juan de Dios de Santurtzi. El problema -añade a renglón seguido- es que a los enfermos no se les pregunta dónde prefieren morir y eso lleva a los profesionales a cometer errores».
Imagino mi final...
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