Las siete familias desalojadas tardarán meses en regresar
Aunque aún es «pronto», todo apunta a que el edificio afectado por el fuego, cuyas origen se desconoce, no será derribado
Los vecinos del número 2 de la calle Portu de Barakaldo tendrán que pasar varios meses fuera de sus viviendas hasta que se busque una ... solución arquitectónica que permita asentar el inmueble y devolverle su habitabilidad. En principio, todo apunta a que el bloque (el primero por la derecha si se viene desde el Ayuntamiento) no será derribado, pero sí necesitará una fuerte intervención. Al menos, esta es la información que el Consistorio ha trasladado a alguno de los residentes. En el portal vivían siete familias (un piso, el cuarto derecha estaba deshabitado).
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La alcaldesa, Amaia del Campo, fue cauta ayer por la mañana. Aseguró que aún es «pronto» para saber cuál será la solución rehabilitadora y que habrá que realizar «más estudios» porque hay «daños importantes». Con todo, el vallado colocado evidencia que no hay riesgo de desplome y que parece que la estructura de madera ha podido aguantar un fuego que, sobre todo, ha afectado a la tercera y la cuarta planta (el inmueble tiene 4 alturas). Al menos tres vecinos han pedido ayuda a los servicios municipales para ser realojados.
Respecto a las causas del siniestro, la regidora manifestó que se sigue investigando. Este tipo de incendios son complicados de esclarecer. Los Bomberos, en ocasiones en colaboración con la Ertzaintza, tardan semanas (incluso, a veces, meses) en determinar cuál pudo ser el detonante. «Se está trabajando en ello», apuntó Del Campo.
A primera hora de la tarde de ayer, en el hospital aún había dos personas ingresadas, una de ellas con pronóstico reservado. Hay que recordar que el fuego se desató cerca de las tres de la madrugada, cuando muchos de los moradores dormían. Hubo varios residentes que saltaron por la ventana para escapar de las llamas.
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El ambiente ayer era de desolación. Había todavía cascotes en el suelo y aún olía a quemado. En un rincón había varias botellas de agua que usaron vecinos y Bomberos para refrescarse, así como una manta y una sábana bajera. Si uno levantaba la vista, podía observar cómo el fuego había devorado buena parte del inmueble: las ventanas, el tejado, las cortinas... Todo está quemado en los dos últimos pisos. Y la fachada se encuentra totalmente ennegrecida, como el ánimo de las siete familias.
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