Proyectan transformar la estación de tren de Lutxana en un espacio turístico

Un estudio encargado por el Gobierno vasco explorará las posibilidades turísticas de la estación de tren de Lutxana, de cara a preservar su valor patrimonial y dotarle de nuevos usos, como un centro de interpretación del tren de la Robla. La actuación forma parte del plan de impulso y valorización de activos turísticos en las llamadas zonas de actuación preferente, que recoge iniciativas en la comarca como la promoción de rutas obreras, la rehabilitación de espacios de turismo industrial o el acondicionamiento de vías verdes.

La elaboración del estudio, cuya redacción se prolongará durante seis meses, supondrá una inversión de 84.700 euros. El informe definirá las labores de rehabilitación a desempeñar en la estación para darle un uso turístico complementario. «Explorará la posibilidad de tematizar el edificio y su área exterior. Se trata de recuperar el espíritu de un equipamiento singular con intervenciones que se desarrollarán a futuro en marquesinas, iluminaciones y exteriores», destacaron en el área de Turismo, Comercio y Consumo del Gobierno vasco.

La estación de Lutxana data del año 1894. «Se levantó con el objetivo de vertebrar las comunicaciones que conectaban AHV y los muelles de la ría con Balmaseda, combinando las vías ancha y estrecha», señalaron los responsables del proyecto, que también recordaron que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) ha venido acometiendo obras en el edificio, que han desvirtuado su apariencia inicial, con motivo de los dos atentados sufridos en el inmueble a lo largo de los años. El último, en 2007 –atribuido a la kale borroka–, necesitó de una reconstrucción que no se terminó hasta el 2010.

Las nuevas intervenciones tratarán de devolverlo a su estado inicial, preservando el valor patrimonial. Así, por ejemplo, destacan en su fachada la presencia de arcos escarzanos y molduras decorativas, que lo hacen un edificio industrial ferroviario de primer orden.

La estación, obra de Francisco Henrich y Manuel Oráa, también fue objeto de una ampliación en los años 30. Entonces se llevó a cabo una actuación en su vestíbulo, con el objetivo de que éste pudiera albergar allí las viviendas para el personal. Desde su creación por parte de la Compañía del Ferrocarril de la Robla, el inmueble estuvo rodeado por las vías del tren: a un lado las de vía métrica procedentes de Balmaseda, y a otro la doble vía ancha del tren de Bilbao a Portugalete. En un convenio con los operadores de esta línea se acordó la instalación de salas de espera para viajeros de primera y segunda clase, almacén de equipajes, un gabinete para el jefe de estación y un despacho para la venta de billetes, que se ubicó en la planta superior para que los usuarios accedieran directamente a esta altura por una pasarela metálica sobre las vías del tren de la Robla. Desde el espacio para la compra de tickets partía un tramo de escaleras por el que era posible bajar a un andén. Otra pasarela permitía cruzar este paso para acudir al sentido contrario.

El nuevo centro de interpretación contará con un área expositiva por definir, que podrá ocupar dependencias interiores y también en el exterior del inmueble. Además habrá una zona de recepción, un espacio para conferencias y proyecciones, así como un área técnica y sistemas para garantizar la accesibilidad tanto horizontal, como vertical. En la planta a la altura de los andenes irían los espacios de patrimonio industrial ferroviario, relacionados con el antiguo trazado de La Robla (con sus máquinas a vapor, grúas mecánicas, agujas y demás elementos). Además, será necesario planificar trabajos de urbanización en el entorno, con caminos peatonales, zonas verdes y aparcamientos adecuados.

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