Una treintena de comercios de Portugalete se compromete a mejorar el trato a los mayores

Hace unos días Carlos San Juan recibió el Premio Ciudadano Europeo 2022 por la campaña 'Soy mayor, no idiota', que impulsó para garantizar la atención humana en las sucursales bancarias. Un toque de atención a muchos sectores que propició en Portugalete la aprobación en el pleno de enero de una moción conjunta por parte de todos los grupos para mejorar la atención a las personas mayores, en todo tipo de establecimientos, tanto públicos como privados.

Para llevarlo a cabo, entre otras cosas decidieron poner en marcha una campaña específica para el comercio local, inédita en la localidad, que arranca ahora con el lema ‘Auzoa eginez-Haciendo barrio’, y con 33 establecimientos adheridos, a la espera de que se sumen muchos más. Su objetivo es claro, «crear espacios amigables para ofrecer servicios cada vez más cercanos para los mayores de la villa». Que se sientan acogidos y puedan comprar con total confianza en el pueblo.

¿Cómo? Pues ofreciéndoles un sitio para descansar mientras esperan su turno o dándoles atención preferente. También colocando los productos a su alcance, aceptando entregas a domicilio o pedidos telefónicos, eliminando obstáculos para mejorar el acceso y facilitando el uso de baños si disponen de ellos, entre otros aspectos.

Un protocolo de buenas prácticas, que se resume en «adaptación, claridad, transparencia y cercanía», como ha destacado Txema Ezkerra, concejal de Promoción Económica y Empleo, y que ha elaborado el Ayuntamiento. Los comercios que se han acogido a esta iniciativa, que se mantendrá activa en el tiempo, se han comprometido a cumplirlo. Negocios variados, desde farmacias hasta ópticas, joyerías, peluquerías o carnicerías, que quieren hacer de Portugalete un lugar más empático con los mayores.

Gestos que, no obstante, ya muchos comercios venían realizando, como es el caso de Farmaportu, en la calle María Díaz de Haro, que no ha dudado en sumarse a esta campaña. "Aquí les ofrezco muchas veces gafas si no pueden leer bien algo, les leo los prospectos o les acerco lo que necesitan hasta la puerta", cuenta Edel Gil, quien destaca que todo el manual que le hizo llegar el Ayuntamiento jarrillero él lo lleva poniendo en práctica en su establecimiento desde su apertura, hace casi tres décadas.

Lo que le costará más es buscar una solución al escalón que tiene para acceder a su negocio, en la calle trasera al paseo de la ría. "Cada año me salva una o dos veces de que me entre dentro el agua, cuando coincide que llueve mucho durante días seguidos. Si alguien tiene problemas para entrar o salir siempre les ayudo", explica. En una segunda fase de esta iniciativa puesta en marcha por el Ayuntamiento, se desarrollarán en los próximos meses una batería de medidas, entre ellas ayudas económicas, para tratar de mejorar la accesibilidad a los comercios.

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