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Diana Martínez
Santurtzi
Lunes, 11 de marzo 2024, 10:55
Luchador, tenaz y sin pelos en la lengua. Así era Iñaki Blanco, todo un referente en la lucha por mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad en Santurtzi, sobre todo, y también en Portugalete. Nacido en 1967 en la localidad marinera, primero vivió en el barrio de San Juan y posteriormente se trasladó a Mamariga. Su vida no ha sido fácil –contrajo poliomielitis a los 7 meses de vida–, pero con su actitud guerrera echó para adelante sin importar nada hasta ayer, domingo, cuando falleció por, parece ser, una parada cardiorrespiratoria. Santurtzi llora a uno de sus hijos predilectos, todo un ejemplo de lucha y perseverancia desde que nació.
Tras contraer la enfermedad, pasó una década de su infancia en el hospital San Juan de Dios, del año 73 al 83, donde recibía tratamientos, clases... De todo. Se convirtió en un hogar para él, como para otros tantos niños de la época con enfermedades osteomusculares. Iñaki –un forofo del Athletic y de Coyotes, equipo de fútbol americano de Santurtzi del que también fue presidente– tenía claro que, a pesar de estar en una silla de ruedas, hay que seguir adelante y construir la vida. Por ello, tras salir del centro sanitario se puso a trabajar en una tienda de chucherías que le puso su padre en Mamariga, frente a la iglesia. Y en el 89 se sacó el carnet de conducir. No había quien le parara. También se casó y tuvo una hija hace veinte años.
Su labor con la visibilización del colectivo y la lucha por sus derechos le llevó a participar en Fekoor. Pero quiso dar un paso más allá. Tras trabajar en la ONCE vendiendo cupones hasta sufrir una peritonitis, cofundó junto a Serafín Iglesias, Maricarmen Azkona y varios compañeros más ADISA, la asociación de personas con discapacidad de Santurtzi, viendo que era necesario velar por los derechos de quienes tienen grados de dependencia. «Iñaki pensaba que si nosotros no velamos por nuestros derechos, nadie lo va a hacer», recuerda con cariño Azkona. Así surgió la asociación, para que se tuviera en cuenta su voz y con ello lograr un municipio accesible para todos.
La devastadora noticia de su fallecimiento ha sido «un palo para todos», afirma Maricarmen. La «familia de ADISA» está en shock aún. «Todavía no me lo creo», añade la mujer, quien, como el resto, siente que «nos hemos quedado viudos». «Hay que agradecerle todo lo que ha hecho por las personas con discapacidad». Y ha sido mucho, a pesar de que al principio partían sin los suficientes recursos pues no tenían un local. Se reunían en la calle, bajo el pórtico de la iglesia de San Jorge o delante del Ayuntamiento. «Era una rebelión, para que vieran que necesitábamos un local donde luchar por nuestros derechos».
Al final acabaron con un espacio compartido entre varias asociaciones en Mamariga, lejos aún de lo que la asociación pide: un local propio para realizar distintas actividades y que sirva como punto de encuentro para que las personas que tienen discapacidad puedan hablar entre ellas y ayudarse a seguir adelante. Tal y como hizo Iñaki con Andrés Benzal –creador del grupo de hard-rock Mi Dulce Geisha, fallecido en 2022–, a quien le costó mucho sentarse en una silla de ruedas tras contraer una distrofia muscular progresiva. Un consejo que el propio Iñaki vivió, pues empezó a disfrutar la vida cuando dejó las muletas y se sentó en una silla, en el 89.
«Tenía un gran corazón, su objetivo en la vida fue luchar por los derechos de las personas con discapacidad», recalca Maricarmen. Y lo consiguió con creces. Gracias a la incansable labor de la asociación se han logrado numerosas mejoras en la localidad marinera. Se han puesto en marcha más de una decena de ascensores, todos los pasos de cebra se han rebajado a cota cero, edificios como el Ayuntamiento o la Casa Torre son plenamente accesibles... En definitiva, toda obra nueva que se ha hecho en el municipio en los últimos años ha sido supervisada primero por ADISA con el firme objetivo de eliminar barreras arquitectónicas y logrando posicionar a Santurtzi a la vanguardia de la comarca en ese aspecto. «Es la envidia de la Margen Izquierda en cuanto a accesibilidad», como Iñaki solía afirmar.
«Iñaki ha significado muchísimo, ha sido un referente en el pueblo», expresa con cariño Serafín Iglesias, su «compañero de batalla y lucha». «Estábamos mano a mano defendiendo lo que era mejor para todos, podemos estar orgullosos de todo lo que hizo». Ayer mismo, como centenares de personas que en algún momento de su vida han coincidido con Iñaki, compartía en redes sociales unas palabras hacia él: «Hoy se me ha ido un gran amigo, han sido muchos años de conversación y de estar juntos. Nuestra lucha continúa por hacer de Santurtzi un pueblo más accesible y más inclusivo para todos. Descansa en paz, te has ido como deseabas, en silencio. Yo seguiré la lucha, seguro que desde donde estés me ayudarás».
Presidente, compañero y amigo. Luchó por los premios 'Ponte en mi lugar', que recientemente han cumplido su décimo aniversario. «Iñaki estaba implicado en todo, era uno de los activistas más activo», reconoce Maricarmen. Aunque «a veces le teníamos que cortar un poco porque no tenía pelos en la lengua, pero lo hacía sin maldad». Siempre iba con la verdad por delante. Hace unos días publicaba en sus redes sociales: «Me gustan las personas que eligen brillar aunque la oscuridad esté abrazando su mundo; me gustan las que sonríen para combatir cualquier negatividad interna o del entorno; me gustan las que no se aferran a su orgullo ni a su ego y siempre están a favor de la verdad de los hechos». Y así era Iñaki. Un luchador que, a pesar de las vicisitudes de la vida, siempre iba acompañado de alegría y humor.
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