50 años moviendo los hilos
El grupo 'Bihar' de teatro de títeres cumple medio siglo de vida en Sestao
ANE ONTOSO
Sestao
Martes, 6 de diciembre 2022, 17:08
Hablar de títeres y marionetas con el sestaoarra Felipe Garduño es una delicia. Cofundador junto a su mujer, Nati Cuevas, del grupo de teatro de títeres 'Bihar' en 1972, este año celebra con alegría medio siglo moviendo los hilos. Es «tanto» lo que lo que le ha dado ese mundo, que realmente nunca llegó a salir de él. Ni con la jubilación, porque sigue estudiando el género, defendiéndolo y participa con la Unión Internacional de la Marionetas. Simplemente, pasó a otra dimensión que le permitió dedicarse a lo que más le gustaba. El último aplauso en activo lo recibió el 29 de diciembre de 2013 en un pueblecito de Navarra.
«En la 'ganbara' o camarote de un caserío tradicional navarro y ante un público familiar», evoca. Y donde su sucesora, Ainhoa Etxebarria, también de la localidad fabril, aprovechó el fin de la función para dedicarle unas emotivas palabras a este «titiritero de larga trayectoria». Para conmemorar este aniversario, el grupo ha preparado una exposición que se puede ver en la sala de exposiciones de la Escuela de Música de Sestao.
'Bihar' arrancó su larga andadura con la obra 'El tragaluz', de Antonio Buero Vallejo, y, tras un par de montajes más, concluyó su primera década de teatro de actor con obras de «grato recuerdo» como 'De profesión metalúrgico', con la que participó en el Primer Encuentro de Teatro Independiente del Estado (Madrid, 1976), así como el posterior y primer espectáculo de teatro infantil. La siguiente etapa estuvo a cargo de Cuevas. Como anécdota quedará la cancelación del grupo Tábano, debido al luto por la muerte de Franco de madrugada. Pero sobre todo, el paso de nombres como Gerardo Vera, Ramón Barea o Juan Margallo.
Juanín, el Flecha
Garduño se zambulló entonces en el teatro de títeres, justo en el momento del inicio de su recuperación, tanto en el País Vasco como en el resto de España y el grupo se convirtió en uno de los más activos del resurgimiento. «A finales de los 70 este era casi inexistente en nuestro entorno. Éramos pocos grupos y, aunque sabíamos de nuestra existencia, no nos conocíamos. Todo se creó de nuevo con las referencias tradicionales que se habían perdido», explica. Se refiere a esa «riqueza» en este ámbito del primer cuarto del siglo y primeros años 30 de la República.
Incluso «personajes conocidos como García Lorca, Valle-Inclán o Alberti, y otros menos conocidos pero igual de relevantes», vieron en el títere una oportunidad de «creación literaria, estética y comunicativa hacia los niños y también hacia las personas sensibles». Porque como asevera el titiritero, «parece» que es solo para los más pequeños, sin embargo, siempre ha sido un género intergeneracional, en momentos hasta más para mayores, un recurso de comunicación». De ahí que el retablo pictórico-escultórico luego tomó el nombre de 'teatrillo' para el armazón donde se representan los títeres.
Estos «tienen muchas posibilidades para lanzar sus mensajes», asegura Garduño. También para los regímenes totalitarios, como ocurrió en la Guerra Civil o la Alemania nazi. Ahí está el Juanín, el Flecha y la obra «Juanín contra los monstruos de la democracia». Ya desde la Edad Media, ilustra, «los títeres eran para mayores, que se veían en plazas y mercados. O incluso se han usado como instrumento de distracción, ante la ausencia de anestesia, para los sacamuelas».
A lo largo de los años, el grupo sestaotarra abordó temas de «literatura, folklore, así como de mitología vasca mezclada con la ecología». Estuvieron influenciados, asimismo, por «la sensibilidad, la cuidada estética y la buena manipulación de titiriteros», como los de 'La Gaviota', llegados de Argentina en aquel momento. «La ilusión, la formación teatral y una labor silenciosa pero muy eficaz» les llevó a ocupar un lugar significativo en el mundo de los títeres con 6.000 actuaciones en más de 30 espectáculos que avalan su singladura. Así participaron en las fiestas locales, casas de cultura, festivales y en los teatros más relevantes. También a traspasar fronteras para llevar sus funciones al País Vasco Francés. Y porque no quisieron ir más lejos, porque les llamaron hasta de Praga, Italia o China.
La logística con las marionetas no era un asunto baladí, tampoco la traducción de espectáculos cargados de «contenido». Eso sí, en los 90 la televisión japonesa Fuji les grabó la obra 'Herensuge el dragón de Aralar' para un programa similar a 'Barrio Sésamo' y que lo vieron diez millones de niños en Japón. Aunque para Garduño, que quiere a todos sus 'hijos' «por igual», si tiene que destacar alguna obra sería «por su estética» 'El castillo de Urtubi', «por su efectividad y acogida» 'Salvemos las ballenas', y «por su estética, elaboración, complejidad y técnica» 'La Odisea'.
«Anestésico»
Aunque Garduño ha trabajado codo con codo con su esposa Nati, con los títeres ha estado acompañado por Susana Molledo, Rosa Mª Martínez y Ainhoa Etxebarria, que continúa en la actualidad en solitario llevando el nombre del grupo por toda Euskadi, y ha llegado a exponer los títeres en China. «Bihar Taldea mantiene la esencia del principio -relata la titiritera-. Felipe me enseñó todo lo que sé, éramos pareja artística». Ahora maneja once espectáculos y ha incorporado un cuentacuentos, al que se le sumará otro nuevo próximamente. Para la conmemoración del aniversario, va a estrenar un espectáculo en el festival de Títeres de Sestao, que se celebra a finales de este mes.
Pese a que en un inicio no había pensado dedicarse a ello, este mundo «me enganchó -confiesa Etxebarria-. Es muy bonito y se disfruta mucho. A veces incluso estás enfermo y desde que empieza la función, te metes tanto que se te pasa todo. Es como un anestésico». Algo tendrá porque, como descubre Garduño, a él le ha dado «felicidad, una vida viajera y económicamente desahogada, enormes satisfacciones, conocimientos y el contacto con otros colegas con la misma afición». 'En el camino nos encontraremos', se decían entre ellos. Y, en efecto, así ocurría.